La general Niara les había comunicado el plan luego de que se instalaran en una de las pocas casas que todavía seguían en pie después de las múltiples invasiones que habían ocurrido. Dentro, el equipo intentaba hacer reaccionar a su amigo Tarik.
Se dividían por toda la sala, Lezenia con Ázimo, Saria con Tarik y Demira con Terion, veían desde las ventanas el horrible paisaje que una vez fue algo prometedor y digno de llamarse paraíso. Ahora era un cúmulo de bosques apagados después de su incendio.
— ¿Cómo lograste recuperar el control sobre tu Huko Sunjeki? —le preguntó Demira, tenía su mano tomada por la de su novio.
— Fue increíble, un momento que realmente no estaba buscando, Saria y yo caminábamos por la Amazonia, pero nunca avanzábamos, cuando nos dimos cuenta, estábamos en el lomo de una tortuga, ese es mi Ajagar.
— Fascinante, no me imagino como es su forma de Dragón, seguramente supera el tamaño de cualquiera de nosotros. ¿Cómo decidiste llamarlo?
— Basiket, fue el nombre de mi primera mascota.
Del otro lado Saria luchaba por curar y sacar de su trance a Tarik, parecía estar teniendo pesadillas, serraba los ojos con fuerza y apretaba los dientes como si algo lo estuviera lastimando.
En sus sueños, Tarik se paseaba por un laberinto de calles de alguna ciudad humana, al llegar a un basurero, hurgaría entre los restos para buscar algo que comer, la fortuna le sonreía esta vez, alguien había votado su pedido de pollo que al parecer no había sido terminado por completo.
La guerra que había explotado lo había dejado en esa situación, o es lo que le habían dicho unas cuantas personas, él no lo sabía con certeza, no conocía a sus padres, y muchos asumían que era precisamente por aquella guerra.
Se sentó encima de unos cuantos cartones que cubrían la pared y el piso y comenzó a comer las sobras de aquel pedido, no paso mucho hasta que escucho la voz de una mujer preguntándole por que estaba así, la voz venía de las sombras y sintió pánico por un momento.
— Déjeme en paz, por favor, solo quiero comer —respondió un Tarik de cinco años.
— Tranquilo, no deseo hacerte daño —dijo la voz y luego se mostró su imagen desde las sombras.
Ni bien la vio, Tarik echo a correr, seguramente seria raro para un niño que siempre vivió en la tierra ver a una demonio adulta con seis ojos, cuernos, y la piel roja. Corrió con todas sus fuerzas y para su fortuna llego a un callejón sin salida, de esa forma la mujer demonio pudo alcanzarlo y darle una nueva vida.
— Es increíble ¿puedes ver mi forma original? —le pregunto ella y el pequeño asintió— eso significa que tú también eres un... demonio.
Ella le extendió la mano mientras le sonreía pacíficamente, en cuanto dejo que su mano entrar en contacto con la de ella vio su vida cambiar. Su cuerpo se removió y empezó a temblar par sentarme sobre la cama de un golpe.
— ¡Harumi Kudsai! —dijo en un grito ahogado.
Tenia la frente sudorosa y la respiración agitada, miro a su alrededor y supo en donde se encontraba, no dijo demasiado, tomo su bata y salió fuera de la casa, nadie fue detrás de él con excepción de Saria, quien parecía estar realmente preocupada por él.
— Necesita curar sus heridas y darse cuenta de lo que realmente está pasando —le dijo Ázimo Kudsai a Lezenia después de observar el repentino despertar de Tarik.
— Es muy poderoso.
— Aun con todo eso ha sido herido, el poder no siempre garantiza que no puedan hacerte más daño del que ya te hicieron —Lezenia reflexiono en la huida de Tarik por un momento y luego bajo la mirada como si el piso se hubiera vuelto más interesante.
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Escuadrón Infernal - La corona de fuego -
Ficción General- La muerte te sigue los pasos desde el momento en que naces - Un día, un prisionero del reino de Pulsar se roba la corona de esta dimensión poniendo en peligro su existencia, en ese momento el Rey reunirá un grupo de jóvenes aprendices para recuper...