—... Tierra llamando a Pete —la voz de Arm se escuchaba desde muy lejos, a pesar de estar a menos de un metro de distancia con solo una mesa de cafetería separándolos mientras esperaban a Pol con sus pedidos. Ambos vestían batas de laboratorio y sus rostros lucían pequeñas manchas negras de lo que seguramente era algún tipo de aceite o algo parecido—. Es la primera vez que nos vemos en tres años, ¿y te atreves a distraerte mientras me desahogo? —Agregó con ademanes exagerados y sufrimiento fingido—. Ni siquiera nos avisaste que habías regresado a Bangkok. Por cierto, ¿cómo sigue tu abuela? Lamento no poder visitarla aún, es solo que la especialidad está partiéndome el poco culo que tengo.
—No estaba distraído —dijo en su defensa con voz tranquila y divertida, volteando a mirarlo sin separar la barbilla apoyada sobre su mano y advirtiendo la silueta exageradamente alta de Pol acercándose a paso cuidadoso con tres bebidas frías—. Ella se encuentra mucho mejor, gracias por preguntar. Y no te preocupes por lo otro, es bastante obvio que tienen sus manos llenas con la universidad.
—No te equivocas —le dio la razón conforme el otro chico se sentaba junto a él, dejando escapar un fuerte suspiro al momento de apoyarse contra el respaldo del asiento. Arm cogió su frapucchino con caramelo y sorbió de la pajilla como si su vida dependiera de ello. La enorme cantidad de azúcar golpeó sus neuronas al instante, sacándole una sonrisa de oreja a oreja—. Sin contar las veces que he ido al baño, creo que esta es la primera vez que salgo del laboratorio en toda la puta semana —sus palabras se detuvieron para observar a Pete. Seguía sonriendo como un niño pequeño—. Pero me alegra mucho verte de nuevo, amigo. Sobre todo que tu abuela se encuentre bien. Nos sacaste un buen susto cuando recibimos tu mensaje.
Pol lo secundó asintiendo varias veces. También bebía de su latte con gran fervor.
Pete no pudo evitar sonreír al tomar de su café en las rocas. Necesitaba eso, y no se refería específicamente a la cafeína con gustos cítricos explotando en su boca.
Necesitaba ver a sus amigos. Conversar y bromear con ellos sin mucho agobio pesándole los hombros.
—Pero, ¿no es mucho trabajo encargarte del negocio y cuidar a tu abuela? —Se preocupó el chico de lentes.
—Mi abuelo y yo tomamos turnos para cuidarla y atender el local —explicó a la brevedad, negando levemente con la cabeza—. A pesar de que le he dicho varias veces que no debería preocuparse por abrir la florería en una situación como esta, el hombre es muy necio. Se niega a descansar.
—¿Y qué hay de Inglaterra? —Preguntó Pol un tanto imprudente y de repente, a lo que Arm volteó a mirarlo con el entrecejo fruncido y le dio un zape en la cabeza.
—¿Por qué le preguntas eso, idiota? Como si no tuviera suficientes preocupaciones.
Pol estuvo a nada de escupir su café debido al golpe y Pete tuvo que juntar los labios con mucha fuerza para no reír. El ver que no habían cambiado prácticamente en nada lo reconfortó bastante.
—Ignóralo, Pete —añadió Arm, haciendo de menos la molestia con la que Pol lo veía mientras se limpiaba con el dorso de la mano—. Este idiota sigue siendo igual de imprudente que cuando éramos estudiantes. Es por eso que Vegas casi lo mata cuando supo que te habías ido.
Hubo un silencio absoluto e inmediato conforme Arm caía en cuenta de lo que había dicho y las arrugas en la frente de Pete se volvían más profundas.
«¿Vegas?»
«¿Qué Vegas casi qué?»
—... Al parecer no soy el único imprudente de nosotros —sentenció Pol con burla, regresándole el zape.
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We Don't Talk Anymore [VegasPete] [COMPLETA]
Ficción GeneralVegas y Pete han sido mejores amigos desde la infancia; ese tipo de mejores amigos que terminan enamorándose uno del otro sin el valor de confesarlo. La mayoría de las historias como esas nunca tienen un final feliz; los dos lo sabían muy bien. Pe...