11. Depredador al asecho

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La ducha le había sentado muy bien

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La ducha le había sentado muy bien. Se sentía fresco, la herida estaba mejorando, se sentía liviano, como si el peso que llevaba sobre su espalda se hubiese esfumado —pero sabía, no tardaría de volver— no con todos los problemas que debía de estar ocasionando el quedarse allí aislado, sin nadie de su manada.

Cuando salió del cuarto de baño completamente cambiado con ropa limpia que Off le había llevado, vio que este se encontraba mirando por la ventana, abstraído de todo lo que pasaba a su alrededor, ni siquiera lo había oído caminar hacia él.

—¿A dónde iremos? —le preguntó para ver si de aquella manera salía de su nube, lo cual lo hizo.

Se giró y lo miró, serio y algo distante.

—A dar una vuelta, como he dicho —le contestó colocando sus manos detrás de la espalda.

—No tendremos a esos mastodontes siguiéndonos todo el tiempo ¿o sí? —Preguntó— No sabía si seguir irritado o feliz porque tendría algunos minutos sin sentir que alguien le iba pisando los talones para "protegerlo".

Off rio levemente e incluso relajó sus facciones.

—Solo seremos tú y yo —le contestó sinceramente, lo que provocó que Gun se sonrojara levemente, desviando la mirada de su amigo para que no viera cómo había reaccionado su cuerpo ante aquellas palabras.

—Va... Vale —dijo y se acercó hacia la puerta, seguido muy cerca por Off.

Bajó las escaleras, inspeccionando la casa, no se había tomado el tiempo de admirarla. La planta de arriba tenía fácil seis habitaciones y abajo era amplia y con grandes espacios y cuartos ocupados de distintas formas. Un living moderno, un comedor arreglado y elegante, una cocina donde podían fácilmente entrar veinte personas y un amplio salón, al parecer para que los niños pudieran jugar. Había otra puerta, pero no logró ver qué había dentro, estaba cerrada.

Cuando salieron sintió la brisa fresca y reconfortante acariciar su rostro, cerró los ojos disfrutando de la sensación de paz y tranquilidad que le provocaba. Incluso levantó sus brazos, sintiéndose repentinamente libre de todo aquello.

Off por su parte, pasó junto a él y bajó los tres escalones que separaban la casa del suelo y esperó pacientemente a que Gun abriera los ojos y lo mirara.

Como le hubiese gustado a Gun vivir una vida tranquila allí, sin que nadie lo molestara, sin que nadie le pidiera ser algo que él no quería ser, sin tener enemigos que querían acabar con su vida constantemente. Sus ojos se abrieron y se encontraron con los de Off, quien lo contemplaba impávido y enamorado.

—¿Es de Nadech la casa? —Preguntó mientras bajaba los escalones y se unía a Off— pero sin dejar de observar a todos lados, esperando encontrar una forma de escapar de allí con éxito.

Off no le quitó el ojo de encima incluso cuando lo tuvo a su lado y comenzaron a caminar.

—La casa y las hectáreas de bosque. Tu manada debería de saberlo. No pueden entrar aquí por un trato que hicieron. Si entran estarían rompiendo el Tratado.

Quédate conmigo - H.A #13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora