capítulo III

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*Mi nombre es Severus*


Los remordimiento que se removía en la cama que le destellaban las luces dentro del cuarto, abrió los ojos avellanado de poco en poco, viendo la visión borrosa, se levantó sentándose y tomando sus gafas redondas que estaba en la mesita de noche y aclaró su vista, viendo a su alrededor una habitación bastante grande y hermoso.

James al ver a su alrededor se preguntó dónde se encontraba, ni se encontraba en su propio apartamento ya que esto es el doble más grande que lo suyo.

Al escuchar el ruido de la puerta que es abierto vio entrar a un hombre bastante joven que él. Tenía una estatura baja el cabello negro como la noche nocturna recogido por un moño que también le recaían algunos mechones en el rostro, los ojos eran igual de oscuro bastante  oscuro difícil de distinguir y su piel  blanca pura. Le vio entrar acercándose a él. Tratando de contenerse por los nervios.

— ¿Cómo te encuentras? —le pregunto con una voz severa y calmada. James se contenío por los nervios.

— B-b-bien. — al menos eso creyó...

— ¿Seguro? Que yo sepa esas tremendas palizas que te dieron, debieron haberte dejado en un mal estado. —afirmo calmado.

— Aguarda. ¿Tú me recogiste de ese lugar? ¿Porque?

— No me cuestiones. Sólo te vi a lo distanciado, mientras me iba para mi casa después de que te hallan botado como alimaña del bar.

— ¿¡Qué!? ¿¡Estabas tú ahí!?

— si. Además estaba a tu lado, escuche todo lo que le dijiste al cantinero, y veo que se molestó gravemente — río haciendo una mueca desagradable antes James Potter, mientras que el se quedaba avergonzado antes la aclaraciones.—Solo para dejarte en claro, después de eso te vi siendo golpeados por delincuentes pese que no te defendías y al parecer estabas mal estado así que decidí ahuyentarlos un poco—. Río con malicia— luego me acerqué a donde estabas tirado en el suelo y como te vi con un mal estado me pareció justo traerte a mi apartamento. Para sanar tus heridas, aún que tienes algunos moretones en el rostro. —río con una ligera sonrisa tan sólo verle al rostro de James.

James sorprendido se levantó de la cama lo más rápido buscando un espejo. Pero el joven le indicó el baño, así que entró corriendo. El joven de cabello negro rio.

James al verse al espejo se horrorizo por su mal estado de su rostro, tenía el ojo derecho hinchado por el golpe que le dieron, su labio partido y algunos moretones. Se empezó a tocarse y se rechinó al rozar su rostro adolorido.

— Esto es un desastre, como mierda iré a entrenar. No puedo, dejarme ver así. Esto no puede estar pasando —se dijo, regalando se así mismo una y otra vez.

Al salir del baño noto que el chico de cabello negro no se encontraba en el dormitorio pero si le dejo algunas prendas en la cama. El al verlo decidió ponerse pese que su ropa estaba andrajoso.

* * *

El ruido de la puerta de la sala es abierto rompiendo el silencio de la lectura. El joven ignoró la visita del chico de gafas. James entró a la sala viendo al pelinegro que leía los diarios y tomando su desayuno.

— Disculpa…

— Dime James.

— Hmg. Como sabes ni nombre.

— Es obvio. —Le lanza una billetera haciendo que agarré — lo encontré tirado en el suelo después de la tremenda paliza que te dieron.

— Tsk… gracias…

Tu Eres Mi DecisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora