𝙲𝚘𝚗𝚏𝚎𝚜𝚜𝚒𝚘𝚗 × 𝑚𝑖𝑛𝑙𝑖𝑥

Alive

Final Alternativo

Me sentía agotado, simplemente cansado, mi cuerpo estaba débil, mi corazón también y mi estado emocional tampoco estaba mejor.

Había dormido de más, comido de menos, y pensado demasiado, una terrible convinacion.

Era el tercer día del inicio de la ley del hielo, y ayer había escuchado a Minho decir "Te amo, Felix" a Jisung, y claro que estaba feliz de oírlo, pero una voz en mi interior no tardó en preguntar ¿Por qué se lo dice a él y a mí no?

Creo que tengo que especificar mi deseo.

Deseo que Minho me diga que me ama mirándome a los ojos, que me lo diga a mí, sin ninguna estantería de por medio o dirigido a terceros.

Fui sin ganas a la universidad, la verdad, no sé porqué seguía llendo, ya que no me queda mucho de vida es absurdo seguir estudiando sabiendo que no lo voy a completar, creo que en realidad voy para estar con Minho porque me paso el día con él y sólo voy a las clases que en serio me interesan y disfruto, que no son demasiadas.

Busco mi celular en los bolsillos y maldigo, me desespero y comienzo a palpar todo mi cuerpo en busca del estúpido aparato, dejo mi mochila en el suelo y comienzo a sacar todas mis cosas en busca del celular.

— Lo dejé cargando— golpeo mi rostro con mi mano, soltando un bufido, me insulto a mí mismo, mientras ordeno las cosas de nuevo dentro de la mochila.

Camino en dirección a la biblioteca, en busca de mi novio, al entrar lo veo sentado en su escritorio, los libros apilados sobre este y parece estresado, su mirada está baja como si ocultara algo en sus ojos, su pierna se mueve con nervios y parece mandar mensajes con su celular.

Me acerco a él en silencio, la ley del hielo sigue en pie, así que no lo saludo, pero él no me nota, bloquea su celular y cubre sus ojos con sus dedos, se encoge en su asiento con dolor y lo miro con curiosidad.

— Por favor que esté bien... — murmura, su voz suena endurecida y no sé por qué, sus hombros tiemblan y no sé porqué parece que va a comenzar a llorar.

Poso una mano en su hombro y él alza la vista hacia mí, sus ojos están rojos y me parten un poco el corazón.

— ¡Felix! — me abraza con fuerza y tira de mi cuerpo hacia él, dejándome confundido en su regazo, toma mis mejillas y me besa, no entiendo qué pasa, pero le sigo el beso, me abraza con fuerza y sus manos parecen recorrer mi cuerpo como si no creyera que esté allí en realidad— Felix... — al separarse de mí parece agradecido, aunque yo no he hecho nada—. Te amo.

Mis cejas se alzan y mis ojos se abren de más, él acaricia mis mejillas con sus pulgares.

—Te amo, te amo, te amo tantísimo, bebé— dice, y me dan ganas de llorar de finalmente escuchar esas palabras—. Lee Felix, necesito que lo sepas antes de que no puedas escucharlo... Eres la persona que más amé y amaré, eres el amor de mi vida... El chico más maravilloso, y lindo, del mundo, de corazón de oro... ¿Lo sabes?

Mis ojos se llenan de lágrimas sin poder evitarlo.

— Haz echo que en estas semanas me de cuenta de lo que es la felicidad... Tú eres la felicidad, la mayor felicidad y te amo, ¿Lo sabes? — sus ojos se llenan de lágrimas y unas empiezan a caer, las limpio con mis pulgares, mis dedos quedan pequeños en su rostro, él sonríe—. Y me gustas, sí, mierda, me gustas, desde hace mucho tiempo, estoy enamorado de tí desde hace mucho y... Sólo no lo quería aceptar, pero ahora sé que te amo, que te amo desde hace mucho tiempo.

Me mira y quiero responder pero las palabras no salen cuerdas de todo lo que siento, mi corazón late fuerte por la felicidad, presionó mis brazos contra mi pecho con emoción, y escondo mi rostro en el cuello de Minho.