Prólogo: Iba a mandarlos juntos hasta que me apretaron el paquete.

149 9 1
                                    


Como cada tarde, estos 4 amigos volvían de clases juntos. Martín, a quien los profesores siempre le decían "Que es un joven muy listo y seguro tendrá un gran futuro". Jay, a quien los profesores siempre le decían "¡Deja de masturbarte en clase!". Clyde, elegido como el hijo más feo 8 años seguidos. Por último, pero no menos importante Rubén, quien afirmaba poder derribar un 747 con una cuchara, su argumento, "Si la usas para picarle los ojos al piloto lo derribas fácil". Como ya era tradición, los cuatro amigos caminaban juntos de regreso.

-Oigan, no es por ser malagradecido, pero... ¿No tienen que dar una vuelta extra por acompañarme? -Dijo Martín. 

-Tranquilo, así podemos asegurarte que no te pase nada malo. -Respondió Jay.

-Sí... si te isekaiean antes de volverte exitoso ¿A quién le pediremos dinero cuando crezcamos? -Agregó Clyde.

-Al menos miéntanme... -Dijo Martín.

-Nah, eres muy listo para eso. -Dijo Jay. Mientras terminaba aquella charla llegaron a la casa de Martín.

-Gracias por acompañarme.

-Nos vemos mañana. -Dijo Jay.

-No te masturbes muy fuerte... -Respondió Clyde.

-...Sin nosotros. -Completó Rubén.

- ¡Váyanse al diablo! -Dijo el chico listo mientras cerraba la puerta avergonzado.

- ¿Creen que escuche nuestro consejo? -Preguntó Jay.

-Creo que se está arrancando la riata a jaladas ahora mismo. -Dedujo Clyde.

-Diablos... Bueno ¿Quién tiene hambre? -Preguntó Rubén.

-Yo, vamos por chocokrispis. -Dijo Jay mientras retomaban su camino.

Mientras caminaban por las calles de su pequeña ciudad, siguieron su ruta habitual. En ese momento, notaron algo nuevo. En el callejón donde pasaban a diario, había aparecido una puerta nueva. Los jóvenes se acercaron sorprendidos por la misma. Rubén tocó la puerta y notó que esta estaba abierta.

-No hay seguro... ¿Le robamos la garrafa? -Dijo el joven.

- ¿Puedes pasar 5 minutos sin pensar en robar una garrafa? -Preguntó Jay.

-No. -Dijo Rubén.

-Yo tampoco, vamos por esa garrafa. -Concluyó Jay.

Tras cruzar por aquella puerta, los tres jóvenes aparecieron en un sitio extraño. Frente a ellos se extendía un denso bosque, hay quien lo describiría como "un mar de verde". Desde la pequeña colina donde se encontraba se podía ver una pequeña ciudad en medio de la misma y dos aldeas cercanas.

-Parece que se han encontrado con un destino terrible. -Dijo una voz a sus espaldas.

-Entendí la referencia. -Dijo Clyde.

- ¿Referencia? -Dijo la voz. Al darse la vuelta notaron que la voz provenía de un hombre joven. El sujeto en cuestión no parecía superar los 20, cabello castaño, ojos negros, delgado y de piel clara como la nieve. Vestía ropas negras, una camisa y un pantalón.

- ¿Es normal que haya bosques en las casas de ricos? -Preguntó Jay.

-No creo... momento, ¡¿Nos volvimos parte de un manga de isekai barato?! -Técnicamente esto es más barato... Volviendo al tema, el hombre se presentó ante ellos.

-Soy lo que en este mundo se conoce como invocador, yokai incluso pueden llamarme, pero mi nombre real es Ranna... por si se lo preguntan.

-Entendemos. -No entendían nada.

-Como sea, ya que los invoqué con mi puerta son mi responsabilidad así que debería al menos desbloquear sus talentos. -En ese momento sacó una piedra gris de 15 centímetros de su bolsillo. -Un paso al frente. -Dijo, en ese momento Jay se adelantó.

- ¿Y eso? -Dijo el chico.

-Un fragmento de la primera torre, ahora, agárrala y desbloquea tus poderes... a la piedra me refería.

-Perdón...

- ¿Me vas a soltar la verga ahora?

-Cinco minutos más... que grande... -Decía el chico, 30 segundos después soltó la entrepierna del ser místico y tomó la piedra. Fue entonces que se le quedó la boca abierta babeando y los ojos en blanco. Un minuto más tarde volvió.

-Parece que tu talento es como Granjero. -Dijo el invocador. En el suelo, la baba había escrito una hoja de habilidades.

"Nombre: Jay Rodriguez.

Edad: 16.

Clase: Granjero.

Habilidades: Lectura de semillas, Aumento de resistencia, Manejo del azadón, lectura de suelo, bendición de la tierra."

En ese momento Clyde saltó asustado.

- ¡No mames eso es del Diablo! -Cuando tomó la piedra para lanzarla quedó en el mismo estado previo de Jay, escribiendo la hoja en el suelo para algo llamado "Arcanista". Al volver en si mismo, terminó de lanzar la piedra.

-Ese era la única que tenía... -Dijo Ranna.

-Ok ¿Cuáles serán mis poderes? -Dijo Rubén.

-Sí... no puedo desbloquearlos sin la piedra. -Dijo encogiéndose de hombros.

- ¡¿Qué?! ¡No mames! -Se quejaba el chico.

-No lo dejes sin nada ¡Traidor! -Agregó Jay.

- ¡Liberen al Che! -Dijo Clyde.

-Ustedes fueron los que tiraron la piedra, no me miren a mí. -Se quejaba el Yokai.

- ¡Vendepatria!

- ¡Mal invocador!

- ¡Liberen al Che! -Ante las protestas el yokai soltó un suspiro.

-Al carajo, a ver... toma, debería servirte esto. -Dijo mientras le daba un teléfono celular. -Tiene batería infinita y puede entrar a internet desde este mundo, así que debería servirte para arreglar tus asuntos. -Con eso dicho los tres amigos fueron envueltos en bolas de luz brillantes y salieron despegados hacia el cielo. -No me pagan lo suficiente para aguantar estos mandriles. -Se quejaba el invocador mientras comenzaba a buscar por la piedra.

Tres imbéciles en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora