Capitulo 2: Vieja amiga

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En la actualidad

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En la actualidad...

—Diana, ¿Recuerdas a Enzo Rinaldi?— me pregunta Sylvana mientras me adentro a la sala de la mansión. —Era amigo de tu padre en la compañía.

Oh claro que lo recuerdo... también recuerdo que toda la familia lo odiaba. Lo miro por un segundo y luego paso de él, me acerco a una mujer de mediana edad, la cual me sonríe. —Que gusto verte Margaret.

—Bienvenida joven Diana.

Siento como una puerta se cierra y pasos se acercan por las escaleras. —Adelaida...

—Lo sabía, yo lo sabía. Sabía que regresarías a casa.— la pelirroja se lanza en mis brazos. —Te extrañe muchísimo, hermana.

—Yo también fosforito, yo también.— acaricio su espalda.

—No me vuelvas a dejar sola. Y si te vas llevame contigo ¿Está claro?—rio ante el tono amenazante de su voz.

—Cinco años... Cinco años y por fin te atreves a volver.— dice una voz masculina atrás de mi. —Como dijo Addy, ni se te ocurra volver a irte sin nosotros.

Me doy la vuelta y miro al otro pelirrojo. Camino hacia él y lo abrazo. —Thai.

—Te extrañé Dian. Me hiciste mucha falta.— susurra en mi oído, abrazándome con fuerza. —No me vuelvas a dejar.

—Por favor...— susurra Adelaida mientras se une al abrazo.

—Se los prometo, jamás los volveré a dejar solos mis fosforitos.— ríen al escuchar sus apodos salir de mis labios.

Nos encontrábamos todos cenando, incluso él tal Enzo Rinaldi. Dejo de mirar al hombre y observo a los pelirrojos los cuales están peleando por las frutillas.

—Mañana tú y yo saldremos.— dice Thiago apuntándome con su tenedor. —Tenemos que recuperar el tiempo perdido.

—Suena como una gran idea.—responde Sylvana desde el otro extremo de la mesa

—Bien, porque quiero pasar a la oficina.— digo con una sonrisa, en cambio el rostro de mi tía y de Enzo cambian.

—Habrá mucho tiempo para eso, Bertinelli Universale no ira a ningún lado.— habla Enzo.

Sonrió, sonrió demasiado, me duele la mejilla de tanto sonreírle a Rinaldi. Logro divisar como Margaret esta a punto de caer con las frutas encima de mi, antes de que lo haga atrapo la bandeja y a Margaret sosteniéndola de la espalda.

—Lo siento joven Diana.—se disculpa apresuradamente.

Ne volnuytes', eto byl prosto spotykat'sya. respondo sin darme cuenta.
[No te preocupes, solo fue un tropiezo]

Ahogados en recuerdos ๑ [Vol.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora