Capitulo 40: Hablar.

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En el momento que la llamada se cortó, el mayor no hizo otra acción más que partir en camino a la oficina, siendo sinceros, él estaba abierto a la respuesta de un rechazo, de quedarse en brazos cruzados ante la idea que su esposo le había dado a su hijo.

Pero se equivocó.

Su hijo Giorno le había hablado, le había dicho que iban a hablar, así que se encontraban en camino a verse en la oficina del director Jonathan donde estarían citando al maestro, una vez que estuviese el grupo de amigos ahí.

-¿Estás seguro de lo que dices?- le volvió a preguntar el mayor, al infante de bandana naranja que se limitó a asentir de nuevo.

-Se que soy tonto pero no jugaría con algo como esto- le contesto Narancia en su defensa, oyendo un suspiro del mayor -¿Qué sucede?-

-No es que no confié en ti, tú eres un testigo- respondió el mayor –Y los testigos son personas fáciles de manipular- confeso

-No entiendo-

-Es al maestro a quien debemos de convencer Narancia- respondió Fugo, apretando el puño y miraba a su alrededor en cada paso que daba, no debía ni iba a bajar la guardia –Y Abbacchio sabe muy bien que no es del agrado del maestro Rhodes-

-Pero si el director va estar de nuestro lado, él puede obligarlo a que pase ¿no?- contesto Narancia, recibiendo una mueca del mayor.

Silencio, fue lo único que pudo decir.

.

-Nos vemos entonces, no hay tiempo que perder- hablo Mista al pie de la puerta del auto, mientras veía desde aquella distancia al par de amigos en la puerta, Abbacchio les había dado su espacio después de que Giorno le pidiera hablar a solas con el joven pelinegro

-¿Qué es lo que planean hacer ahora?- pregunto Abbacchio, sin dejar de ver al dúo interactuar entre sí, su amigo se encogió de hombros. Estaba obedeciendo a su novio al pie de la letra: no le digas ni una palabra a tu amigo.

-Estamos agotando todas las posibilidades- contesto Mista –Si no convencemos al maestro en menos de dos horas, entonces volverás a estar con nosotros otro año- continuo diciendo, viendo a la pareja de amigos darse un abrazo.

Bruno no se miraba muy bien.

-¿Mista?-

-¡Hay que irnos, mi padre espera!-reacciono hablo Giorno de forma repentina, apareciendo frente a la pareja que antes de mencionar alguna otra palabra, apenas se dio una palmada y se marchó. No iban a perder tiempo, si sus amigos no daban pelea, ellos no se iban a quedar de brazos cruzados.

-¿Bruno, tienes hambre?- pregunto el mayor, una vez estuvo frente al joven de cabello negro, quien se limitó a verlo directo a los ojos en silencio.

Quedaron callados tan solo unos segundos que duraron demasiado, al menos dentro del pensamiento del menor. Pues al mirar esos ojos color ámbar, solo recordó lo que había dicho su amigo hacia unos minutos y aunque daba miedo, sentía miedo, ya hacían ruido dentro de su cabeza

"¿Entonces no harás nada?" dijo Giorno, sereno, frio. De la misma manera que hablaba su padre Dio, directo. "El está dispuesto a perder el año, y perder su carrera, ¿no dijiste que te conto que quería ser policía?"

"Giorno lo que me pides..."

"Sé que no es fácil, pero no vez lo que él está dispuesto a hacer" interrumpió "Narancia hablara por ti, si es lo que necesitas, tu solo debes ir y decir que es verdad, nada más, no te pido otra cosa"

"Giorno..."

"Bruno piénsalo" interrumpió "Es más que obvio que siente algo por ti, va sacrificar todo por ti... ¿Es que no puedes hacer algo tú, por el?" escucho aquellas palabras, mientras volvía a la realidad, dio media vuelta para caminar al interior de la casa, ir directo a la recamara y Abbacchio solo pudo limitarse a dejarlo ser.

Verano (AbbacchioxBruno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora