Aleska
Había llegado el viernes y no había indicios del paradero de Stephan. Mi angustia se había acrecentado a tal punto, que la búsqueda y el caso ya lo llevaba la policía, sus diversas divisiones y escuadrones y los otros detectives que había contratado para buscarlo.
Me había pasado toda la semana en vela, sin dormir, y si lo lograba, los sueños se encargaban de regresarme a mi fatiga. El directorio ya se empezaba a preocupar por sus inversiones y habían propuesto una reunión de urgencia para que yo asumiera el cargo de presidenta de manera momentánea.
Rufino, que se encontraba almorzando en la cocina, recibió una llamada, debido a la preocupación, la atención que le presté a su conversación fue nula.
-¡SEÑORA! ¡SEÑORA! -Gritó Rufino
-No hagas ruido por favor, no tengo ánimos de nada. -Contesté sin entusiasmo
-Creo que esto se lo devolverá. -Dijo
-¿Ah? -Respondí
-Rolo dice que ha encontrado al patrón. -Dijo con una sonrisa.
Cuando Rufino dijo "Patrón", mi mente se reactivó y de un brinco me levanté del sofá.
-¿DÓNDE ESTÁ? -Dije
-Está en un lugar alejado, no me dio detalles pero ha mandado la ubicación. -Respondió.
-¿Y qué esperas? VAMOS -Exhorté.
Rufino tomó el auto y partió rumbo a la ubicación que se le había dado. A mitad de la carretera nos cruzamos con un auto que parecía dirigirse a la finca, mas por la prisa que llevábamos no le presté atención.
Transcurridos unos 30 minutos, llegamos a un lugar muy alejado de la ciudad, al parecer era un tugurio. Rufino me indicó que no bajara del auto hasta que él me diera la orden, debido a que este era un lugar poco concurrido. Pasados unos 10 minutos Rufino volvió y me invitó a bajar.
-Patrona, puede decender. -Dijo extendiendo su mano.
-La zona parece limpia, pero le recomiendo mantener su arma cargada y asegurada por si las dudas. -Sugirió.
Rufino y yo dejamos la camioneta estacionada junto a un lugar que llevaba en su frontis un letrero que decía "Licorería", debo admitir que por su decoración y ambiente, eso parecía más un prostíbulo que una licorería.
- Aquí es señora. -Dijo Rufino
-¿Cómo es que Stephan llegó hasta aquí? -Dije para mí misma.
La puerta del establecimiento estaba cerrada, toqué un par de veces y un hombre alto pero muy joven, abrió la pequeña ventana que había en el centro de la misma.
-¿Qué desea? -Preguntó con algo de desagrado.
-Disculpa hijo, vengo a buscar al Señor Stephan. -Respondí. -¿Crees que me puedas dejar pasar?
-No sé quién es él. -Replicó. -Además. mujeres no pueden pasar, salvo para trabajar. -Dijo antes de cerrar bruscamente.
-Que tipo para grosero. -Le dije a Rufino.
-Desde luego que sí mi señora.- Respondió.
-Me alcanzas mi bolso, por favor. -Solicité
-El pequeño hombre me acercó el bolso, saqué mi billetera y extraje uno de los billetes que estaban cuidadosamente ordenados en ella. Volví a tocar la puerta y el chico volvió a salir.
-Ya le dije que mujeres no pueden ing...
-Ostav' sdachu sebe, synok (Puedes quedarte con el cambio, hijo) -Le dije en Ruso
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Amarte Hasta La Eternidad
Genç KurguDespués de una dolorosa pérdida, él queda hecho cenizas, ella tratará de buscarlas y hacerlo resurgir de entre los escombros, pero para eso, uno de ellos debe ceder. Ella no dejará que él se de por vencido.