Supe que Ángel había escuchado todo en cuanto lo ví, bastó tan solo una mirada para saber que fingía odiarme, porque eso era, falso, una farsa, Ángel me quería, me quiso desde la primera mirada, la primera palabra, la primera caricia...Estaba recostado en su banca en dirección contraria a la mía, su cabello perfectamente peinado era la única vista que tenía, me dolía verlo tan sentido, un ser tan sensible, tan frágil, y yo había sido el motivo de su primera grieta, yo fui su debilidad, su fortaleza, ¿Cómo era posible aquello?
No sabía que más hacer, no soportaba darle su espacio y dejar de hablarle, no podía tragarme más todos esos sentimientos, esas palabras.
-Ángel, ¿Podemos hablar?
Silencio.
-Tenemos que hablar...
Pensé que de nuevo no recibiría ningún tipo de respuesta por su parte, hasta que sentí su mirada en la mía, sus ojos amielados penetrandose en los míos lenta y profundamente.
Y salieron aquellas palabras, cómo si se las estuviera guardando al igual que yo.
-Abi...
-Ángel...
-¿Qué nos pasa?
Creí saberlo, y creí olvidarlo, ¿Qué nos pasaba?
No respondí, el habló por mí.
-No quiero ser tu amigo. No quiero llamarte "mejor amiga", no quiero seguir fingiendo que, que...
-Que no te gusto...
Todo fue claro por un momento, luego volvió a su normalidad, una normalidad donde era todo tan borroso, tan confuso, éramos tan pequeños para sentir eso, ¿No?
-Que no me gustas. Porque agh, me gustas Abi, me gustas como no tienes idea, me gusta sentirte cerca, me gusta la manera en la que aceleras mi corazón, soy un niño increíblemente feliz gracias a ti, no hay nadie que me haga sentir de esta manera, Abi, ¿Era verdad lo que dijiste? Lo que le dijiste a... Haziel,¿Eso era verdad?
Sabía que él esperaba que fuese mentira, y joder, era una mentira de la mierda, era una gran gran mentira, no supe expresar aquello, y que ironía, se suponía que la que sabía expresarse muy bien era yo, no él, ¿En qué momento le gusté? ¿En qué momento me gustó? ¿En qué momento aprendí a mentir tanto sobre lo que sentía? Era tan chica para sentir todo eso, quizá eso me asustó, no lo sé, quizá solo estoy intentando justificarme.
-No lo sé, no estoy segura...
-¿No estás segura?
Ví el sufrimiento en sus pupilas, su ceño fruncido, sus manitas temblando, sus ojos llenos de lágrimas y emoción, una extraña combinación.
-Ángel, perdóname, yo... yo no, no tengo todo tan claro como tú, no entiendo, no me entiendo, no entiendo lo que provocas en mí, lo sigo descubriendo y-y..
-Y no era mentira. Abi... Lo que le dijiste a él, no era mentira, los sentimientos no son mutuos, yo no te gustó de la misma manera que tú me gustas a mí.
La primera lágrima calló, y no venía de sus ojos, venía de los míos, ¿Qué rayos me pasaba?
-Te quiero. Te quiero de verdad, pero es una tortura seguir siendo amigo de alguien de quién estás enamorado, Abi, se feliz y cuando aclares tu mente y corazón aquí estaré, esperándote.
Me dió la sensación que mi corazón dejó de latir por unos segundos, él solo sonrió, pero aquella sonrisa en realidad nunca llegó a sus ojos.
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𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐟𝐮𝐢𝐦𝐨𝐬
عاطفيةÁngel: un chico que vivía la vida aparentemente feliz, sin preocupaciones, ego alto, buen consejero, simpático, un futbolista con una carrera grande para su muy corta edad, con un futuro exitoso y próspero, pero por sobre todo, el amor de la vida de...