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Por mucho que no te apetezca levantarte y mirarle a la cara, trabajo sigue siendo trabajo. Johan es tu superior, y Marlene no es una mujer que se tome muy a la ligera un no como respuesta.

—¿Puedes esperar un momento? Veré lo que puedo hacer. —Dices por educación y luego pulsas el botón de espera. Una canción empieza a sonar de fondo no mucho después.

Con pesadez, echas un vistazo al montículo de facturas y albaranes que hay en la mesa. Tarde o temprano tendrás que hablar de ello con Johan, pero ahora no es el momento.

Te levantas de la silla y por costumbre revisas tu ropa en busca de algún pliegue o manchas visibles. Nada. Impoluto. Como debe ser. Vuelcas la mirada hacia la ventana que hay a la derecha. En el centro se encuentra un jarrón blanco de porcelana con flores muertas.

"Helena siempre traía lirios cuando venía de visita." Desvías la vista al suelo. ¿Cuánto hace ya de eso? ¿Medio año? ¿Puede que más? No tienes la menor idea, dejaste de contabilizarlo cuando tu trabajo empezó a ser excesivo.

Nada ha sido lo mismo desde que Helena se fue para no más volver.

*Toc, toc.

—¿QUÉ? —Habla tu superior al otro lado de la puerta.

Dios, ya ni siquiera suena igual al Johan de hace medio año. A veces, te cuesta creerlo aún.

—¿Puedo entrar señor Phelps? —Ya no te diriges a él como Johan. El señor Phelps dejó bien claro que algo así no sería bien recibido después del entierro de Helena.

"Johan, deberías irte a casa. Tienes que tomar un descanso de todo...ESTO." Recuerdas habérselo dicho entonces. Ni siquiera habían pasado cuarenta y ocho horas de la muerte de su mujer, y él...se estaba preparando para una reunión urgente.

"No me consta haber solicitado opinión ajena. Y mucho menos la de mí secretaria." La mirada que él te dio hace medio año, duele incluso ahora. "Y para ti es señor Phelps de ahora en adelante. ¿Ha quedado claro?"

"Sí, señor Phelps." Te quedaste en shock en aquel instante. Johan te invitó a salir de su despacho no mucho después.

Grr... —Un gruñido es lo que recibes como respuesta de él al otro lado de la puerta. Eso es suficiente para que dejes de rememorar el pasado y tires del pomo de latón con relieves y entres.

Marlene sigue a la espera al otro lado de la línea, y aún te queda faena por hacer. Tienes que ponerte las pilas ya.

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Lo primero que te choca cuando entras en el espacio de Johan es el olor, o más bien, la intensidad de ello. Antes, el despacho de tu jefe olía a esencia de lavanda y flores frescas. Ahora, apesta a productos de limpieza industrial. Y la temperatura es gélida por el aire acondicionado que siempre está en marcha.

Una vez te acercaste al termostato para subir la temperatura de forma que fuese más agradable, pero, dos horas más tarde cuando Johan volvía de la comida con dos clientes importantes y se metió en el despacho...Bueno, digamos que cuando él volvió a salir por la puerta, con las mejillas de color escarlata y la mandíbula apretada, no fue para decirte los buenos días.

Luego de este incidente, el poco respeto que le tenías a Johan cayó en picada por el desagüe. Incluso, pensaste seriamente en dimitir. Pero el sueldo es de lo mejor que hay, y el trato con los compañeros era, y, sigue siendo acogedor. Como una segunda familia para ti.

Johan se disculpó días después, pero fue evidente que no lo sentía de verdad.  

¿Qué pensaste al respecto?

a)Te dolió en el alma su hipocresía. (Ir a 1.c)

b) Lo dejaste pasar.  (Ir a 1.b)


BOSS (Novela interactiva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora