Capítulo 9

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Beatrix's POV.

Todo ocurrió muy deprisa. Nada más salir del portal, me encontré de bruces con Stella. Junto a Bloom lo cerró. Estaba haciendo lo correcto, y yo no. Cómo siempre. Noté su mirada sobre mí, su mirada analizándome absolutamente todo. Mis hermanas estaban a mi lado. Isobel se reía, y D'Arcy se aguantaba la risa. ¿Qué estaba pasando?

- Stella... Te eché tanto de menos - Dije, de forma totalmente sincera. Me acerqué a ella para darle un abrazo de reencuentro, pero me llevé un empujón. - No te quiero hacer daño.

- Ya, claro. Creí que habías cambiado, Beatrix. Creí que por fin... - Noté su cara de decepción, vi cómo apretaba los puños y me miraba con la peor de las caras. Nunca la había visto mirar a alguien con tanto odio como me miraba a mí. - Que por fin serías la chica de la que me he enamorado, y no la villana que has demostrado que eres.

- Estarás a salvo si vienes conmigo. Tú también estás de acuerdo conmigo, Alfea es una basura. Puedo salvaros a todas, pero tienes que dejarme hacer lo que quieren mis hermanas.

- Sí, es una basura, pero... ¿De verdad te planteas acabar con todo un instituto por las basuras que te metieron en la cabeza tus hermanas? - Se quedó a un palmo de mí.

Las dos nos miramos, más con ganas que con rabia. Sus lágrimas caían por sus ojos al mismo tiempo que su mano agarraba mi camiseta y me intentaba pegar. Podía acabar con todo, podía pegarme y soltarme su magia, acabar con el sufrimiento, matarme de nuevo. Yo, aunque asustada, sabía que no lo haría.

- Stella, igual tienes que relajarte un poco - Le dijo Bloom, mientras miró para atrás y vio al resto del grupo llegar - No conseguirás nada así.

- Es lo que se merece esta hija de puta. Me hiciste amarte, Beatrix. Me hiciste desearte ver cada noche porque por fin habías cambiado y eras la persona con la que tenía una conexión de verdad, pero ahora te veo y siento asco. Porque no has cambiado, y me has utilizado igual que utilizas a todo el mundo... - Aquellas palabras me dolieron de verdad.

- ¿De verdad piensas eso de mí? - Dije, intentando aguantarme el nudo en la garganta que tenía - No era mi intención joderte a ti, ya sabes que te q...

- ¡Cállate! ¡No digas cosas que sabes que son mentira!

- Sabes que no lo son, y que sientes lo mismo.

- ¡Cállate! ¡Déjame en paz!

Mi hermana D'Arcy se puso entre medias, y pude ver cómo miraba a Stella con una sonrisa cínica.

- Y tú ni te me acerques. Me hiciste creer que eras la pobre Deborah, que buscaba amigas. Lo que eres es una falsa de mierda. 

- Mira tú qué pena. Eres una ingenua, Stella. Se están juntando todos tus demonios, pobre bonachona. Cariños, nos vamos. Las Daniels tenemos mucho que discutir, y una princesa no puede estar entre medias.

- Lo siento, Stella, lo siento... - Le dije, pero ella ni siquiera me miró.

Volvieron a la escuela, y nosotras desde arriba pudimos ver el homenaje que se le estaba haciendo a Bloom y Stella. Todo el grupo se había reunido, vi cómo se abrazaban, cómo la madre de Stella les daba una medalla por haber salvado el mundo. Pero la mirada de Stella era perdida, y joder, era mi culpa. 

La veía agarrar su premio sin ganas, como si no fuese suyo. Miraba al cielo, y yo sabía exactamente qué estaba sintiendo. ¿De verdad he hecho lo correcto apoyando a mi familia? ¿La he traicionado?, por una vez en mi vida, tengo remordimientos. 

Mis hermanas comenzaron a volar hasta una montaña, y yo fui con ellas. Por fin tendría una conversación con mi familia, la conversación que tanto buscaba. Podría conocer a mi familia...

- Tenemos mucho que contarte sobre nuestra familia, Beatrix. Entiendo que vienes a hablarnos porque quieres respuestas a cambio de tu apoyo. - Comenzó a hablar Isobel, la vi más amable de lo normal - Y por eso te hemos traído a esta montaña. Porque las paredes tienen historia, y tú misma descubrirás todo lo que ocurrió con nosotras. Con la tradición familiar de los Daniels. Esto va a ser muy duro, si quieres irte, lo entendemos. 

- No, he venido aquí por algo. Quiero saberlo todo sobre mí. Todo.

- Bien. Naciste en el año 2005 en Aster Dell. Éramos una familia feliz, vivíamos con nuestros padres. Yo, Isobel, nací en el 1996, mientras que D'Arcy es más joven, nació en el 2001. Las tres vivimos la catástrofe.

- ¿Estábais allí?

- Sí. Lo estábamos. Yo tenía once años. D'Arcy era todavía pequeña. Recuerdo cómo llegaron y destrozaron el pueblo porque eran todo brujos. Te buscamos por todos los escombros. Estuvimos una semana entera buscándote. Siempre tuvimos un cuarto para ti en nuestro piso.

- ¿Y papá? ¿Y mamá?

- Fallecieron en el ataque. Sabíamos que papá conocía a Andreas. Era el único especialista que respetaba a los brujos.

- ¿Brujos?, pero yo soy un hada...

En ese momento, se quedaron totalmente calladas las dos. Me miraron, y ahí supe todo.

- Fuimos víctimas de Aster Dell porque somos las únicas criaturas híbridas de este mundo. Somos hadas, por lo que estudiamos en Alfea, pero ahí nos discriminaron por ser brujas. Nosotras supimos desde pequeñas esta herencia bruja, pues nuestro padre era brujo. Pero tú eras muy pequeña, y ni te acuerdas. Es probable que ni siquiera tengas los poderes de bruja ahora mismo, cielo. - Completó D'Arcy - Porque a ti te vio Rosalind y te rescató. Porque Andreas se enteró de que seguías libre.

- ¿Y por qué no os salvó a vosotras?

- Porque nosotras ya sabíamos que éramos brujas. Nunca nos quiso de verdad. Para ti era un padre, pero... Tu familia somos nosotras. Las únicas que te podemos hacer recuperar tus poderes de bruja. Y para eso tenemos que atacar la escuela. Porque seguro que en los archivos guardan la forma de volverte a recuperar tus poderes. No queremos matar a nadie. - Respondió Isobel - Y tú nos vas a ayudar.

- Iba a hacerlo, pero...

- No quieres que nadie descubra que eres una híbrida, ¿verdad?, es algo de lo que te avergüenzas. Y te hemos traído aquí para que veas nuestros antepasados. 

En la montaña, descansaban mis padres y mis abuelos. Leí todas sus historias, una familia de hadas y una familia de brujas que podían vivir en paz. Había fotografías mías de bebé, de mis hermanas, de mis padres, a los cuales no reconocí. Por fin había descubierto todo lo que quería saber sobre mi familia, tenía nombres, apellidos, historia.

Pero algo dentro de mí sabía que no estaba completa. Que por mucho que tuviese al lado a mis hermanas y ellas no quisiesen hacerme daño, y que no fuesen tan malas como me esperaba, algo no estaba bien. 

Al ver la cara de Stella, su decepción... Sé que si ella supiese esto me apoyaría y terminaría reconociendo que mis hermanas no buscaban hacerme daño, pero es que ella no lo ha escuchado. Se queda con que han abierto un portal y terminado con el equilibrio del mundo, lo cual es cierto. Pero aunque el fin no justifica los medios, en este caso, tampoco las vuelve un demonio.

Le envié mensajes a Stella, quería hablar con ella, y no me respondía. Volví a Alfea, pues yo sigo viviendo allí, y me quedé en el patio, sola, como siempre. Parecía que nada había cambiado, y ahora era todavía más apestada. No sabía cuándo íbamos a atacar la escuela, pero sería pronto. Me puse a leer un libro con los auriculares puestos, deseando que me llegase algún mensaje de Stella y poder explicarle todo.

Pero ese mensaje nunca llegó, y la vi a lo lejos con sus amigas... Las que yo creía que terminarían siendo mis amigas, que probablemente ahora me odien todavía más que ella. ¿Tengo yo la culpa?, seguramente, pero si algo no ha cambiado por mi parte hacia ella es el amor que siento.

Y, por la forma en la que me miró, sé que en ella tampoco. 

Y en medio de toda la desesperación, me llegó un mensaje.

Un "Tenemos que hablar", que más que darme miedo, me dio ilusiones. ¿Podría explicarme por fin con ella y demostrarle que no soy la mala de esta historia?

You have me. | StellatrixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora