Hay una casa en nueva Orleans

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Hay una casa vieja llena de soledad en nueva Orleans, siento que estoy en el paraíso terrenal cuando estoy ahi, siento que la vida de una inexplicable manera me empieza a sonreir, siento que en ese lugar es imposible que duela existir, siento que en ese lugar sin ningún problema puedo ser feliz. Mis amigos la llaman el Sol naciente, yo creo que en ese lugar la humildad aún sigue vigente, que las estrellas se alinean para darnos una función sorprendente, que estoy flotando en el agua dejándome llevar por la corriente. Ha sido la ruina de varios chicos pobres, y Dios se que soy una de esas almas nobles, que luchan para salir de la miseria día y noche. Mi mamá era una costurera ella mis nuevos pantalones azules cosio, ella mucho amor incondicional me dio, ella por mi bienestar siempre se sacrifico, ella era mi oscura luna y mi brillante sol, mi padre era un apostador y en las malas mañas se perdió, era un hombre salvaje que siempre me golpeó, era insufrible vivir con el y su mal humor, era el desgraciado que a mi familia desgracio. Recuerdo haber sentido el dolor pesado del hambre, rogarle tanto a Dios que el dolor de mi corazón calme. Ir al colegio descalzo por no tener zapatos, soportar las burlas de mis compañeros y necesitar un abrazo. Recuerdo la desesperación de no poder proteger a mi hermana, las veces que intenté golpear a los hombres que la lastimaban, y aún así nunca pude lograr que pararan, ni aún así de la maldad pude cuidarla, recuerdo la vez que se suicidó por sus traumas, la encontré en la bañera con las venas cortadas, el agua estaba roja por la sangre y ya no había luz en su mirada, recuerdo haber llorado y gritado como nunca esa madrugada.

La música me ayudo, la música me salvo, la música a sido mi pasión, la música a sido mi motor. La música a sido mi alimento, la música me a dado aliento, la música a sido mi alivio cuando estoy inquieto, la música es mi destino y mi instrumento. La música a sido mi complemento, la música es lo único que tengo. Por dos meses trabaje en un bar como mesero, y cuando tuve mi primer sueldo, me compre una guitarra, todos los días bajo del árbol de esa casa cantaba, me sentía feliz aunque nadie me escuchara, sentía que Dios en ese momento conmigo estaba. Dejaba de ser ese pobre hombre lleno de problemas, dejaba de sentirme pequeño recostado en esa cerca, dejaba de ser un plebeyo para ser de la realeza. Dejaba de autocompadecer mi brutalidad, dejaba de lado la tristeza que no me quería soltar, me iba de este mundo y viajaba a un espacio lleno de paz.

Mi vida desde niño ha sido un infierno. El barrio en el que vivía era un lugar violento, desde joven veía como la gente no tenía respeto, como todos se caían a tiros por el puntaje de un simple juego. Siempre e tenido mucho de lo malo y nada de lo bueno, aunque arduamente todos los dias me esfuerzo, parece ser imposible cumplir mi sueño, estoy cansado de no poder lebantarme del suelo, en esta ciudad me siento un misterio, mis alas no pueden emprender el tan esperado vuelo, mi mente intenta buscar nuevas vistas y trazar nuevos cenderos, ni en los dulces brazos de la mas hermosa rubia consigo consuelo, ni fumándome la impotencia y la rabia mejor me siento, estoy buscando una salida en los escombros de este cementerio, mi propio castillo de arena por milésima ves estoy construyendo, las ganas de seguir adelante en mi pecho se están fundiendo, soy como la oveja negra del más avaro y solitario granjero.

Escrito: icónica
Imagen de su autor.

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