elocuencia

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(s.) El arte de hablar de modo eficaz para deleitar o conmover.







CAPITULO 2



había algo que inquietaba de sobremanera a Kunikida pero aún no podía descifrar que parte de él le inquietaba, incluso más de haber sido secuestrado, su raptor le había llevado comida solo que había un pequeño detalle que quizás había olvidado

Sus manos estaban atadas a la cama

por ende era imposible comer y su estómago empezaba a pedirle a gritos comida, llamó a Dazai al principio pero este nunca contestó, asumió que había salido de casa, así que ahora estaba atado y peor aún sus necesidades biológicas le estaban pidiendo también descargarse, empezó a preguntarse quien ganaría. Entonces la puerta se abrió, observó a Dazai quien asomaba su cabeza por la puerta mostrando una repentina timidez, el rubio le miro atentamente

-oye... Dazai, suéltame, debo ir al baño urgentemente- hablo el rubio mirando al chico, pero este ni siquiera reaccionó, inclusive pareció dar un respingo al oír su voz hablarle lo cual le había confundido -¿me escuchaste?- insistió al hablarle pero nuevamente se quedó sin respuesta así que solo suspiro con cierto fastidio, Dazai había resultado mucho más molesto de lo que había creído al principio, pensar que en la galería le resultó atractivo, que equivocado estaba, maldita sea. -D-dazai no está aquí..- finalmente lo escucho hablar, pero no eran las palabras que había esperado mucho menos aquel tono de voz, esa vocecita tímida y suave, como la de un niño, muy diferente a la de Dazai, una voz de un adulto -¿que diablos? pero si estoy viéndote justo ahora- le hablo confuso, pensando que estaba jugandole una broma demasiado mala.

-¿Ouh..? Zai... no es Dazai.. él a veces deja a Zai salir, pero Zai debe prometer no hacer desastre ni acercarse a la cocina. Por cierto... ¿eres amigo de Dazai?- ¿que? ¿quien diablos era Zai? ¿acaso estaba tomándolo por tonto? no estaba entendiendo absolutamente nada de todo lo que estaba sucediendo -¿quien es Zai?- cuestionó, entonces el castaño se señaló a si mismo, el chico se acercó a la cama, jugando un poco con sus manos y después se sentó sobre la cama mirando al rubio, realmente el actuaba como un infante, quizás de unos 6 o 7 años de edad, parecía que se dirigía a si mismo en tercera persona ¿se estaba burlando de él acaso?

-deja de jugar Dazai, suéltame ¿cómo se supone que voy a comer si me tienes atado de manos?- hablo con cierto fastidio y enojo, casi gritándole al chico, este al escucharlo empezó a mirarlo mal mientras que sus ojos empezaban a lagrimear y consecutivamente llorar entre pucheros alejándose de él mientras lo miraba incluso hasta con miedo, saliendo así de la habitación dejando nuevamente al pintor completamente solo con hambre y ganas de por piedad ir a un baño, realmente Dazai quería volverlo completamente loco.







Y paso el tiempo, probablemente solo 40 minutos, por la puerta entro Dazai pero a diferencia del que había visto hace un rato no se veía nada infantil -hola Kunikida, ¡volví! ¿has comido? ¿deseas ir al baño?- le sonrio y apenas unos segundos bastaron para darse cuenta de su gran despisté, se acercó de inmediato desatandolo para que pudiera comer, sin embargo mucho antes de cualquier cosa hablo

-por si acaso, no podrás salir de esta casa sin un código así que si piensas escapar piénsalo dos veces- hablo animadamente, una amenaza amable, literalmente

-Dazai.. deja de jugar, es cansado ¿sabes? ¿que mierda es eso de Zai?- le cuestionó y enseguida fue al sanitario casi corriendo, Dazai había abierto grandemente sus ojos por aquellas palabras que había escuchado, cuando el rubio salió miro al otro aún esperando alguna respuesta a sus dudas -Dazai... por favor déjame salir- le pidió, entonces el mencionado le miro con el ceño ligeramente fruncido

-¡oye, me estoy esforzando por hacerlo bien! ¿porque nadie puede valorar mi trabajo?- hablo entre pucheros mientras miraba al rubio este suspiró -entonces ¿me dirás que diablos es todo esto de Zai? ¿que clase de maldito juego es este?- entonces Dazai suspiró con suavidad por aquello que estaba a punto de decirle al contrario

-él.. le dije que no podía venir aquí- suspiro con suavidad -bueno, era cuestión de tiempo para que lo conocieras.. supongo. Kunikida... estoy enfermo, tengo TID- pero el rubio seguía sin entender nada -tambien se le conoce como transtorno de personalidad múltiple, Zai es una de mis personalidades, el es solo un niño, tiene apenas 6 años-

ahora entendía, pero eso solo le podía parecer mucho más aterrador...











-Astushi, akutagawa, saben que Dazai los quiere mucho también ¿si? así que deberían estar felices también y no sentirse de esa manera- hablaba el médico mientras miraba sus pacientes, Fyodor, un aclamado médico psiquiatra con múltiples reconocimientos en su campo, siendo el primero en realizar que un paciente con TID controlé perfectamente a sus personalidades, esto con la esperanza de que eventualmente estás desaparezcan

-¡lo se! pero, ¡Dazai no ha venido a visitarnos! ¡también quiero jugar con Zai!- hablo el albino, este también era un paciente del hospital quien padecía de estrés postraumático a un nivel extremo el cual le hacía tener diversas alucinaciones y esto le había ocasionado una severa ansiedad la cual estaba tratandose, Astushi mejoraba demasiado lento, pero lo hacía.

Fyodor dió un par de palmadas en la cabeza del albino intentando que se calmará un poco -tranquilo, él en cualquier momento vendrá ¿si? y podrás jugar con Zai, ahora.. ¿que tal si acompañas a los hermanos tanizaki?- el menor asintio con la cabeza mientras se alejaba, Dostoevsky sonrió mientras que caminaba a su oficina, aún notando cómo akutagawa lo estaba siguiendo, al llegar a la oficina le invito a pasar y este lo hizo, después el amable psiquiatra le sonrió -¿sucede algo akutagawa? ¿todo está bien?- le cuestionó, el pelinegro igualmente tenía una enfermedad, una que se encontraba en bastante gravedad, TB-1 o también llamado transtorno bipolar tipo 1, probablemente el más grave de todos pero que así mismo estaba en tratamiento

-¿a ti no te duele?- le cuestionó akutagawa, Fyodor sabía perfectamente como debía de mantener una comunicación con él, de lo contrario seguramente abriría a un episodio "maniático" y claramente no deseaba eso, debido a que la única manera para calmarlo era el sedante y llevaban una semana sin episodios, era un avance

-¿a qué te refieres akutagawa?- el mencionado pensó un poco si lo que estaba por decir era prudente, aunque ciertamente la prudencia le importaba poco y nada cuando se Dazai se trataba -todos aquí sabemos que ustedes se llevaron muy bien, despues de todo gracias a él tu tuviste mucho reconocimiento y todo eso, no lo entiendo aún, pero.. ¿Dazai ha hablado contigo?- cuestionó y ni siquiera le dejo responder -no intentes negar que siempre te sentiste atraído a él, todos nos sentimos así en algún momento con él, sabíamos que tú y el solían verse cuando el estaba aquí, pero... lo que no se sabe todavía es exactamente con quién te veías en realidad. Si con Dazai, o con Osamu-














Fyodor Dostoevsky
un reconocido médico psiquiatra ruso quien triunfó en el mundo de la psiquiatría y salud mental con él, Dazai Osamu, un joven de 22 años quien padecía de TID desde los 10 años de edad. Al principio el poseía tres personalidades sin contar la original, una llamada Osamu, otra llamada Zai y la última Shuji, eventualmente está última desapareció por completo dejando a las dos restantes sin contar la original

con el paso del tiempo, bajo los efectivos métodos de tratamiento Dazai aprendió a controlar a sus personalidades, al menos por mayores lapsos de tiempo hasta que finalmente fue dado de alta. Probablemente el error más grande que Dostoevsky pudo cometer que daría en declive su carrera.

Todo comienza en un punto.

𝒔𝒐𝒇𝒕𝒄𝒐𝒓𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora