Capítulo 23

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Al día siguiente del anuncio del compromiso de Colin con la señorita Thompson, los Vizcondes se dirigían en un carruaje, como habían acordado a la agencia de la joven Enola Holmes. Al llegar al destino primero bajó Anthony ofreciéndole su mano de ayuda a la Vizcondesa para bajar.

- Enola Holmes, Agencia de detectives - leyó el Vizconde el cartel del establecimiento.

- Entremos - dijo impaciente su esposa agarrando su brazo.

Al abrir la puerta, un leve tintineo sonó indicando la llegada de alguien y su hermana salió que al verlos corrió hacia Elizabeth para abrazarla.

- Elizabeth - habló emocionada de verla, que al separarse pudo ver su vientre abultado - enhorabuena por el embarazo - felicitó ahora a ambos mirando también al hombre - Vizconde - saludó haciendo una leve reverencia.

- Ahora eres mi cuñada, no hacen falta esas formalidades - expresó el hombre.

- Es bastante acogedor el lugar - comentó Elizabeth mirando a su alrededor y al toparse con cierto objeto en el escritorio soltó una exclamación que hizo que ambos presentes la miraran caminar hacia él y cogerlo - no me puedo creer que aún conserves a Dash - dijo enseñando la piña envuelta en lana haciendo que Enola riera y Anthony mirara aquel objeto confundido, gesto que no pasó desapercibido para su esposa - Dash era el juguete favorito de Enola cuando era niña, aún la recuerdo como la paseaba. El nombre le viene del pomerania que tenía la Reina Carlota. Ella también quería uno y se lo hizo - explicó Elizabeth nostálgica dejando el objeto en dónde estaba.

- Hermana - habló avergonzada la joven para mirar de reojo al Vizconde que sonreía.

- No pasa nada Enola, eras una niña adorable, hasta que aprendiste a pelear, vaya golpes me dabas - recordó para abrazar de nuevo a su hermana - Por cierto, ¿estás viviendo aquí? - interrogó pues al acercarse al escritorio pudo ver parte de la trastienda y observó una cama.

- Si - dijo dudosa la joven.

- ¿Tú sola? - interrogó Elizabeth ahora preocupada.

- Si, pero no te preocupes todas las noches cierro bien con llave y no me ha pasado nada - explicó Enola a su hermana.

- Si quieres puedes quedarte en la casa Bridgerton, tenemos espacio de sobra - sugirió el Vizconde intentando ayudar a su cuñada.

- Oh no, muchas gracias Vizconde pero con los casos que tengo que investigar es mejor que me quede aquí - agradeció la hermana de Elizabeth.

- Enola, ya sabes que tienes que tener cuidado - advirtió su hermana al recordar las persecuciones que vivieron - cualquier cosa que necesites, pídemela, soy tu hermana.

- Muchas gracias hermana, pero por ahora voy bien - mintió a la joven pues no quería admitir que no tenía ni un solo caso - ahora que lo pienso, no os he ofrecido una taza té, sentaros y os traigo un poco - ofreció la más pequeña de los Holmes.

- Mejor que no Enola, desde que estoy en estado no puedo ni olerlo - expresó su hermana mayor.

Se sentaron y hablaron durante un rato hasta que la hora de irse llegó. Salieron fuera de la agencia para despedirse.

- Enola, no te metas en problemas - susurró la mayor mientras acariciaba su cabello - además, podrías acordar algún encuentro con el Vizconde Tewkesbury - dijo provocando un sonrojo por parte de la pequeña.

Al llegar al hogar Bridgerton se dirigieron al salón principal dónde estaba Violet bastante molesta.

- Buenos días madre - saludó Anthony a su madre mientras tomaba asiento en el sofá frente a ella.

Descubriendo el Amor [Anthony Bridgerton]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora