Veintiocho.

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Toqué mi collar un montón de veces.

Él dijo que mi belleza era infinita. ¿Cursi, no?

Realmente no sé la razón, pero me es difícil dormir.

No sé si son los perros que a lo lejos ladran, o si es la luz de la luna casi llena contra mi ventana.

Sólo sé que sus ojos azules y su aliento que aún siento en mi cuello, no deja mi mente en paz.

Sólo sé que si la Luna no deja de brillar, podré seguir viviendo.

Podré seguir enamorada por el resto de mi vida...

(...)

- ¿y ese collar?-. me dijo Leonardo-.

- Lo he comprado

- Es bonito.

Miré el verde paisaje que se extendía a lo lejos, entre los árboles.

Estábamos solos en el bosque.

- Ayer pensé en ti por la noche

- ¿Sí?

-Sí. Me costó mucho conciliar el sueño

-No has sido el único.

Acarició mi mano lentamente, mientras miraba el bello paisaje.

- ¿Te imaginas el mundo sin belleza?

- Creo que eso sería imposible

- ¿Por qué?

- La gente siempre idearía la forma de dar la categoría de bello a algo diferente

- ¿Lo crees así? ¿Crees que lo bello es diferente?

- Sí

- Yo no lo creo así. Yo creo que la belleza muere y luego vuelve a renacer... yo creo que no siempre lo diferente es bello. Tú para mí...

- ¿yo qué?

- Tú eres etérea...

"Eres una entre el montón,

única en el millón,

Eres belleza resplandeciente,

Eres perfección muda..." Recordé uno de sus poemas.

Guardó silencio y continúo acariciando mi mano.

- La belleza no es eterna

- ¿por qué?

- El día en que no estés, no existirá la belleza en este seco mundo

Sus ojos brillaron con intensidad, y luego me besó con suavidad.

Con su mano, acarició mi cuello, y lo inclinó,para besarme.

Nos besamos en el bosque, tendidos sobre el suave césped. Él se posicionó sobre mi, y de mis labios, bajó los besos hasta mi cuello, siguiendo un camino imaginario creado por su mente abstracta.

Cuando noté que empezó a juguetear con mi polera, decidí que quería marcharme. Aún no quería tener nada con él, y menos en pleno bosque.

- ¿Qué hora es? -.le pregunto-.

- Es temprano, son las cinco

- Debiera irme a casa. Papá no sabe donde estoy.

El suelta una carcajada.

 - Es tan gracioso ver a tú padre en la oficina. No sé como algo tan hermoso puede salir de Lucas

- Mi padre es guapo-.argumento-.

- nada en comparación a ti...

Caminamos hasta su auto, estacionado cerca de un eucaliptus grande y milenario.

Me abre la puerta, y se da vuelta para subirse él.

 - Eres todo un caballero-le digo mientras me pongo el cinturón-.

- Puedo no serlo

- Quisiera verlo

Dije eso en broma, pero jamás esperé que se lanzara a besarme, y desabrochara mi cinturón de seguridad.

Puso mis manos alrededor de  mi cintura, y recorrió mi espalda mientras intensificaba el beso.

Lo quité con ambas manos, y lo alejé.

- Cálmate Sabatini, estamos en un auto

- En un auto alejados del mundo

- En un auto después de todo

El poeta prende el auto y comienza a manejar.

Le miro un rato. Algo me hace sonreír, aunque no sé bien que es.

Los paisajes se hacen desconocidos. Siento que nada ya más importa. No me importan mis padres que están en casa, ni la bella mujer de Leo, ni Eduardo.

Le mire un rato su rostro, su concentración en el camino.

- ¿De qué te ríes?-.me pregunta con una sonrisa-.

- De ti

- ¿De mí?

- Sí.

Sonríe y niega con la cabeza. Y me mira, aunque no mucho rato. Repentinamente, orilla el auto en un sector desolado del camino.

Se desabrocha el cinturón, y se queda mirando un rato al frente. Súbitamente, se acerca a mí, yo creo que con intención de besarme, pero solo se limita a desabrochar el cinturón.

- No alcanzo a aguantarme hasta llegar a tú casa

- ¿Sabes?

- ¿Sí?

- No quiero que te aguantes

Toma mi rostro con algo de emoción, y me besa, lento, hasta besarme casi de una manera desesperada.

Sus manos se van de mi rostro, hasta mis brazos, acariciando mi cintura, y pasando por mis piernas. Estoy volteada hacía su dirección, mientras él me besa, y luego siento su respiración cálida en mi oído. ¡Que gran sensación!

Es que cuanto me toca siento desvanecerme, cuando siento su respiración, me hace estremecer, su estilo, su esencia, hay algo en él que me fascina.

- nadie nunca va a enterarse, lo prometo-.me susurra en el oído-.

- ¿nadie... nunca?-.le pregunto con algo de molestia-.

- Será nuestro secreto, pequeña mía.

Algo dentro de mí se descoloca. ¿En qué me he convertido? ¿Cómo puedo ser tan mala y miserable?

Entonces me vuelve a besar, y todas mis convicciones, toda mi culpa, todos mis malestares, todo el resto del mundo desaparece.

Sólo cuando me toca, cuando me besa, cuando me mira...

- Nunca te dejaré ir ¿entiendes? nunca te dejaré ir...

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Feliz Navidad!


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⏰ Última actualización: Dec 24, 2016 ⏰

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