Capítulo 11. Tottori

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Kageyama cambió de posición para dormir por lo que parecía ser la décimo quinta vez en la noche. La situación comenzaba a ser ridícula. Él nunca había tenido problemas para dormir antes, pero de alguna manera se encontraba estando demasiado consciente del cuerpo cálido de Hinata durmiendo plácidamente junto a él. Era ridículo que algo como eso pudiera quitarle el sueño, pero tal parecía que su vida se había convertido en el epitome de la ridiculez y las cosas sin sentido. Lo que era más molesto todavía era que Hinata no parecía tener problema alguno para dormir a su lado, porque estaba seguro que ni el inicio del apocalipsis lo levantaría en ese momento.

Se dio la media vuelta y luego otra vez. Finalmente se dio por vencido y abrió los ojos, rindiéndose ante la idea de dormir pronto -o en lo absoluto-. Sus ojos tardaron un par de segundos en acostumbrarse a la oscuridad, pero no fue difícil porque la habitación no estaba lo suficientemente oscura como para no ver nada. La luz del aire acondicionado por sí sola iluminaba lo suficiente como para ver entre penumbras su camino hacia el baño, pero como si eso no fuera suficiente, Hinata tenía unas ridículas estrellitas fosforescentes pegadas en el techo de su habitación -como un niño de segundo grado que le teme a la oscuridad-

Sus ojos se desviaron de las estrellitas en el techo y escanearon las paredes de la habitación de Hinata. Había fotografías con sus amigos por todos lados, y en cada una de ellas Hinata estaba con un balón de voleibol en la mano. Algunas fotos eran de él en la playa con un bonito bronceado.

Espera, ¿Bonito?

Kageyama intentó enfocar la mirada para apreciar mejor las fotografías de Hinata en la playa, pero era difícil distinguir mucho desde donde estaba. Ahora que hacía memoria, recordaba haber escuchado a Daichi mencionar que Hinata estuvo en Brasil un tiempo. ¿Hace cuanto sería eso? Kageyama no podía evitar sentir curiosidad, y nunca fue una persona demasiado curiosa acerca de nada en especial.

Tratando de ignorar el ruido en su mente, Kageyama continuó escaneando la habitación de Hinata con la mirada. Debía admitir que estaba algo sorprendido, pues tenía la impresión de que Hinata sería alguien desordenado, y aunque su cuarto no era precisamente el más ordenado, estaba bastante decente a su parecer.

¡Aggghhh! ¿En serio estaba elogiando la pobre y mediocre habilidad de Hinata para mantener su cuarto habitable? ¿Qué hora era? Si continuaba así el sol saldría en cualquier momento y él no habría pegado una pestaña por estar criticando el cuarto de Hinata en la oscuridad y-

Mmmhh...yama

Kageyama se quedó quieto y prácticamente contuvo la respiración cuando sintió un cálido brazo sobre su pecho.

—¿Qué crees que haces, idiota? — susurró, volteando a ver al todavía muy dormido Hinata a su lado. El corazón de Kageyama estaba acelerado en su pecho, y no sabía por qué.

—Mmmmhh — Hinata se remolineo en su lado de la cama y se acercó aún más a él. Su brazo ahora estaba en el rostro de Kageyama y si Hinata fuese más grande, seguramente lo habría asfixiado.

El cuerpo de Hinata estaba muy caliente. Era como un maldito micro hornito, pero su piel se sintió cálida y agradable al tacto. Kageyama intentó no profundizar en ese pensamiento, y se debatió entre despertar a Hinata o lanzarlo con una patada al piso. Pasaron los segundos y no hizo nada de eso. En su lugar optó por intentar liberarse de la manera más sutil posible, pero cada vez que intentaba mover a Hinata, este se aferraba más a su cuerpo, como una maldita serpiente.

Mmmhhh...Kageyama

Kageyama se sorprendió con la mención de su nombre y sintió un hueco en el estómago. Esta vez definitivamente había dicho su nombre y no se lo estaba imaginando. ¿Era alguna clase de broma? Si era así, iba a matarlo.

𝐁𝐎𝐃𝐘𝐆𝐔𝐀𝐑𝐃 𝐎𝐅 𝐀 𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓𝐌𝐀𝐑𝐄 (𝐊𝐚𝐠𝐞𝐇𝐢𝐧𝐚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora