Existen varios tipos de heridas.
Las que duelen, pero no llegan a sangrar.
Las que sangran, pero el dolor es tan mínimo que ni siquiera se logran percibir.
Las que duelen y sangran en carne viva.
Y hay otras peores, esas que parecen haber cicatrizado; pero que, con el más mínimo de los toques o simple de los roces, duelen y sangran como si se tratase del primer día en el que aparecieron.
Vegas era ese tipo de herida para Pete, y Pete era la de Vegas.
Sin embargo, su reencuentro fue de todo menos doloroso. O, al menos, no lo fue en un principio.
Se dio de una manera tan... natural.
Se reconocieron al instante.
Ni siquiera un nuevo corte de cabello o una vestimenta formal pudieron esconder una manera de caminar, un olor y una voz tan familiar para ambos.
Vegas tenía muchas preguntas que hacer y Pete muchas explicaciones que dar, pero un simple gesto fue suficiente para convenir lo más importante en ese momento: el alivio por verse uno al otro.
Los dos se sonrieron levemente.
El primero en hablar fue Vegas.
—¿Cómo está ella? —preguntó.
Pete había salido de la UCI y se encontraba en la sala de espera. Después de que su vuelo aterrizara y lograra tomar un taxi, se dirigió directamente al centro de la ciudad para llegar al hospital. Vegas llegó poco después de las 5:00PM aquel lunes, unas juntas se habían prolongado más de lo necesario. Ni siquiera recordaba sobre qué trataron, solo tenía una cosa en mente:
Ver a Pete.
Y finalmente lo estaba haciendo. Lo tenía frente a él.
Después de tres años en constante frustración por su indecisión y cobardía, la imagen de Pete ya no era producto de su imaginación. Era real. Tan real que cuando escuchó su voz, el piso pareció temblar bajo sus pies.
—Inconsciente, pero estable— fue lo único que dijo.
Había pasado una semana desde que su abuela fue admitida al hospital, y por lo que su abuelo le dijo, Vegas fue quien ayudó con la mayoría de los trámites y papeleos necesarios. Incluso se había encargado de que su abuela recibiera la atención de los mejores doctores, además de asegurar su traslado a uno de los hospitales bajo la administración de los Theerapanyakul una vez que recuperara la consciencia y su condición mejorara.
Había olvidado la magnitud del apellido de Vegas.
—Pete —lo llamó, usando un tono de voz tan tenue que pudo haber sido un susurro, pero lo escuchó a la perfección, y no pudo luchar contra la urgencia de voltear a verlo. No se sentía con la fuerza necesaria para hacerlo, ni quería hacerlo. Vegas había tomado el asiento a su lado y lo miraba fijamente con una preocupación tan sincera que no tardó en encoger el corazón del otro—. ¿Puedo abrazarte?
Mierda, ¿por qué le preguntaba eso?
Nunca lo había hecho antes. Solo hacía lo que le diera la puta gana y ya.
¿Por qué tenía que verse tan... desesperado?
Como si su vida dependiera de su respuesta.
Pete no había llorado en lo absoluto.
Hizo su mejor esfuerzo por no hacerlo.
Pero en el momento que asintió y notó el peso de Vegas envolviéndolo por los hombros, se derrumbó por completo.
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We Don't Talk Anymore [VegasPete] [COMPLETA]
General FictionVegas y Pete han sido mejores amigos desde la infancia; ese tipo de mejores amigos que terminan enamorándose uno del otro sin el valor de confesarlo. La mayoría de las historias como esas nunca tienen un final feliz; los dos lo sabían muy bien. Pe...