Meilė Azkabane

V - Las visitas

Severus, Rabastán, Harry, Fenrir y Martin salieron de sus celdas camino a las visitas; Harry estaba de un pésimo humor pues no había podido dormir muy bien debido a las constantes pesadillas que había tenido la noche anterior, pues por más que Severus lo ayudase a dormirse el menor tenia pesadillas igual, a no ser que Severus se pusiese a su lado y lo dejara apoyar su cabeza en las piernas del mayor, otra posibilidad era que el mayor lo dejase subir a su regazo, ya que no pesaba tanto, y se durmiera con las suaves caricias que este le daba en su espalda.

Harry caminaba lentamente mirando cada uno de sus pasos y con sus manos temblando a ambos lados de su cuerpo; Severus y Rabastán miraron al más pequeño con bastante ternura, obviamente no lo iban a decir en voz alta, pues tenían una reputación que mantener (Severus no tanto, pero eso es aparte), pero con lo perdido que estaba el joven y la confusión que parecía tener siempre en su rostro, no podían evitarlo; el menor aun no tenía lentes así que seguía viendo borroso y forzando su vista, pero no podían hacer nada con respecto a eso.

Harry camino por el largo pasillo hasta las escaleras que daban al módulo 6, pues para ir a la sala de visitas debían bajar hasta el módulo 1. Severus y el resto estaban detrás de él asegurándose que este no se cayera por las escaleras, pues aún rengueaba, pero ya no necesitaba tanta ayuda como hace un mes atrás. Fenrir sostuvo a Harry cuando en una curva corta de la escalera este se tambaleó, Harry giro despacio y levanto la mirada apenas del suelo para posar sus ojos verdes en los azules del hombre lobo.

—Gra- Gracias —Dijo moviendo sus dedos nerviosos y mirando por poco el suelo. Fenrir sonrió de medio lado.

— De nada cachorro—Le dijo Fenrir cálidamente al menor y mostrando sus dos colmillos no tan afilados como antes.

Harry se volvió a girar y siguió bajando los escalones sin pena alguna en que estuviese tardando tanto y provocando una multitud de prisioneros detrás del grupo de cinco, poco a poco terminó de bajar los escalones y pisó el quinto modulo. Sus cuatro protectores se pusieron detrás suyo y nuevamente comenzaron a caminar hacia el cuarto módulo de prisioneros, todas las celdas estaban vacías debido que las visitas eran para todo el mundo una vez a la semana, el número siete era el último en bajar debido a que estaba en lo más alto de la prisión, al bajar los prisioneros del mencionado modulo, absolutamente todos los guardias hacían fila a los costados y se fijaban que no hubiese altercados, además de ver que nadie fuese demasiado estúpido como para tratar o siquiera pensar en escaparse.

Los gritos de los guardias diciendo que se apuren y que no frenaran para nada, se escuchaban por todos lados, las visitas en el primer módulo podían escucharlas y aquellos que eran ignorantes de lo que podía estar pasando no entendían nada; luego de varios minutos todo el modulo siete logró pisar el modulo dos, pero cuando Harry coloco su tembloroso pie en el suelo fue empujado desde atrás por varios mortífagos de bajo rango, los cuales habían comenzado a tener una obsesión por molestar al más pequeño de todos, pues el otro joven/adolescente que había en la cárcel era por varios meses mayor al joven Potter; Harry cayó al suelo tropezando con sus propios pies. Severus y el resto también habían sido empujados cuando al grupo de idiotas se les había ocurrido pasar corriendo, pero cuando Harry cayó al piso se levantaron enseguida sin percatarse que la mano de un joven moreno con ojos de color chocolate ya lo estaba ayudando; Harry se levantó con los ojos llorosos y se encontró con la mirada chocolate de su compañero de curso Blaise Zabini, quien al igual que él había sido encerrado por una estúpida razón, Harry lanzó dos lágrimas antes de tomar la mano que le extendían y levantarse del suelo.

—Gra- gra-gracias—le dijo el ojiverde algo atemorizado por la mirada seria y oscura del sangre pura.

— De nada Potter— Le dijo con media sonrisa que era una línea muy fina y siguiendo su camino junto a su madre.