¿𝘖𝘥𝘪𝘰? (𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 9)

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Y entonces se fue, aún después de haberle regalado con todo el entusiasmo del mundo unas estúpidas pistolas de agua para divertirnos juntos, él se fue.

La culpa aumentó, había estado negando mis sentimientos por el chico que siempre me sostuvo y me fui con el chico por el que creí haber empezado a sentir cosas.

¿Y todo aquello para qué? Haziel se fue, y lo peor del caso es que su partida sin explicación no fue lo que me dolió tanto, me dolió más ver la expresión de decepción en el rostro de Ángel...

Creo que Ángel estaba molesto con Haziel, que muy aparte de todo, era su amigo, y se fue, aunque haya sido decisión de sus padres, a él le dolió que aquel chico no le diera ningún tipo de explicación, y ni hablar de lo que yo sentí.

Las cosas entre Ángel y yo en lugar de ablandarse, empeoraron, y no porque no hablásemos, si no por el contrario, hablábamos tanto... Pero eran discusiones, discusiones y más discusiones, incluso la maestra estaba algo preocupada por el cambio tan repentino en nuestra amistad, y en realidad ¿quién no lo estaría? si pasamos de miradas llenas de calidez y amor, a miradas en las que fingiamos odio, odio que era irreal, porqué muy dentro de aquellos ojos color miel, sus pupilas se dilataban en mi presencia, y era inegable que las mias hacían exactamente lo mismo cuando lo tenía de frente.

-Abilene, ¿Podría sentarse mi hijo el día de hoy a tu lado?- Preguntó mi en aquel entonces actual maestra.

-Cla-

-¡No! Qué se siente a mi lado el día de hoy, porfavor.

Ángel me interrumpió como de costumbre y joder, empezaba a odiar que hiciese aquello.

-Porfavor Ángel Iván, no interrumpas a tu amiga.

-¿Amiga? Ella sólo es mi compañera.

Inevitablemente una pequeña y quiero creer que discreta lágrima calló de mi ojo. Eso dolió, y lo peor de todo, yo me lo busqué...

-Compañera o amiga, a final de cuentas no hay que interrumpir, ¿Entendido?

-Entendido maestra.

-Y sí, creo que es justo que pese a que Santiago se sentó en la clase anterior al lado de Abilene, ahora puede sentarse junto a ti. ¿Cierto Abi?

Creo que lo más fácil pudo ser haberme resignado a asentir y continuar con mi vida, sin renegar ni discutir con Ángel¿Verdad? Pero no, mi boca se abrió antes de que pudiese controlar las palabras.

-No, es decir..._ Y entonces, entonces me eché a llorar, cómo niña berrinchuda, como si estuviese guardando tanto.

Y Ángel al rescate una vez más.

-Maestra¿Y si pone a su hijo en medio de Abi y yo? Así no habrá problemas.

La maestra solo se dedicó a sentar a Santiago en medio de nosotros, con un  gesto de rendición en su rostro.

¿Y yo?, yo seguí llorando como si de la más grande tragedia se tratase.

En el fondo, sabía que no lo odiaba ni de cerca, era solamente una máscara llena de orgullo, una apariencia.

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Extrañaba a Ángel, extrañaba todo lo que hasta ese momento habíamos sido juntos, y que a consecuencia de mis palabras poco sinceras, había arruinado.

¿Lo odiaba?

No.

En el fondo, sabía que no lo odiaba ni de cerca, era solamente una máscara llena de orgullo difícil de destruir, una apariencia

𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐟𝐮𝐢𝐦𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora