Ahogados en recuerdos ๑ [Vol.1]

Capitulo 22: Glades

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Adelaida se encontraba en casa de unas de sus amigas, la cual vivía en Glades. Al ver las noticias y a todos correr se apresuró para salir.

—¿Qué hacemos?— pregunta ella, pero su amiga ya había salido corriendo. —Emily. Carajo.— de pronto un hombre se le acerca.

—¡Levanta las manos! ¡Y dame todas tus cosas! ¡Rápido!

—S-sí.— al ver el arma ella se asusta.

Un chico de sudadera roja aparece golpeando al hombre en la cabeza y arrebatándole el arma.

—¡Vamos!— él toma su mano y corren lejos del callejón. —¿Estás bien?

—Gracias.— susurra ella temblando sin agarrando más fuerte las manos del chico.

—¡Adelaida!— exclama Thiago acercándose a ellos. Thea aparece en la esquina y se acerca a Roy. —¿Qué Haces aquí?

—Vine haber a una amiga... Ella... Él, él me salvo de un hombre.— Thiago mira al chico y luego a la chica al reconocerla habla.

—¿Thea?

—¿Thiago?

—¿Se conocen?

—Sí, él es Roy 

—Gracias por salvar a mi hermana. Ahora debemos irnos.— Thiago toma la mano de su hermana, pero ella aún sigue sujeta del chico.

—¡Ayuda!— exclamaban las personas en un autobús dado vuelta.

—Debemos ayudarlos.— dice Roy.

—Roy no podemos, sé que debes demostrar algo, pero no eres el vigilante.— exclama Thea.

—Debo ayudarlo, póngase a salvo.

—Vayan ustedes. Yo me quedaré con él.— Thiago besa la frente de su hermana. Ella y Thea corren hacia un auto qué estaba con llaves.

—¿Qué hacemos? 

—Intentaremos desbloquear la puerta. Vamos.

Diana, la cual ya estaba en la dirección, no encontró a nadie. Cerca de ahí estaba el trabajo de Laurel, se detiene al ver como el detective Lance estaba ahí.

Se mete por detrás y se encuentra con Laurel debajo de un escombro y Tommy intentando quitarlo.

Ella corre rápidamente hacia él. Al ver como Tommy la miraba supo instantáneamente qué era Diana al ver sus ojos.

—Uno... Dos... Tres...— exclama Diana, mientas ayuda a levantar el escombro.

—Laurel, ve. Corre, voy detrás de ti.— dice Tommy.

De pronto, un escombro cae encima de la pierna de Diana. —Mierda.

—Te ayudaré tranquila.— Laurel también intenta devolverse. —¡No! ¡Vete, Laurel!