III: No Fuimos Amigos de la Infancia

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Jimin y yo siempre fuimos mejores amigos. Bueno, no del tipo de mejores amigos que se conocen desde niños, como te puedes encontrar en las novelas para adolescentes. No tengo amigos de la infancia porque los vecinos que vivían en mi calle o eran una pareja dulce de ancianos; o no tenían hijos; o tenían hijos, pero el niño era aún un bebe o ya estaba en su último año de instituto cuando yo solo era una niña. En el colegio solía llevarme bien con todo el mundo, pero no tenía ningún mejor amigo en específico.

Esa fue mi vida hasta cuarto de primaria, cuando de repente un día llegaron noticias a la escuela de que unos depravados sexuales rondaban por la zona. Los padres enloquecieron al igual que el colegio. Se llevaron a cabo varias reuniones de padres para hablar del problema. A partir de ese momento ahora los niños llevaríamos silbatos de emergencia para ir a clase, y nos enseñarían a correr si se acercaba un extraño. Afortunadamente, mi escuela encontró una solución: hacer que los alumnos fueran a clase y volvieran a casa en grupos acorde a la zona donde vivían.

Como he dicho antes, no había nadie de mi edad en mi calle. Así que mis padres se emaparanoiaron y empezaron a buscar si había otro niño que fuera al mismo colegio que yo y viviera cerca. Después de días de búsqueda, al final encontraron a la familia Park. Los Park se habían mudado hacía poco y residían a una calle de distancia, y lo más importante: tenían a un pequeño llamado Park Jimin que era de mi edad. Puesto que su casa estaba más cerca de la escuela, acordamos que yo me encontraría con Jimin en frente de su puerta cada mañana antes de ir a clase juntos.

El primer día que quedé con él, mi madre me acompañó hasta su casa. Esperamos delante de su puerta unos 10 minutos, pero no apareció. Mi madre decidió llamar al timbre. La señora Park parecía algo agitada cuando nos abrió la puerta.

—Madre mía, buenos días, señora Lee y pequeña Jinhee. Siento mucho haberos hecho esperar, pero mi Jimin no paraba de llorar después de contarle lo de los pederastas. Tenía mucho miedo de salir fuera de casa —dijo, por su tono de voz parecía cansada y un poco estresada. Se podían escuchar los sonidos de un niño sollozando y lloriqueando desde la cocina.

Vaya llorica.

—Jiminnie, ven aquí. ¡Tu amiga ya ha llegado! —La señora Park se aproximó a la cocina, tratando de traer a Jimin. De pronto la casa se quedó en silencio, los sollozos y los quejidos pararon, y se podía escuchar a la señora Park regañando a Jimin. No pude captar todas las palabras, pero algunas de ellas fueron: «para ya», «delante de una chica», «no se llora», «como ella», y «guapa».

Entonces se escuchó a Jimin sonándose la nariz.

Puaj, este crío.

Luego la señora Park volvió al salón con nosotras, esta vez con un ceñudo Park Jimin que estaba hecho un desastre con rastros de lágrimas en las mejillas y su pequeña nariz roja. Supongo que debería presentarme yo primero.

—Hola, me llamo Lee Jinhee. ¡Vayamos a clase juntos! —dije, esbozando la mejor de mis sonrisas mientras le tendía la mano.

—P-Park Jimin. Hola —me saludó mientras me estrechaba la mano, estaba mirando al suelo completamente avergonzado.

Nuestras madres decidieron que debíamos irnos inmediatamente si no queríamos llegar tarde a clase. Jimin estaba un poco indeciso al principio, pero aceptó. Después de despedirnos de nuestras madres nos marchamos para ir al colegio.

Tras unos 3 minutos de andar en completo silencio, me di cuenta de que seguía asustado. Este niño empezaba a ponerme de los nervios...

—Yah —dije.

Se quedó callado, pero me miró.

—No tienes que tener miedo, te protegeré de esos ahjusshis* —dije con tono enfadado.

COLORS || pjm. (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora