Capítulo 18

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Elizabeth abrió los ojos aún adormecida viendo los rayos de sol entrar por las ventanas del dormitorio. Amaba despertarse con la cálida sensación del brazo de Anthony alrededor de su cintura atrayéndola hacia él para sentir su cuerpo contra el suyo. Llevaban poco tiempo con este tipo de rutina pero ambos se habían adaptado al otro de manera asombrosa.

- Mi Vizcondesa - susurró su esposo besando suavemente su cuello y oler su aroma que lo volvía loco.

- Buenos días mi Vizconde - dijo para girarse, mirarlo, para verlo con sus ojos aún cerrados y besarlo mientras una risa salía de su boca - ¿Tienes hambre? - cuestionó al hombre.

- Puede, pero creo que tengo aquí algo que me apetece más - respondió atrayendo el cuerpo de su esposa para hacerle unas leves cosquillas.

- Pues yo si tengo hambre así que, ¿qué te parece si desayunamos? - dijo saltándose del agarre de su marido para salir de la cama, para mirar disimuladamente las sábanas en busca de alguna mancha, pero no vio ninguna.

"Ya van seis días" pensó mientras se vestía con un cómodo vestido de estar por casa.

- Eres aún más preciosa cuando no llevas esos tocados de señorita - la abrazó el Vizconde.

- Bueno, es que ya no soy una señorita - señaló Elizabeth sonriendo.

- Y me alegro de eso - expresó mientras rodeaba la cintura de la de iris color avellana - ahora eres Lady Bridgerton.

- Es verdad - se recordó a si misma que aún no se acostumbraba a haber perdido su apellido de soltera.

- ¿Es verdad? - interrogó mientras reía de lo dicho por su esposa pues le pareció gracioso que se le hubiera olvidado que ahora es una Bridgerton.

Bajaron a desayunar al salón familiar de Aubrey Hall. Té con dulces y tostadas estaban preparados en la mesa. Se sentaron y al beber de su taza de té Elizabeth notó un sabor diferente al que solía y seguidamente sintió una arcada desde lo profundo de su garganta. Su rostro se desformó acción que llamó la atención de Anthony preocupándolo.

- Elizabeth, ¿ocurre algo? - cuestionó levantándose y agacharse a su lado.

- ¿No te sabe mal el té? - preguntó a su esposo.

- Yo no he notado nada, ¿quieres que hagan otra tetera? - sugirió llamando a un sirviente que estaba en el salón.

- No, no es necesario - contestó rápidamente pues en realidad sospechaba lo que le podía estar ocurriendo.

- De acuerdo - sentenció inseguro Anthony, para volver a sentarse para observarla.

La de cabellos castaños, que ahora lo llevaba suelto, volvió su atención a la comida y antes de poder morder la pasta, el tan sólo olor de esta, hizo que otra arcada volviera a su cuerpo, pero esta vez acompañada de una sustancia nada agradable. Corrió lo máximo que puedo para llegar a uno de los baños más cercanos de la sala para poder echar el vómito que amenazaba por salir. Tras de ella, muy preocupado, salió disparado su esposo.

- ¡Elizabeth! - gritó mientras entraba en el baño y la veía devolviendo. Tomó su cabello para apartarlo del rostro de su mujer.

Cuando terminó, le pasó un pañuelo para que limpiara su boca.

- Voy a llamar a un médico - sentenció con gran preocupación Anthony por el estado de su amada esposa.

- Anthony, no te preocupes - le dijo para que ahora su esposo la mirara confundido - creo que sé lo que me ocurre.

Anthony la miró en busca de respuestas. Elizabeth al ver la impaciencia de su esposo puso sus ojos en blanco.

- Creo que estoy embarazada, mi periodo se está retrasando - explicó a lo que el Vizconde se quedó observando su rostro para después posar la mirada en su vientre y poner su mano en este.

Descubriendo el Amor [Anthony Bridgerton]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora