Chapter 23

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Advertencias del capítulo: (Lenguaje soez)

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HILO ROJO

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CHAPTER 23

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MOVING HOUSE

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Mikasa gimió mientras intentaba levantar la pesada caja que contenía sus libros.

El equipo de mudanza que había contratado resultó mucho más barato de lo usual y ahora sabía porque. Tenía apenas una hora para realizar todo el tramite, por lo que cuando el encargado le aviso que esta misma había llegado a su plazo, terminaron de descargar sus cosas y las dejaron justo en la puerta de su nuevo edificio.

Era un suerte que sus muebles y electrodomésticos ya estuvieran arriba, sino habría sido toda una hazaña subirlos. Ahora solo quedaban apenas cinco cajas.

No había visto al encargado desde que decidió mudarse a aquel apartamento y dado que había escogido un lunes por la mañana para realizar la mudanza, tampoco había vislumbrado a algún huésped y futuro vecino, para pedirle ayuda.

La calle se encontraba casi desierta, por lo que podía tentarse a subir llevando lo que pudiera cargar y luego volver por lo demás.

Claro que se encontraría en peligro de que al volver sus cosas no se encontrarán ahí. No es que Tokio tuviera una alta tasa de delincuencia, pero fiarse era de idiotas.

Observó el panorama que presentaban las cajas por varios minutos. Luego decidió apilarlas una sobre otra e intentó levantarlas. Era una chica muy atlética por lo que costó menos de lo que supuso, pero su campo de visibilidad era nulo, pese a que era alta y tuvo que doblar el cuello en un ángulo doloroso para no tropezar con nada mientras daba media vuelta hacia la entrada.

Los tres escalones que habían en el umbral se volvieron una auténtica tortura. Las cosas se volvían cada vez más pesadas por segundo, producto de la gravedad. Logró subir los dos primeros peldaños, pero en el tercero casi perdió el equilibrio y temió caer de espaldas con todo y su carga.

Conseguir la estabilidad resultó toda una proeza. Justo cuando pensó en dejar las cajas abajo y seguir su primer plan, la mayor parte del peso que cargaba desapareció.

Con un jadeo, observó que había un hombre frente a ella. Tenía el cabello largo, amarrado en un desordenado moño y la piel bronceada. Mikasa lo observó fijamente, aún sorprendida,  admirando su perfil masculino y atractivo, hasta que él volteó el rostro en su dirección y tuvo una mirada de sus ojos.

Su corazón pareció detenerse un segundo y luego marchar nuevamente, a un ritmo enloquecedor.

—Lo siento, creí que necesitabas… — la mirada de él fue fugaz sobre su persona, mientras acomodaba las cajas sobre sus brazos. Cuando volvió a observarla, tenía una sonrisa, misma que desapareció en cuanto sus ojos se encontraron. El silencio que siguió fue extraño —… ayuda.

—Ohh, si – Mikasa bajó el rostro sonrojado – Digo, muchas gracias. Estaba… teniendo unas dificultades para cargar con todo – detestó el chillido en su voz y aun más, el notable tartamudeo.

Hilo Rojo [EreMika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora