Veintiuno.

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Creí sentir sus manos tocando mi cintura una vez más. Un contacto ágil, ávido, apasionado.

Sus mano apretando mi cintura, envolviéndola, marcando su diámetro.

Sus manos, fuertes aunque delicadas, haciendo cariño sobre mis pómulos ardientes.

Sus ojos amarillos de sol mirándome.

Aquel recuerdo mareó mi mente por completo.

Intenté buscarlo por la universidad, pero no estaba. La oficina en la cuál él acostumbraba a estar, estaba vacía.

Mi piel se erizaba al pensar en él, y al recordar hace pocos días atrás sus palabras fuertes y desgarradoras.

"Me gustas"

Un escalofrío invadió mi espalda.

"No quiero que nadie te abrace, solo yo"

Y la verdad no deseaba ser abrazada por nadie que no fuese él.

Y no es que estuviera enamorada de él ni mucho más, sólo era que su mera presencia me hacía sentir cosas que jamás había sentido antes.

Como si su carácter único y fascinante me hiciera maravillarme de cierto modo.


Al salir de la universidad pasé por fuera de la casa de Edu. Estaba la moto y el auto de su padre estacionado.

Quise tocar, pero me arrepentí.

No lo veía desde que fuimos a comer y bailamos en aquel lugar.

Caminé hasta llegar a casa.

Cuando ví el auto de Leo estacionado, supe que era el final.

Entré tratando de no hacer ruido. Estaban los dos en el despacho de papá.

- Tenemos que entregar mañana los informes-. dijo papá-.

- Los tengo listo, no te preocupes

- ¿De verdad crees que el nuevo autor tiene talento?

- Para los tiempos que corren, sí. Es un simple autor para muchachitas adolescentes, estoy seguro que si tuviera  hija leería encantada uno de esos libros

- También lo creo

- ¿Es Jade una buena alumna?-.dijo papá cambiando de tema-.

- Sí, es esforzada y constante.


Sonreí a través de la puerta del despacho. Caminé despacio sin hacer ruido, hasta llegar a las escaleras y poder subir.

Mamá estaba durmiendo una siesta en su habitación, no quise despertarla.

Me di una ducha corta, y dejé mi cabello mojado.

Era otoño, y hacía frío, pero mi cuerpo se sentía caliente.

Escucho la voz de papá desde el primer piso, llamándome.

- !Jade!-.grita-.

Entonces abro la puerta de mi habitación rápidamente, está papa junto a Leo.

- Hija, baja a saludar a Leo.

Bajo las escaleras. Saludo a Leo con un beso en la cara, él me lo recibe, y apoya suavemente su mano en mi espalda baja. Siento su respiración cálida en mi oído.

- Entonces, dime ¿cómo se comporta mi hija?

- Muy bien. Dicen que es muy esforzada-.continua Leo-.

- Pues te felicito, Jade

- Sí. Además, el otro día la vi-. noté su tono de maldad en la voz-.

- ¿Dónde?

Entonces lo miro con los ojos suplicantes, y él se da cuenta de que no puede decirle a papá.

- !Lucas!-. grita mamá desde el segundo piso, entonces papá sube-.


!Muchas gracias, mamá!

- ¿qué mierda estás haciendo?-. le digo a Leo-.

- ¿Qué? ¿No quieres que le diga a tú padre que saliste con ese idiota?

- no puedes decirle

- ¿Y por qué?

-No te incumbe

- ¿Por qué? ¿Tú papá odia a ese imbécil?

- Con cuidado como hablas de él

- No me importa nada, Jade. Le diré

- ¿Le dirás eso por qué te rechacé?

- No me has rechazado. Caerás a mis pies de cualquier forma

- Eso no es verdad-.le digo riendo-.

- Dame tú número de teléfono y no le diré a tú padre

- ¿Disculpa?

- Dame tú número telefónico

- No pienso dartelo

- Me lo darás, y siempre tendrás que contestarme


Entonces baja papá rápidamente por las escaleras.

- ¿Y dónde dijiste que habías visto a Jade?

- En el casino de la universidad

- ah

Caminé hasta el escritorio para buscar un papel, pero lo único que encontré fue un viejo lápiz labial. Ni rastros de un lápiz.

Escribí mi número sobre el papel. con lápiz labial rojizo.

Envolví mi número en mi mano.

- Ya, hija. Yo y Leo nos vamos, volveré más tarde

- Está bien

Me acerqué a despedirme de Leo, dejándole mi número telefónico en el bolsillo de su abrigo. Él sonrió, y luego besó suavemente mi pómulo.

- Que estés bien, Jade-. dijo, y se fue junto a papá luego de salir por la puerta-.




Etérea ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora