Primera historia; Capítulo 4: La elfa perdida en el bosque.

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En la tercera semana en este mundo ya parecía haberme acostumbrado al sitio. Clara ya había comenzado a colocar los muros y a este ritmo estarían listos para mediados de la próxima semana. Mi campo crecía bien, las plantas botaban por lo que no tendríamos problemas con la comida. Pero sí traía un problema.

-Me niego a volverme vegano... es más, ¡Comeré el doble de carne para anular a un vegano! -Gritaba a los cuatro vientos. Estaba solo por lo que nadie podía oírme. -Ahora me siento estúpido. -Lo sentía siempre, pero... hoy particularmente más.

Después de quitar las malas hierbas, regar y abonar la tierra me fui a lavar mi cuerpo y preparar el almuerzo. Ya casi no quedaba carne seca con la que trabajar, pero podría haber hecho fácilmente un plato sólo de verduras. Gracias a que había plantado árboles frutales puede que pudiera preparar dulces más adelante. Había plantado remolachas, por lo que hacer azúcar debería ser fácil... ¿Cierto? La verdad no sé cómo hacer azúcar. Esperaba que granjero me diera algo así como un sistema de crafteo o al menos recetas, pero parece que no. Tiempo después descubriría que sí hay una clase que tiene eso llamado "Artesanos", pero eso es otra historia.

Esa noche no era el único descontento con la situación. Para la noche preparé un plato sólo de vegetales. Ella no se veía tan contenta.

- ¿Sin carne? -Me miró confundida.

-Nos quedamos sin carne esta mañana. -La chica se recostó sobre la cama.

-Ok... eso es un problema. -Diría que no... pero creo que había unas vitaminas que sólo podíamos conseguir con la carne.

Pasamos cerca de tres días en la misma situación. Ya para este punto teníamos una mecánica bien establecida con Clara. En las mañanas trabajaba en el campo y ella en la casa hasta la pausa para almorzar al mediodía. Después de eso yo solía parar, mi trabajo era sólo regar, cultivar y quitar malas hierbas, por lo que solía terminarlo en la mañana. A la tarde, después de lavarme dormía una siesta. Por suerte había ropa en la cabaña, quizá le perteneció a algún cazador muerto, en cuyo caso, que en paz descanse. Después de la merienda de la tarde Clara paraba el trabajo y tras la cena... bueno, digamos que me exprimía cada noche. Al menos era considerada y se limitaba a uno o dos por noche. Fue curioso descubrir que pese a su alto lívido, cuando tomas el control se vuelve bastante dócil y tierna.

El primer día de la cuarta semana pasó algo curioso. Desde el bosque se movió maleza. Rápidamente me asusté, hasta ahora la estación lluviosa nos había protegido de los animales, pero... ¿Qué haría cuando uno nos invadiera? No sé pelear, menos con una lanza. Fue entonces que desde la maleza salió una mujer, cabello rubio, orejas puntiagudas, piel blanca como la nieve y unas caderas anchas con pecho moderado que cubría su capa de cazadora. La chica cayó en el piso frente a mí.

-Carajo... ¿Qué hago ahora? -Me pregunté frenéticamente. Al final la llevé al refugio. Supuse que sería uno de los cazadores que Clara mencionó. La elfa recuperó ligeramente la conciencia, pero era incapaz de pronunciar palabra alguna. En ese momento el rugido de su estómago sonó.

-Ham...Hambr... -Decía balbuceante.

-Creo que me hago a la idea. -Estaba preparando unas papas en rodajas, por lo que rápidamente le pasé algunas. Apenas sintió el olor saltó sobre las mismas como adolescente urgido a e-girl. No era un espectáculo muy elegante, pero eh visto cosas peores en youtube. Mientras ella comía Clara entró para merendar.

-Jay, me voy a lavar ¿Puedes preparar comida? -Decía mientras ya estaba semi desnuda en el sitio. Fue entonces que notó a la chica rubia comiendo como loca. -Ah... -Ahora temo por mi pito...

-Es un gusto. -Dijo la elfa.

-Ah...

-Cayó frente a la barricada y no sabía cómo reaccionar, así que la traje aquí, perdón, no sabía si era buena opción. -Mi compañera mestiza se tomó unos momentos para procesarlo antes de responder.

-Tiene sentido, este es el refugio para cazadores.

-Ah todo esto ¿Cómo terminaste aquí? -Le pregunté a la chica nueva.

-Después de dejar el continente salvaje viajé aquí y comencé a trabajar como cazadora, gracias a mis habilidades de elfo era mucho más fácil y seguro que para otros. Por eso cuando me dijeron que era muy peligroso ir al bosque en esta época del año, supuse que era porque los monstruos estaban más agresivos por la temporada de apareamiento o algo así... no fue así. Cuando el Mar Dulce subió me quedé atrapada de este lado. Como llovía mucho no podía hacer fuego por lo que cazar comida sería más difícil. Al final terminé vagando por 2 semanas por el bosque tratando de llegar al refugio.

-Y al llegar resulta que no fuiste la única. -Dije.

-Exacto.

-Entonces ¿Eres una cazadora elfa? Eso no se suele ver. -Dijo sorprendida Clara.

- ¿Tan raro es? -Pregunté.

-Nos dedicamos a la cría de monstruos, por lo que no nos hace mucha falta cazarlos. -Clara asintió.

-Dicen que la carne monstruo criado es más blanda y huele menos.

-Ahora que lo recuerdo, Clara ¿Podrías ponerte la camisa de nuevo? -Estaba concentrado en la explicación, pero esas dos montañas frente a mi distraían un poco.

-Como si no las vieras cada noche. -Se quejó mientras terminaba de desvestirse y comenzaba a lavarse.

-Como sea... gracias por todo, supongo. -Dijo la elfa.

- ¡Ah! Casi se me olvida, soy Jay y ella es Clara, por diferentes razones terminamos aquí y esperábamos que volvieran los cazadores para escoltarnos a la ciudad una vez termine la temporada de lluvias. -La chica asintió.

-Creo que podré ayudar con eso luego, de momento, déjenme darles esto por las molestias. -En ese momento sacó de su bolsa un pájaro de cerca de 50 centímetros de alto, bueno, sería más correcto decir que era como un dinosaurio con plumas. Al verlo Clara se emocionó.

- ¡¿Puedes cazar sola?!

-Gracias a mi habilidad de elfo, los monstruos se amansan conmigo, por lo que me es bastante fácil cazar sin riesgo.

- ¡Quédate con nosotros! -Dijo alegre.

- ¿Qué? -Pregunté.

-Jay puede hacer crecer vegetales y especias, si a eso le sumamos que tú puedes traer carne y yo puedo construirnos una gran casa, viviremos muy bien los tres. -En ese momento me acerqué a Clara para susurrarle algo.

-Oye... ¿Si sabes que si está aquí no podremos hacer "eso" hasta que estemos solos? -En ese momento la chica sonrió.

-Entonces sólo tiene que unírsenos, después de todo, es normal que en una tribu de leones haya un macho con varias hembras. -Ahora siento que mi carga de trabajo aumentó de golpe...

Tres imbéciles en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora