—Minho... — lo llamo por al menos séptima vez antes de que él lance una pelota a los conos y estos tiemblen pero no caigan, suspiró con cansancio y ruedo los ojos.
— Otra ronda— dice, a tiempo que le alcanza otro billete al tipo.
— Ay, Minho, puta madre— suelto, lo empujo en cuanto le alcanzan esas pelotas, tomando una y golpeando en el punto que una vez ví por internet para poder derribarlas a todas, para mi conveniencia, funciona, y sonrío con ganas, aplaudiendo un poco mientras el señor del juego me alcanza un peluche de tamaño mediano de un oso panda.
Minho esconde su rostro entre sus manos con vergüenza, y no puedo evitar reír.
— Toma, te lo regalo— digo, entregándole el muñeco.
— No, no quiero, me da vergüenza...
— ¿Qué te da vergüenza? — pregunto con gracia.
— Yo lo tenía que ganar para tí...
— Aish... Bien, me lo quedo y finjimos que lo ganaste tú para mí, ¿Bien?
— No, no, ya se la verdad, no es lo mismo.
— Minho, eres un tonto— digo, abrazando al peluche de panda—. Y pasamos la hora de tu plan en ese juego estúpido, ahora, ¿Vamos a la noria o no?
Sus ojos me miran con algo de vergüenza, y no puedo evitar pensar que es lindo, hasta que asiente levemente y tomó su mano con firmeza, para caminar juntos hasta la susodicha noria que se ve a lo lejos.
Pasamos al menor diez minutos en la fila para la noria, hasta que termina la vuelta y las cabinas se liberan completamente, entramos los dos cómodamente en una de esas cabinas, al estar preparada para cuatro, tenía espacio de sobra y siento el muñeco de panda a mi lado mientras Minho está frente a mí.
Está atardeciendo y el cielo está naranja y poco a poco el azul oscuro va ganando terreno en el espacio, la cálida luz hace su pálida piel se vea un poco dorada y sus ojos brillan más, es hermoso y no puedo evitar sonreír y ruborizarme por semejante vista.
— Eres hermoso, Minho — digo, con mi voz cargada de honestidad.
Él sonríe y se ruboriza también, no está acostumbrado a que le digan que tan bonito es.
— ¿Sabes? A veces me arrepiento de no haberme declarado antes... — digo, ni yo sé de dónde salió eso—. Quiero decir... Si te lo hubiera dicho el año pasado o por ahí, quizás... Pasaríamos más tiempo juntos, ya sabes, en vida.
Él me mira y de nuevo noto algo roto en sus ojos, mira sus manos y juego con sus dedos sin saber qué responder.
— Lixxie, yo... Creo que quizás no sea en esta vida, pero en otra... Estaremos juntos mucho más tiempo— sus ojos vuelven a mí.
Sonrío y me inclino hacia él, tomó su nuca con una mano y nos unimos en un beso cariñoso y apasionado, nuestro labios se mueven frenéticos y no sé bien en qué punto nuestras lenguas se vuelven a encontrar, sacándome jadeos.
Los brazos de Minho rodean mi cintura y me aprieta contra sí, termino sentado en su regazo, sus manos acarician mi espalda y una está demasiado cerca de mi cinturón, pero no me molesta ni un poco.
Mis manos están en su cuello, es un lugar cálido y huele muy bien, no sólo por la colonia que usa sino también por el ligero aroma masculino que es natural de él.
Se separa de mí con algo de lentitud, y me mira con ojos preocupados.
— ¿Estás bien? — pregunta, y yo asiento— ¿N-No estás muy acelerado ni nada, Jiminie? — pregunta y niego.
— Estoy muy bien en realidad— digo y me acomodo un poco más en su regazo, frotando mi trasero sobre él y el aire escapa de sus labios en un suspiro pesado.
— Eres malo— dice, sus mejillas están rojas y aparta la vista.
— ¿Por qué? — pregunto y río con falsa inocencia.
— M-Me estás provocando — murmura, rojo como un lindo tomate—. Y justo frente al pandita— señala al muñeco y no puedo evitar reír, terminó escondiendo el rostro en su hombro de la risa y me sostiene para no caer de mi lugar—. Eres un pésimo ejemplo de padre— bromea.
— Cállate, como si supieras cuidar adecuadamente a un panda— digo, en tono quejoso.
— ¿Quién se está frotando sobre la verga de quién frente a nuestro pandita? — dice, de forma retórica.
Vuelvo a reír y me escondo de nuevo en su cuello, él me abraza y me aprieta contra sí hasta que suelto un quejido y besó su mejilla incontables veces para que deje de molestarme.
Y sólo puedo pensar todo lo que lo amo.
Lo amo, lo amo tanto.
Lo amo tanto que no puedo evitar decirlo.
— Minho — recibo un sonido afirmativo de su parte—. Te amo.
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𝙲𝚘𝚗𝚏𝚎𝚜𝚜𝚒𝚘𝚗 × 𝑚𝑖𝑛𝑙𝑖𝑥
RandomA Lee Felix le queda poco tiempo en este mundo, decide declararse a su crush mientras pueda. A Lee Minho le asusta salir del armario y que el chico lindo de la escuela se le declare no parece real. ¿Podrán confesarse a tiempo antes de que a Felix se...