Capítulo 4 - Intercambio P.1: A-Yi

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Su vuelo sería tardado, mucho más que el de su hermano, por eso mismo se puso cómodo. El asiento estaba en primera clase, aún le daba miedo viajas sin Zhan o el abuelo, quien lo llevaba a Hawái cada dos años desde que cumplió los cuatro.

Fue muy divertido, aprendió a nadar y a bailar hula, además de que pudo tomar un pequeño curso sobre cuál sería su casta. Había salido alfa, pero su mamá Zhan decía que sería un omega como él dado algunos de sus comportamientos y lo lindo que era. No le molestaba eso, no le importaba una casta, a su parecer era lo mismo.

Casi a medio vuelo le dieron algo de comer, no le gustaba la comida de otros sitios porque no sabía que contendrían o quien lo haría, es por eso que rechazó todo y comió del pollo con verduras que se había hecho por sí mismo en la cocina del campamento. Mientras comía pensó en la hora perfecta para llamar a su hermano, tal vez en el desayuno de su horario, sería ideal porque tendrían un momento en privado para saber lo que les sucedió en el día.

Su plan, el cual fue titulado por unanimidad, "Plan YiZhan", fase uno, lista.

Así que su fase uno ya estaba completada, cambiar de lugares.

Supo que no habría remedio o vuelta atrás al aterrizar en el aeropuerto, aunque lo intuyó desde que A-Yu se fue.

Al bajar fue directo a tomar sus maletas antes de ir a donde se supone lo estarían esperando y, si no mentía, estaba ansioso, pero en su defensa podía decir que no conocía a su padre y ni en sus más locos sueños pensó en conocerlo de esa forma.

Estaba haciendo eso, conocería a su papá alfa.

Tan solo esperaba que no se molestara cuando le dijeran sobre ese cambio.

- ¡A-Yu! -escuchó una voz entre la multitud de personas.

Fue cuando lo vio, era él, su papá, y a su parecer era muy apuesto, entendía porque había salido tan lindo. Es decir, su mamá era precioso, más que hermoso, y su papá simplemente complementaba perfectamente esa parte de belleza que faltaba para saber a la perfección sobre sus genes.

Así que sí, su padre era muy guapo.

- ¿No le das un abrazo a tu padre? -le extendió sus brazos y se arrodilló en una pierna. A-Yi no tardó en correr hacía él, olvidando las maletas a su lado y abrazándolo con fuerza- papá te extrañó, príncipe.

- Y-yo a ti, papá -susurró.

Contuvo sus ganas de llorar al estar así, siempre imaginó ese día, el día en el cual vería a su padre y ambos se abrazarían mucho tiempo. Y por fin sucedía, era más perfecto de lo que imaginó.

- Vamos a casa, príncipe -les besó muchas veces las mejillas hasta el punto en el que no pudo contener sus risas- ¿Cómo estuvo el campamento? ¿Conociste a alguien?

Iba a decir que sí para hablar de como su hermanito y él se la pasaron muy bien juntos en su cabaña, pero calló al momento de recordar que no podía.

Asintió- y es igual a mí -retóricamente, pensó- incluso tiene mí misma edad.

- Que bien -no captó- sigue, que el camino a casa es algo largo y tenemos mucho tiempo para hablar.

Y así fue.

Todo el camino hablaron sobre esas semanas separados. Yibo se dio cuenta que su pequeño no dejaba de llamarlo papá, era un poco extraño ya que anteriormente solo usaba las primeras dos palabras para referirse a él, no le molestaba, le agradaba, todo lo que tuviera que ver con él le agradaba, era su hijo, lo amaba mucho, no tendría idea de que hacer si no lo tuviera.

Inclusive lo notó bronceado, sonriente y con un extraño brillo en los ojos cada que lo veía.

Lo que más le agradaba era el verlo sonreír, su pequeño tenía la misma sonrisa de la persona que lo hipnotizó en cada aspecto. Y, si no lo negaba, tendría el valor para admitir que amaría poder volver a ver esa sonrisa, sentirla sobre sus labios al besarlo o besarle el lunar bajo estos mientras escuchaba su melodiosa risa.

Juego de gemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora