Capítulo XII

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-Llegamos. Que te parece el lugar - comento con una sonrisa de oreja a oreja el de ojos grises.

Para sorpresa el lugar estaba repleto de varios hombres rudos de mal aspecto y algunos otros hombres que a simple vista se veía sospechoso. Algo que le rechino la piel de gallina a Severus.

-Me trajiste a un bar? - Cuestionó mordazme.

- Si? Además no es cualquier bar, es mi hogar. - Anuncio contento.

Escuchar decir lo que dijo Black era irrazonable, como un Black podría llamar hogar este lugar de mala muerte, sin pensar continuó mirando, una larga y lenta vista que visualizaba lo que el bar era propenso donde algunos hombres e incluso mujeres jugaban a la rudeza por la fuerza mientras gritaban, otros jugaban billa, y entre otros tomaban cerveza que a la vez charlaban, incluso los cantantes cantaba para ambientar el ambiente. El bar era acogedor con un ambiente cubierto por el olor a cigarro.

- ¡SIRIUS! -. Grito una voz gruesa donde emanaba variedades de bebidas, licores e incluso barriles de cerveza en un stand, un hombre de mal aspecto y gruñón había llamado la atención de los dos jóvenes, en especial a Sirius. - ¡Teléfono! - Gruño molestó el hombre de barba gris. que había indicado en seña detrás de la cantinera.

- Enseguida vuelvo. No voy a demorar mucho y sobre todo, no llames mucho la atención - comento Sirius una vez que se retiró.

Para sorpresa de Severus, varios hombres de aspecto motocicletas se acercaron e intimidaron al cirujano. Sin que Sirius lo notase.

- Quien llama? - pregunto curioso estando detrás del cantinero. Donde un teléfono viejo y sucio estaba colgado a la pared.

- A quien te imaginas? Ya te había dicho, que no siga llamando aquí! Que no es un maldito hotel - siseo el anciano.

- je, je, je, se lo haré saber. - dijo nervioso.

El de ojos grises tomo el teléfono arrugando el rostro con un poco de nerviosismo y molestias.

- ¿Hola...?

-¡SIRIUS ORIÓN BLACK!- grito una voz muy chillona ensordeciendo a la oreja del muchacho, lo cual hizo llamar la atención al cantinero que frunció los ceños - ¡Por fin te das la molestia de contestar! - gruñó aún más.

-Ma-mamá...?

- ¡¿Pues quien más va ser!? ¿Tu tía Carlota? - dijo amargamente.

«Puff hubiera preferido que sea la tía Carlota, pese que no existe» se mentalizo de un mal humor

- ¡Oh! Hola querida madre, como te va el día?

-No me cambies de tema, Sirius. Donde andabas? Te e estado llamando varias veces a tu bendito celular y para entonces no me contestas. Por qué demonios tienes un celular si no vas a contestar cuando te llame. Responde donde estabas.

-Madre, sabes muy bien dónde estaba y, es más estaba ocupado, perdon sino tuve la intención de no poder contestar.

-Si claro, como siempre arreglando esas chatarras y esos cuentos no me lo creo que no me quieras contestar. Cuando planeas dejar esa miseria de mala muerte? - gruñó amargamente la mujer.

Tu Eres Mi DecisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora