These Are Not Butterflies

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A Felix le dan de alta dos días después, y cuando llega el día de regresar a la universidad lo voy a buscar a la puerta de su casa, haciendo que él me sonría de forma encantadora y amplia y sus mejillas de ruboricen.

—No es necesario que vengas, Hyung, sé dónde está la universidad.

— ¿No quieres que venga mañana tampoco, entonces?

Él niega, mientras cierra la casa con llave, se acerca a mí y me deja un beso en la mejilla, giró mí rostro para dejar un beso en sus labios, haciendo que sonría de nuevo.

Creo que amo su sonrisa.

Caminamos de la mano todo el trecho hasta la universidad, hablando cómodamente entre risas, y no sé en qué momento me dejó de parecer incómodo el hablarle.

Antes no podía dirigirle una oración sin tartamudear, ahora todo parece fluir de forma suave y relajada, en mí mente parece un tranquilo río de palabras.

No miento, me sigo poniendo nervioso, y cuando sonríe mis nervios aumentan en una sensación que pocas veces sentí, son nervios específicos que sólo Lee Felix me provoca.

Pero no son las mariposas, no, no.

¿Cómo explicarlo...? Sí, son como pequeños seres alados en mí interior que se mueven y vuelan cada vez que me mira o que estoy con él, y se enloquecen cada vez que él sonríe o me besa.

Pero dudo que sean mariposas.

En su tiempo libre, él me acompaña en la biblioteca, y me ayuda a organizar los libros, cargando unos cuantos en sus brazos mientras yo los acomodo por orden de autor y alfabético, previamente acomodé pilas según su género para completar las secciones más fácilmente.

— ¿Has leído alguno de todos estos libros? — pregunta.

— Unos cuantos— respondo—. Al acomodar todos muchos me llaman la atención.

— ¿Recomiendas alguno?

— Todos los de autoayuda— respondo sin dudar—. Antes creía que eran para gente que tenía problemas y los necesitaba, pero cuando leí el primero me dí cuenta que todos los necesitamos.

— ¿Cuál es tu favorito?

— El Kamasutra.

Miro a Jisung con el ceño fruncido de molestia, Felix comienza a reír tanto que casi se cae con todos los libros en sus brazos pero mí amigo lo sostuvo, mientras también reía por lo estúpido de la situación.

— Qué idiota— murmuro.

— ¿Le dices idiota a la única persona que te quiere? — dice Jisung, alzando las cejas.

— Ey, no— Felix niega—. No eres el único.

Sonrío por eso y noto mis mejillas calientes, Felix me mira y me sonríe y de nuevo mis nervios especiales me hacen sentirme diferente.

Jisung me mira y su boca se abre en una ligera "o", mira a Felix y sus cejas se alzan un poco más, repite esa acción un par de veces sin poder decir nada, mientras su expresión de sorpresa crece.

Rodo los ojos con fastidio y me dedico acomodar más libros.

— Amigo— dice, abriendo los brazos hacia mí, me abraza sin mí consentimiento y hago una mueca de disgusto que Felix ve y ríe por ello—. Ya era hora, campeón, muchas felicidades— dice y me da dos nalgadas.

— Deja de hacer eso~— me quejo.

— Es tu premio, malagradecido— dice, separándose de mí—. Felix, dale nalgadas diarias por mí.

El asiente.

— Lo haré.

— ¡Felix!

— ¡Hyung! — réplica con el mismo tono.

Jisung ríe y nos mira con ternura.

— Son tan bonitos— dice—. El uno para el otro.

— Vete.

— Bueno, bueno— dice, alzando sus manos como si se rindiera—. Los dejo en su intimidad— dice, con una sonrisa pervertida, busca algo en su bolsillo y saca un pequeño libro, de esos de miniatura que se ven en las ferias—. Toma, Felix — dice, dejando el pequeño libro sobre la pila que está cargando, y se despide dándome un beso volador.

— ¿Qué te dió?— pregunto, mirando con el ceño fruncido a ese diminuto libro, Felix ríe.

— El Kamasutra.

— ¿Qué tan enfermo está para tener un Kamasutra en el bolsillo?

— ¿Qué tan enfermo está para tener un Kamasutra en el bolsillo?

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𝙲𝚘𝚗𝚏𝚎𝚜𝚜𝚒𝚘𝚗 × 𝑚𝑖𝑛𝑙𝑖𝑥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora