Ginebra

49 0 0
                                    

La música esta tan alta que no puedo escuchar mis pensamientos, la pista está tan alocada que no soy capas de dar ni un movimiento, solo quiero estar sentada en otra parte en estos momentos. Me molesta el olor a Ginebra que en este lugar se está esparciendo, me molesta la niebla de humo que por el tabaco esta apareciendo, me molesta el caos del ambiente que me está envolviendo, cómo la lujuria esta desatando el infierno, cómo la escoria en este club se está revolviendo, cómo las nuevas personalidades están surgiendo, como esos amigos leales estoy desconociendo, como las malas decisiones se están cometiendo, como las bebidas alteradas como oro se están vendiendo. Veo como el chico que amo sin mi se esta riendo, como sin censura me muestra lo mucho que se esta divirtiendo, como el cuerpo de otra con descaro su mirada está recorriendo, como otra luz humana esta acogiendo, como muy casual muestra el deseo en el que está ardiendo, como no le importa si su inmadurez se está exhibiendo, como no le impresiona saber lo mucho que me esta rompiendo, como no le incomoda saber que mi dignidad está exponiendo, que su estupidez en lo más profundo me esta doliendo, de siempre ser la perdedora me estoy aburriendo.

Las lágrimas que caen de míos ojos me dan un mal aspecto. Los hombres miran mis piernas como si fueran un postre suculento. Mi alma en una cuerda floja se está sosteniendo, el dolor mi corazón esta cociendo, en la tristeza por amor estoy viviendo. Escondida en un rincón, me sentía como un bufón, sentía como me destruían de un tirón, como me herían con traición, como al humillarme no tenían compasión, como era víctima de la cruda comparación. La hipocresía en mi barco tomaba el timón, las falsas amistades a mis cortadas le echaban limón, me ahogaba en la decepción, no podía aguantar la tensión, odiaba ser el centro de atención, ser la que diera el ejemplo de perfección. No podía caer en la tentación, no podía mostrar ni una emoción, no podía encontrar una orientación, en nadie podía buscar protección, de nadie podía esperar una buena intención.

Mis muros no podía derrumbar enfrente de alguien, mis esperanzas se aferraban a un don nadie, a un patán que sólo sabía lastimarme, ante el mundo fuerte debía mostrarme, debía ser una mujer admirable, una mujer aplicable, una mujer sociable, una mujer inigualable, una joya invaluable. Hasta que me oculté en la oscuridad de un cuarto con tu cercanía, hasta que te robe un beso que a la luna nos llevaría, hasta que me distes la seguridad que yo carecía, hasta que llenaste mi mente de sabiduría, hasta que me retaste a ser peligrosa por un día, a descubrir la química imparable que nos unía. Con tus palabras mi boca enmudecias, me provocaba mariposas escuchar tu voz enrronquecida, me sorprendía como me entregabas más de lo que merecía, tus caricias mi sistema enloquecía, tu presencia drenaba las malas energías, era ilógico como no podía controlar lo que sentía, sin ti salir de la opresión ni siquiera consideraría.

Presentía que algo grandioso estaba por pasar, sabía que cambiaría mi vida con su buena voluntad, parecía que los estragos que me perseguían iban a acabar, veía en sus ojos verdes la cálida humildad, tenía escrito en su frente lo mucho que me iba a amar, tenía escrito en sus toques que de mi nunca se iba a cansar. Estar en el carro acurrucada en sus brazos mientras la lluvia nos atrapa cada ves más es mi mejor definición de tranquilidad, una tarde hablando de Romeo y Julieta de villanos y princesas mientras jugamos bolos en la arena es mi mejor definición de felicidad, me encanta estar sentada en sus piernas mientras sus manos no me dejan de explorar, como su aliento en mi cuello me hace vibrar, como su lengua en mi boca se empieza a colar, como esta conexión me hace suspirar, como su amor de las ruinas me hace resucitar.

Escrito por icónica
Imagen de su autor.

ESCRITOS DEL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora