Azimo Kudsai saco de su bolsillo un telar con extensión no más grande a la superficie de una mesa cualquiera y la coloco en el piso del barco, al extenderse del mismo salió arena dorada y encima de la tela comenzó a dibujarse con la misma el planeta tierra.
El maestro tomo la esfera con la yema de sus dedos y la estiro, entonces se mostró a claridad la ubicación en la que el barco se encontraba con respecto al planeta, estaban cerca de las costas de argentina, poco para llegar al volcán que fronteriza con chile.
— Aún no lo entiendo —dijo Demira levantándose para ir al borde del barco— ¿para qué necesitamos a un hechicero?
— Para que haga un hechizo que nos diga donde está Deyxam y de esa forma poder encontrarlo —respondió el maestro frotándose la nariz—, además, es más que seguro que Rebellhis ya está en camino, o se encuentra ahí, considerando que él está buscando al esposo de Saria.
En ese instante, Saria, estaba bebiendo algo de agua y al escuchar al maestro escupió todo lo que llevaba en su boca y empezo a toser, luego se limpió y limpio el suelo con una pequeña ventisca.
— Como sea —continuo el maestro después del escupitajo de Saria—, si llegamos, seguro encontraremos todo destruido, a menos que Rebellhis haya decidido ir a otra capital para hacer el hechizo, pero eso le tomaría más tiempo, no creo que sea tan tonto como para tomar esa decisión.
Tal vez el grupo hubiera hablado más, o Terion se hubiera decidido a dar alguna opinión, pero una explosión interrumpió la concentración que el grupo tenía. Vieron que era lo que les atacaba. Un dúo de aviones de guerra. Ázimo Kudsai sabía que eso iba a pasar, pero por su fortuna no le ocurrió nada al barco porque su magia solo le permitía ser afectada por magia.
En ese instante Demira se preparó para atacar a los aviones con una bola de fuego, pero fue detenida cuando Ázimo Kudsai la tomo de la muñeca.
— No lo hagas —le dijo el Kudsai—, sea lo que sea que esté ocurriendo ellos no están viendo un Barco volador.
— ¿a qué se refiere? Kudsai —se atrevió a preguntar Terion.
— Los humanos tienen un espíritu muy débil, mágicamente hablando, por esa razón no pueden percibir cosas mágicas a su alrededor a menos que sean afectados por ellas... en resumen, ellos ven otra cosa, tal vez están viendo un avión de algún país enemigo.
— ¿enemigo? ¿Por qué los humanos estarían en guerra? —pregunto Saria.
— Te sorprenderías al saber las razones... como sea, ayúdame a crear una ráfaga para alejarlos.
Abrieron y doblaron las piernas, formando una posición de pelea con los brazos, hicieron posiciones de manos y luego movieron los brazos como si estuvieran haciendo girar algo a su alrededor, apuntaron con su dedo índice en dirección a los aviones y una ráfaga salió disparada por encima de ellos como si fuera una flecha.
Los aviones entraron en problemas, pero tampoco cayeron. Minutos después decidieron alejarse.
El recorrido que hacia el avión era bastante veloz, lo suficiente como para casi llegar al volcán, pronto comenzaron a sentir calor y tuvieron que desabrigarse quitándose la bata que llevaban dejando en visto una simple faja de color negro con bordes rojos.
— ¿en dónde está la capital? —pregunto Terion viendo hacia el volcán.
— Es una buena pregunta... les dije que los humanos no podían ver claramente las cosas mágicas, en cierto punto son invisibles a sus ojos, lo mismo ocurre con nosotros ahora, una ciudad contiene tanta magia que solo vemos un volcán, pero no es así.
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Escuadrón Infernal - La corona de fuego -
Ficción General- La muerte te sigue los pasos desde el momento en que naces - Un día, un prisionero del reino de Pulsar se roba la corona de esta dimensión poniendo en peligro su existencia, en ese momento el Rey reunirá un grupo de jóvenes aprendices para recuper...