Ninguno lo planeó.
Ninguno jamás maginó lo que podría pasar, pero el destino lo quiso así. El destino... hizo su jugada y ellos tendrán que ir en contra de ese destino, a menos que... quieran que todo termine como ya una vez lo hizo...
🍒 Contenid...
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No le quitaba la mirada de encima, lo observaba y pensaba que Gun no era el niño ingenuo, inseguro e inocente que había conocido alguna vez. Ambos niños habían muerto muchos años atrás y habían sido reemplazados por casi adultos que no se conocían y no sabían nada el uno del otro. Pero él sabía algo. Algo que Gun no debía de saber, o no por el momento, pues a pesar de que no le gustaba la idea, sabía que si le decía lo que verdaderamente estaba pasando terminaría por tomar las riendas del asunto, volvería a ser el alfa de la manada y aquello no debía pasar, pues si lo hacía, estaría firmando su sentencia de muerte. Después de todo, no podía haber más de un Alfa en una manada y Yai, su tío, no estaría nada feliz de dejarle el mando después de todos los años que le había llevado obtenerlo.
Se levantó y con suavidad —para no despertar a Gun— lo deslizó dentro de las cobijas, después de descalzarlo. Y una vez que se aseguró de cobijarlo, cerró los ojos y le dio un suave beso en la frente —tenía que terminar de secarse y ponerse la ropa— abrió los ojos y se encontró con dos hermosos ojos verdes mirándolo curiosamente.
—¿Por qué me besaste?
—Lo siento —se disculpó Off, sosteniéndole la mirada.
—¿Por qué te estás disculpando? —Lo tomó por la muñeca y lo atrajo más cerca de él—. No lo sientas —susurró pegado a sus labios.
La piel bajo su mano ardía y la cercanía de sus labios solo hacían que deseara una cosa, besarlo. No hubo palabras que decir, no más preguntas ni negaciones, no mas mundo afuera de esas cuatro paredes. Por un instante solo eran ellos dos. Sus labios se encontraron y se unieron en un beso, uno muy anhelado, un beso que dejaba atrás muchos años de espera.
El silencio abundaba en la habitación, no se escuchaba nada más que no fuesen sus besos, soltó su muñeca y llevó ambas manos alrededor de su cuello y él, apoyado en la almohada se embriagaba con puro deseo, el beso se hacía más intenso, su erección era notoria, sólo una toalla en la cintura lo libraba de encontrarse completamente desnudo. No podía controlarse, unos segundos más y se lo devoraría entero. Rompió el beso y con desesperación atacó su cuello, lo besaba con furia con fuego quemando como lava hirviendo que recorría todo su cuerpo. Su olor penetraba hasta su cerebro. Lo necesitaba.
—Estas... herido. —logró decir en un susurro, cerca de su oído.
—No digas nada, por favor, no lo detengas.
—No quiero lastimarte.
—No quiero que lo hagas. Y no lo harás. Bésame como antes. Deja que te bese. ¡Tócame! —ordenó.
Con una mano, acarició su rostro, con la otra se despojó de la toalla que lo cubría y quitó las mantas, arrojándolas al piso. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba sobre él y la ropa que llevaba puesta, había desaparecido. Llevó su mano directamente al miembro de Gun y tomó la suya invitándolo a hacer lo mismo. Ambos se sentían excitados, se sentían bien, era una sensación indescriptible. Off fue recorriendo su cuerpo a besos, se detuvo un momento a jugar con los pezones rosados de Gun y continuó hasta llegar a su entrepierna. El las separó un poco dando espacio para que Off pudiera acomodarse y tomar entre sus manos su miembro, estaba realmente duro y húmedo por el pre semen, —un gemido placentero— se lo metió en la boca. Lo escuchó jadear y pronto sus manos lo empujaban, contra su pene. Arriba y abajo chupaba en un vaivén de placer y el disfrutaba la mamada que le estaba dando el chico que tanto amaba. —No era justo que estuviera aun sanando de la puñalada, el necesitaba más de Off, quería sentirlo por completo dentro de él, pero estaba seguro que no pasaría, al menos no esa noche—. "Ahhhh" tan excitado pero Off, no se atrevería, no lo iba a lastimar. Unas cuantas mamadas más y terminó corriéndose dentro de su boca.