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—Pero al parecer hay una persona que te gusta más que yo.

Me quedé en blanco y la expresión de mi cara se había llenado de signos de interrogación.

—¿A qué te refieres?

Intentó deshacerse de la incomodidad que se había instalado entre nosotros cambiando el tono de voz.

—Yah, ¿cómo no te puedes dar cuenta? Estás completamente enamorada de Park Jimin.

—Qu... ¿Park Jimin? —enarqué las cejas, sin entender muy bien lo que intentaba demostrar.

—Sí —me dedicó una sonrisa que escondía un sentimiento de dolor tras ella.

—Deja de bromear, Jungkook. —Traté de relajar mi expresión facial—. No hace gracia.

Soltó un suspiro descorazonado, pero luego sonrió y continuó.

—Intenta pensarlo por ti misma. Estoy seguro de que aunque hoy haya estado a tu lado, has pensado en el nombre Park Jimin más de diez veces.

Bueno, supongo que no se equivoca. Pero probablemente sea porque paso todo el tiempo junto a él.

¿Verdad?

—Literalmente te brillan los ojos cada vez que hablas de él.

No puedo ver mis propios ojos. Pero si eso era cierto, me imaginé lo incómodo que debió de haberse sentido Jungkook.

—Y seguramente ya estés deseando contarle todo lo que ha pasado hoy —terminó de cerrar sus teorías que, de hecho, eran bastante acertadas.

Abrí la mente y me pregunté si lo que había dicho era cierto. Empecé a sentirme culpable y bajé la mirada. Quería negar todo lo que había dicho, pero ni yo misma estaba segura.

No me gusta Park Jimin.

¿Me gusta Park Jimin?

Soltó una risa suave.

—No tienes que sentirte mal, nuestros sentimientos tienen vida propia. —Jungkook estiró el brazo derecho para darme una suave caricia en el pelo. Bajé la mirada al suelo.

—Yah, no te pongas así. ¿Sabes qué? En realidad esperaba que pasara esto.

Levanté la vista.

—¿Qué? ¿Pero por qué?

—Bueno, desde el primer día de instituto todo el mundo, incluido yo, pensaba que estabais saliendo. Pero entonces se formó Bangtan y me volví cercano a Jimin, desde ese momento aprendí que en realidad solo sois mejores amigos.

Presté total atención a sus palabras.

—¿Entonces?

—A pesar de que asegurarais ser mejore amigos, siempre he sentido que le gustabas a Jimin. O sea... —hizo una pausa y pensó qué iba a decir antes de continuar—. Que le gustabas de verdad. Aunque era bastante obvio.

Se me revolvió el estómago al escuchar su declaración. ¿Yo le gustaba a Jimin?

Era raro, pero raro en el buen sentido, ¿supongo?

—En algún punto tú también empezaste a gustarme, pero intenté respetar los sentimientos de Jimin y me los guardé para mí. Sin embargo, cuando esta semana empezó a bromear diciendo que yo te gustaba, pensé que tal vez me había equivocado en mis suposiciones. De ahí que decidiera pedirte salir.

Se alborotó el pelo antes de continuar.

—Aunque hoy he aprendido que os gustáis mutuamente. Bueno, es solo que... no quiero sentirme como un sujeta velas. Sobre todo cuando el otro chico es uno de mis mejores amigos. —Escuché su explicación sin darle ninguna respuesta, la culpa empezaba a resurgir al oír la última frase.

Estaban pasando demasiadas cosas. Me acababa de rechazar el chico que me gustaba y al que yo también le gustaba, después había empezado a contarme que quien realmente me gustaba era mi mejor amigo. Lo peor de todo es que de hecho estoy muy confundida y no lo estoy negando.

Necesito algo de espacio urgentemente.

—Jungkook-ah.

—¿Hm?

—Gracias por lo de hoy —levanté el mentón y lo miré—, y... lo siento.

—No pasa nada. —sonrió, luego miró al cielo por un par de segundos antes de continuar—. Debería llevarte a casa, se está haciendo tarde.

—Creo que me voy a quedar aquí un poco más. Ya sabes... Para pensar, a solas. —respondí.

—Jimin no me permitiría dejarte aquí sola —me dijo con una sonrisa un poco rara.

—¿Por favor?

Suspiró.

—Está bien, pero no te quedes aquí demasiado tiempo. Y camina solo por calles iluminadas y donde haya gente.

Hizo que se lo prometiera y luego se fue. Me acerqué a las rejas en el borde de la azotea. Me incliné hacia adelante y elevé la vista al cielo estrellado.

Caí inmersa en mis pensamientos, meditando lo que Jungkook acababa de decir. Recordé los momentos que Jimin y yo habíamos pasado juntos. Recordé la primera vez que nos conocimos, estaba hecho un despojo con todo aquel llanto. También recordé la vez en la que les lanzó rocas a los abusones en Halloween, que tuvo como resultado que la madre del matón fuera a su casa, quejándose de la lesión de su hijo a la madre de Jimin. Le castigaron durante tres semanas seguidas, pero nunca se arrepintió de sus actos porque decía que solo me estaba protegiendo. Me reí al recordar todo aquello.

Supongo que el corazón no se me aceleraba cuando estaba con él, pero siempre tenía una sensación cálida en el pecho.

Había una cafetería abierta en la esquina de la azotea. Fui allí y pedí una bebida caliente. En los altavoces sonaba la suave voz de IU, que interpretaba algunas de las canciones de su álbum «Modern Times». Sus vibras vintage, pero tranquilizadoras me ayudaron a despejar la mente, lo retro siempre ha sido lo mío.

Después de mirar al cielo y cavilar en mi cabeza, por fin se me ocurre mirar la hora. Ya son las 22:17. Debería irme ya o podría perder el último autobús.

Bajé en ascensor, el cine seguía abierto. Divisé algunas parejas merodeando, probablemente iban a ver películas a medianoche. Me reí de mí misma, acordándome de que ese mismo día había entrado en el edificio siendo una de esas parejas. Finalmente, salí de allí y cogí un autobús para volver a casa.

Al llegar a mi casa, abro la puerta sin hacer ruido y entro antes de volver a cerrarla por dentro. Las luces están apagadas y supongo que mis padres están durmiendo. De repente, oigo pasos procedentes de la cocina, las luces de la cocina sí estaban encendidas. Fui a ver y encontré a mi padre sirviéndose un vaso de agua.

—Ya estoy en casa, papá.

—Guau, por fin ha llegado a casa la rebelde de mi hija —soltó una carcajada.

Me reí por lo que dijo y le abracé.

—Yo también te echo de menos, papá.

Le di las buenas noches y subí a mi habitación. Me duché y me puse mi pijama, que consistía en una sudadera gris y un jersey blanco holgado. Una vez limpia me di cuenta de lo cansada que estaba, me lancé sobre la cama y me tapé con las sábanas. Comprobé la hora en mi teléfono y supe que eran las 23:04. Debería llamar a Jimin.

El nombre Jimin hacía que sintiera una sensación rara en mi estómago.

Pulsé su contacto en mi teléfono.

"Bobo Dino"

Me quedé mirando la pantalla por unos cuantos segundos antes de darle al botón de "Llamada".

El teléfono comunicó unas dos veces.

Yeoboseyong¹~

Sentí una sensación cálida en el pecho y el ritmo de mi corazón se aceleró al oír su voz.

—Jiminnie —respondí finalmente.

—Gracias por no olvidarte de tu promesa. Cuéntame, ¿cómo te ha ido la cita?

Cómo podría olvidarte, cuando has sido el protagonista en toda mi cita.

—Ha ido bien, supongo... —no estoy mintiendo, ¿verdad? Todo fue bien hasta el final de la cita.

—¿Hmmm? Ya lo sabía. Cuéntame todos los detalles, jovencita —dijo con voz suave pero burlona.

Me quedé en silencio y pensé lo que iba a decir.

—Jungkook es muy dulce. Nuestra ropa combinaba, gracias a ti.

Pude oír su risita.

—¿Entonces?

Empecé a contarle todo lo que había pasado en la cita. Le hablé de las Timberland de Jungkook, de la comida italiana, de nuestras conversaciones, de la película que vimos y de lo increíble que era Hell-meoni, y por último de la sorpresa del jardín celestial de Jungkook. Pero por supuesto, me salté toda la parte en la que Jungkook me rechazó por él.

—Oh, por cierto, deberíamos ver la película esta de 'Twenty'. Te demostraré cómo mi oppa Junho es mucho más guay que tu Taeyang.

—Ey ey ey. Nadie es más guay que Taeyang sunbaenim.

¡Nobody nobody but you! —añadió, cantando la estrofa del éxito de Wonder Girls.

Me reí de su cántico.

—¡Eh! Pero que lo digo en serio, saldrá el día 25. Entonces, ¿podríamos ver el jardín celestial juntos?

Se quedó callado unos segundos.

—No quiero —sonaba serio.

Me desconcertó su respuesta, pero luego se rio y suavizó el ambiente. Me acordé de toda la conversación sobre "Park Jimin" que tuve con Jungkook. ¿Debería sacar el tema?

—Jimin-ah.

—¿Hm?

No estoy muy segura de como decirle la verdad. Lo dejé esperando a que continuara, dudando si decírselo o no.

No estoy preparada para esto. Quizá se lo cuente más adelante.

—Olvídalo —escuché el ruido del agua al otro lado de la línea—. Por cierto, ¿qué narices estás haciendo? ¿Estás cagando o qué?

Hubo otra larga pausa antes de que respondiera.

Solo se rio y me dijo:

—Vete a dormir, anda, pero no cuelgues. Esperaré a que te duermas y luego colgaré.

—Vale. Buenas noches Jiminnie —Cerré mis somnolientos ojos y dejé el móvil a un lado con el volumen al máximo.

—Buenas noches a ti también, Lee Jinhee. —Jimin entonces tarareó las melodías de una canción que nunca antes había escuchado. Estaba muy cansada y casi medio dormida cuando escuché un débil susurro de la otra línea:

—Y gracias...

No pude responder porque el sueño pudo conmigo.






Me desperté de repente. Miré mi teléfono y vi que solo eran las 5:06 de la mañana. Intenté volver a dormirme, pero fue en vano, tenía una sensación extraña en las tripas.

Urgh, pero es sábado y no quiero madrugar.

Decidí relajarme con una carrera matutina. Me puse un atuendo más deportivo y bajé las escaleras.

Mi madre ya estaba despierta y metida en la cocina.

—Buenos días, mi amor, ¿te has levantado muy temprano, no?

—¡Hola mami! —dije con voz aniñada y me acerqué a mi madre.—. No puedo dormirme, así que voy a salir a correr por el barrio.

—¿Entonces puedes llevarle unas magdalenas que hice anoche a la señora Park? Estoy segura de que ya estará despierta ahora que también trabaja los sábados —Mamá me entregó una caja de magdalenas. Estoy segura de que a Jimin le encantaran.

—¡Claro mamá, me voy ya!

—¡Ten cuidado de que no se te caigan por el camino! —se despidió con la mano.

El cielo estaba oscuro, las farolas seguían encendidas como la noche anterior. Hacía frío, pero el aire era fresco y agradable. Después de trotar unos minutos, por fin llegué a la residencia de los Parks. Desde fuera, pude ver que las luces del primer piso estaban encendidas.

Llamé al timbre y esperé fuera de la casa. Se oían pasos apresurados de zapatillas acercándose a la puerta. La señora Park me recibió, llevaba puesto el delantal y el pelo recogido en un moño desordenado.

—Buenos días eomonim² —La saludé con una sonrisa cordial.

—¡Eomeona³! ¡Mi futura nuera está aquí! —Me dio un abrazo y me sonrojé ante lo que dijo.

—Siento lo de la otra vez, estaba demasiado ocupada para saludarte adecuadamente —me miró con una expresión de culpa.

—No tiene importancia eomonim, me alegra ser de ayuda. Ha pasado un mes desde la última vez que nos vimos, si no me equivoco, ¿verdad?

—Oh, sí, querida. He estado tan ocupada últimamente que no he tenido tiempo de pasar por tu casa, venga, entra, ¿quieres? —dijo mientras me arrastraba dentro de su casa.

Me calcé unas zapatillas de andar por casa y la seguí hasta el comedor.

—Por cierto eomonim, he traído magdalenas de parte de mi madre —Coloqué la caja caliente sobre la mesa del comedor.

—¡Qué amables que sois las dos! Por favor, dale las gracias a tu madre de mi parte. —Metió la caja dentro de la nevera. Me di cuenta de que iba de aquí para allá todo el rato.

—¿Necesitas ayuda, eomonim?

—No, querida. Nunca volvería a ponerte la carga de cocinar para mis hijos. Bueno, al menos hasta que te cases con uno de ellos.

Me reí con este último comentario.

—Eomonim, ¿puedo subir a molestar a Jimin?

—Como tú quieras, querida. —soltó una pequeña risa mientras decía eso.

Subí las escaleras lentamente, intentando no hacer ruido. Al pasar por la habitación del hermano pequeño de Jimin, vi que las luces nocturnas estaban encendidas, denotando que la habitación estaba ocupada. Sonreí y miré hacia otro lado, dirigiéndome a la habitación de Jimin.

Abrí suavemente la puerta y entré en la habitación. Su dormitorio estaba completamente a oscuras, tardé unos cinco segundos en darme cuenta de que Jimin no estaba en la cama.

—¿Jimin? —Lo llamé en voz baja.

No hubo respuesta.

Miré alrededor de la habitación. La luz se filtraban por la puerta del cuarto de baño, mostrando que las luces estaban encendidas. Me acerqué a la puerta y llamé.

—¿Park Jimin?

Otro inquietante momento de silencio.

Empujé la puerta para abrirla y descubrí que no estaba cerrada.

Di un paso dentro del baño.

Vi algo que pensé que nunca tendría que ver en mi vida.

Me empezaron a temblar las rodillas y a fallarme.

Metido en la bañera, llena de agua, está Park Jimin.

Y no se mueve.

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¹ originalmente conocido como "yeoboseyo", es un saludo dicho al contestar por teléfono

² dirigido a la madre de un amigo muy cercano / amante

³ "¡madre mía!"



COLORS || pjm. (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora