Capítulo 9 - ¿Y que tal si...?

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Las mejillas de Zhan lo traicionaban cada que se encontraba a solas con Yibo, todo desde aquella mañana.

La razón era muy simple, aunque él preferiría no recordarla.

Por la mañana, esa misma donde horas antes sus dos hijos les tendieron una trampa para que durmieran con ellos, se despertó sobre el pecho del alfa, cerniéndose en su regazo al asustarse por sentir un aroma a feromonas muy cerca de su nariz. Le avergonzaba aún más porque Yibo había sido tan desvergonzado en acariciarle los muslos con la palma de las manos mientras lo miraba con diversión.

La posición era comprometedora, estaba claro, pero por suerte sus hijos no los miraron así o de ser así no tendría cara para verlos a los ojos.

Llevaba un día sin hablarle a Yibo.

Tampoco era como que le importara, no al menos un cien por ciento.

Se lograba distraer gracias a JiYang. Habían vuelto a ser los mejores amigos de antes, charlando por las tardes viendo a los niños jugar o bebiendo té.

Ji Yang estuvo encantado de escucharlo hablar sobre el largo camino que tuvo que recorrer para lograr la marca de sus boutiques de bodas, todo con su pequeño A-Yi y el corazón roto.

Desilusionado, tal vez.

- ¿Y no ha pasado nada entre ustedes? -preguntó divertido e interesado.

- ¿Cómo qué?

- Ya sabes -agitó la mano- cosas.

Zhan arqueó una ceja y negó- es el papá de los gemelos, es todo, es lo único que tenemos en común.

- Ajá. Repite eso hasta que te lo creas -palmeó su hombro, sonriéndole- Yibo y tú son iguales y tan diferentes. Espero notes sus intentos por reconquistarte.

No es que no los notara, sino que no quería caer nuevamente. No soportaría otra decepción.

Era difícil. Pasó años intentando sanar la profunda herida que le ocasionaba estar lejos de la persona que se volvió su lugar seguro desde que lo marcó en su noche de bodas, le dolió al momento de dejarlo y le dolió al momento de volver a verlo.

No quería repetir la historia. No lo soportaría.

Estuvo callado unos minutos, perdido entre los confusos pensamientos que le obligaban a hacer una locura, pero de pronto escucharon una pequeña buya de dos personas desde la entrada de la casa. Una de esas voces era de Yibo, era inconfundible para ambos, pero la segunda le era un poco confusa.

Guardaron silencio, se levantaron del sofá donde habían estado charlando comiendo galletas y tomando té, y fueron con mucho silencio hasta el arco de la entrada al pasillo para la entrada de la casa.

Para el infortunio de ambos, y molestia en Zhan, Yibo estaba tratando con Yang Zi. Ella aferrándose con fuerza a su brazo y este masajeando su entrecejo, cansado.

¿Qué no se suponía que ella ya se había ido? ¿Esfumado? Al parecer no.

Zhan no sabía que lo dominó, pero sus labios hablaron antes de que su mente procesará lo que debía hacer.

- ¿Cariño? -llamó en tono confundido, caminando hacía él con mucha decisión- ¿Qué hace ella aquí? -Yibo lo miró con sorpresa, pero poco le importó, no perdiendo el tiempo al tomarlo del brazo y jalarlo a su lado- ¿Por qué te abrazaba? -apretó su agarre.

Yibo lo comprendió al instante, suspirando al verlo- ella solo venía por las cosas que olvidó en la habitación de invitados -volteó a ver a JiYang- ¿Podrías traérselas? -este asintió, yéndose rápidamente escaleras arriba- tus cosas estarán aquí en un momento, ahora, si me disculpas, tengo que ir a ver dónde se metieron mis hijos.

Juego de gemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora