Iridiscencia.

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(s.) Fenómeno óptico dónde el tono de la luz varía creando pequeños arcoíris.


CAPITULO 5


Oscuro, sombrío, causa rabia y enfurece para después pensar seriamente en que es lo que se supone estamos haciendo con nuestra propia vida; el caminó que tomamos cuando ni siquiera estamos listos para elegir, deseando ser como usuarios en incógnito pasando desapercibidos sin causar algún tipo de cambio en este mundo.

Desgraciada o afortunadamente, la vida no es así. Así de feliz.







-ah, sí, Dazai es una verdadera personalidad dominante pero cobarde; realmente me sorprende que al final él haya mantenido el control por completo.

hablaba el médico, mientras seguía jugando con su bolígrafo, Oda sentía un sentimiento indescriptible emanar en él mismo, era una sensación ligeramente incómoda, como si acaso Dostoevsky no estuviera ni un poco preocupado por Dazai

-aun sigo creyendo que Dazai no está bien psicológicamente... quiero decir... ya sabe lo del pint...

justo en ese preciso instante, el ruso lo detuvo por completo, antes de que siquiera pronunciará palabra -Oda, comprendo que tú tuvieras una conexión muy estrecha con el, por alguna razón todos en este hospital se sentían tan unidos a él, ellos. Oh, por cierto, te comentó que está conversación ya no es privada- el pelinegro embozo una ligera sonrisa en sus labios pálidos, mirando perfectamente a través de esa ligera separación en aquella puerta del consultorio, Yosano pudo notar su mirada en ella por completo, avergonzada de ser descubierta trago saliva y abrió aquella puerta temerosa de la situación haciendo una ligera reverencia

-lamento interrumpirlos, doctor Dostoevsky... le prometo que no volverá a suceder, estoy realmente apenada- hablaba con la cabeza ligeramente gacha, el pelirrojo por un momento miro a la mujer para así mirar al otro con quién apenas hace unos segundos hablaba

-Tengo que irme, pero, hablaremos después- comentó el pelirrojo saliendo así del consultorio sin decir ninguna palabra más, el médico ruso por un momento quiso estallar en carcajadas por aquella penosa situación, pero lo evitó a la perfección. -Lamento que hayas tenido que escuchar todo esto, lo lamento, Yosano- se "disculpó" aún cuando no tenía ninguna intención de hacerlo, ya que no sentía alguna culpa, tal vez no la tenía ¿no es así?

-oh... la que debe disculparse soy yo, lo lamento- insisto, pero el ruso ignoró su disculpa totalmente

-Esta bien, no es algún secreto el hecho de que muchos en este hospital quieren a Dazai, mi paciente de TID, así mismo no muchos creen que hice bien en darle el alta, igualmente, no importa, hice lo correcto- murmuró para si mismo mientras revisaba entre sus documentos los expedientes que sabía que le pediría -disculpe.. doctor Dostoevsky... puedo preguntarle.. ¿cuál fue el tratamiento que usted le dió?- pregunto con curiosidad mientras miraba al médico, sin embargo este la miro y sonrió simplemente -me temo que esa es información clasificada-













-¿cómo dices...? ¿tus padres los dejaron en ese hospital? ¿así nada más?- pregunto mirandole completamente aturdido por aquella confesión tan cruda, pero le sorprendió el hecho que Osamu estuviera demasiado tranquilo

-sabes algo Kunikida.. Dazai es demasiado cobarde, en cualquier momento el vendrá porque he salido en contra de su voluntad.. me pregunto si...-

murmuró Osamu acercándose al otro de forma peligrosa, sentandose así sobre sus piernas mirandole con una sonrisa coqueta y con ello apretando ligeramente sus piernas alrededor de él, el rubio intentó apartarse al instante pero el castaño se lo impidió tomándolo de la camisa

-francamente... me gusta más tu amigo...~ ese chico pelirrojo ¿Nakahara Chuuya? pero ahora que te veo mucho mejor no estás tan mal...~- le susurró al oído adentrando así su mano dentro de su camisa acariciando ligeramente

-dime algo..~ ¿que te dijo Dazai de mi?- hablo de forma divertida mientras pasaba su lengua por sus labios, Kunikida por alguna razón no podía despegarse de él, era una sensación adictiva, sin darse cuenta que estaba sumergiéndose en unas escaleras en espiral, que lo llevarían al placer... y también a la oscuridad -¿q-que?- murmuró a duras penas, Osamu soltó una pequeña risa suave, casi como en un murmuró -anda..~ cuéntame qué he ha dicho Dazai?-

insistió de forma melosa, poco después el rubio aclaró su garganta mirandole -uhm... él.. dijo que no debía de hacerte caso en lo que digas..- murmuró, escuchando nuevamente aquella risita divertida que solo pudo hacerle sentir la piel estremecer -ouh..~ así que eso te dijo..- hablo decidido metiendo uno de sus dedos a su boca, paseando su lengua por este para así acercar este por su cuello deleitándose con la reacción del rubio, quien parecía estar al borde del colapso psicológico -Dazai sin mi se hubiera perdido por completo ¿sabes..?~ sin mi hubiera caído en la demencia.. me odia pero yo también.. yo siempre tengo lo que quiero Kunikida y está vez... me gustaría tenerte a tí, pagaría por ver la cara de Dazai si se entera que te he besado antes que él- hablo aquello último susurrándole al oído, paseando su lengua por su lóbulo y con ello mordiendo un poco, escuchando el suspiró que soltaba el pintor

-quiero besarte..~ Kunikida, no me detuviste antes y mucho menos lo harás ahora, siempre tengo lo que quiero.. nunca olvides eso- hablo, tomando el mentón del contrario y con ello acercando sus labios a los ajenos besándolo con cierta rudeza pero no demasiada, al principio el rubio negó a aceptar aquel contacto pero por alguna razón los labios ajenos parecían ser el camino al verdadero paraíso una sensación que no podía describir con simples palabras, hasta el punto de que ahora ni siquiera deseaba separarse de él deshaciéndose poco a poco de su cordura, encontrando un montón de preguntas y confusiones debido a sus antiguas malas experiencias, Osamu, era un chico completamente extraño pero quizás ese era su atractivo así mismo como con Dazai, los labios del castaño mordieron con cierta profundidad los ajenos separándose así uno del otro dejándolos con un hilo delgado de saliva dividiéndolos uno de otro, se miraron con una tensión que era notable y completamente abrumadora

-kunikida, no digas nada a Dazai ¿entendido?- los y tensión mientras lo observaba con una mirada amenazante con una energía bastante densa alrededor que incluso empezó a marear un poco.

entonces, se fué.













-Chuuya, lamento decirte que como pensabas las placas del auto son falsas, así que básicamente de nuevo no tenemos nada- habló Kouyou aquella mujer pelirosa, mirando con cierta pena al chico, quien a cada día que pasaba se veía mucho más triste y frustrado... incluso el hecho de convivir con el había empezado a ser demasiado abrumador para cualquiera, incluso ella quien lo miraba como a un hijo

-¡maldita sea!- gritó el pelirrojo, en un intento de liberar toda esa vida que tenía guardada dentro de él qué poco a poco empezaba consumirlo por dentro, aún cuando sabía que ese sentimiento era malo para él no podía evitarlo, sé sentía frustrado e inútil de no poder hacer nada para volver a tener a su mejor amigo junto a él, cómo quizás siempre debió de haber sido

-¿alguien ha estado cerca del últimamente? en las galerías, entrevistas, premios, algún evento la persona que lo secuestran seguramente ha estado en contacto con él en algún momento, al menos debía de saber que él tenía una entrevista ese día, conocía su agenda y la forma en la que se trasladaba- Nakahara empezaba analizar todas las palabras que le estaba diciendo ella, era un elemento de la policía, una mujer importante quien desgraciadamente no podía ayudarlo directamente como ella quisiera, entonces por alguna razón como si acaso todo este tiempo lo hubiera sabido en su mente solo pudo llegar una persona, aún cuando no conocía nombre

sus ojos se pusieron demasiado abiertos dándose cuenta de que probablemente todo ese tiempo lo había visto a veces en algunos eventos, parecía ser tan evidente ahora, me estaba involucrado directamente le parecía demasiado sospechoso -si... ya sé quién fue, el chico de la galería-

𝒔𝒐𝒇𝒕𝒄𝒐𝒓𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora