Después de que los padres y el colegio recibieran la noticia de que habían arrestado al pederasta, ya no fue obligatorio para nosotros caminar en grupos. Algunos grupos fueron disueltos, pero otros decidieron que era mucho más seguro caminar en grupitos y quedarse con el método.
Siendo el único grupo que se componía por dos personas, Jimin y yo nos habíamos hecho bastante cercanos. Siempre estábamos pegados el uno al otro, como Peter pan y Campanilla, declaró Jimin. Me imaginé que no sabía que en la novela original campanilla moria al año siguiente de que Wendy y sus hermanos se marcharan del País de nunca jamás.
Y que Peter no tiene ningún recuerdo de ella.
Bueno, si él fuera mi campanilla, yo no podría ser su Peter pan, ya que los recuerdos que tenía de él me hacían actuar como una persona medio muerta cada maldito día.
Mientras caminábamos juntos todos los días, el caluroso sol veraniego pronto se convirtió en el característico viento propio del otoño. Las hojas de las ramas de los árboles se volvían rojas y empezaban a caer, tiñendo el suelo de colores preciosos.
Solía pensar que los colores eran preciosos.
Halloween estaba a la vuelta de la esquina.
Mi madre se emocionó mucho cuando le conté la promesa que le hice a Jimin, ya que ella iba a preparar mi disfraz. Tres días antes del día, mi disfraz estaba perfectamente listo. Mi vestido de hada de los dientes era de un color azul pastel con un acabado de purpurina. La falda del vestido era más tipo tutu, la cual se suponía que iba a llevar con unos leotardos de color a juego. El plato fuerte de mi disfraz era por supuesto mis alas blancas con brillitos y mi suave barita mágica plateada.
No me sentía cómoda con un estilo tan femenino e incluso pensé en quedarme en casa durante toda la tarde. Me negué a salir de casa hasta que una criatura llamada Park Jimin vino hasta mi puerta y empezó a dar golpes, suplicándome que saliera, vestido como un Brontosaurus verde. Después de pasar mucho tiempo intentando convencerme de que me veía perfectamente bien, incluso guapa, finalmente Jimin consiguió arrastrarme fuera de casa.
Al salir de casa fuimos recibidos por el ambiente Halloweenense, creado por algunas decoraciones repartidas por el barrio. Divisamos a otros niños con sus cestas ya medio llenas de caramelos. Al instante mi lado más competitivo salió a la luz. No puedo perder contra esos niños. Me cambió el humor y en un abrir y cerrar de ojos, era yo quien estaba arrastrando a Jimin de aquí para allá. Enseguida estuvimos muy animados y absortos en busca de dulces durante toda la tarde. Pero Jimin estaba particularmente feliz, puesto que había conseguido parecer más alto que yo como Brontosaurus.
Cuando íbamos caminando por una callejuela, apareció un grupo de niños grandes.
Parecían unos dos o tres años más mayores que nosotros. Comportándose como si fueran la banda más guay de todo el mundo, cuando ni siquiera llevaban disfraces.
El líder del grupo pareció percatarse de que me los había quedado mirando durante un buen rato.
—¿Qué miras, niñita? —Mientras decía eso, toda su banda se dio la vuelta para mirarnos.
Se parecía un poco a una de las hienas del Rey León. Hice caso omiso a su pregunta y continué andando con Jimin, cuando de repente se acercaron a nosotros.
—Te he hecho una pregunta y ni siquiera me has respondido. Como castigo tienes que darnos tus caramelos. Si lo haces, quizás seamos lo suficientemente buenos para dejaros en paz —dijo la hiena fea.
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COLORS || pjm. (Traducción)
Fiksi Penggemar―A pesar de haber 7 millones de colores visibles para el ojo humano, y de tener a tu alcance 48 lápices de colores diferentes, ¿por qué estás utilizando solo el negro, el blanco y el rojo? Bajé la mirada y traté de pensar en una respuesta. No lo sé...