Orphic Ὀρφικά [SNV]

Capítulo 1: Serafín

Orphic Ὀρφικά

(adj.)

Misterios y fascinante, que va más allá de la compresión ordinaria.

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En el comienzo de todo, no había guerra, solo una paz entre el Cielo y el Jardín del Edén. En este último lugar existían dos mortales que fueron creados con un propósito que nadie parecía conocer, solo aquellos que los habían creado lo sabían. Los dioses.

Un ángel estaba patrullando el borde del Cielo, con una leve sonrisa mientras miraba hacia abajo, observando a los dos humanos caminar mientras le ponían nombres raros a las diferentes comidas y animales del lugar. El ángel comenzó a sentir curiosidad sobre cual iba a ser el nombre que le iban a poner al siguiente animal: un mamífero con una gran mata de pelo alrededor de la cabeza, que bostezaba a la sombra del un árbol, dejando ver sus dientes afilados.

—¡Oh! ¡Ya lo sé! Lo llamaremos león— dijo la pequeña mujer emocionada.

—Me gusta— contestó el hombre mientras caminaba hacia el animal, acariciando su cabeza.

"¿Un león? Otro nombre extraño"

El ángel comenzó a seguirlos con cuidado, hasta que el sonido de un cuerno la alertó. Su cabeza se giró rápidamente en esa dirección mientras un sentimiento de alerta aparecía en ella. "¿Peligro? No, no puede ser". Extendió sus seis alas, comenzando a volar hacia la sala del trono, viendo llorar a Samael en el suelo. Arrodillado en el suelo, mientras que sus ojos miraban al ser divino, con la traición reflejada en sus pupilas.

"¿Está... triste?"

Los ángeles reunidos en un círculo veían como Samael estaba siendo juzgado.

—Serafín, llévatelo.

—Pero... ¡Padre!

Dos personas de la misma especie volaron tan rápido como la luz hacia ellos, levantándolo por los codos. Parecía que él también estaba cansado de pelear, excepto por su rostro cuando lo sacaron de la sala del trono.

—¿Samael?— murmuró el ángel, con la confusión entrelazada en su voz mientras volaba en silencio hacia el Serafín—. ¡Espera!— gritaron mientras se dirigían hacia él.

El mencionado miró hacia arriba con los ojos muy abiertos, buscando a la persona que loa había llamado. Caso llegando al borde de la frontera del Cielo donde finalmente la vio, volando hacia él, extendiendo la mano en su dirección, las yemas de sus dedos intentaron tocar una última vez su piel.

—[Nombre]...— su voz vaciló mientras pronunciaba su nombre.

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Observando como lanzaban a Samael por el borde, con la desesperación reflejada claramente en sus ojos, logrando que sintieras algo en tu estómago. "¿Por qué estoy sintiendo esto? No me gusta". Uno de los Serafines se gira al verte parado allí.

—Lo siento [Nombre], pero fue en contra de Él. Tuvo que ser desterrado— te informa.

—Oh, ¿pero no podía despedirme antes?— preguntas.

—Ordenes estrictas— dice mientras niega con la cabeza.

—[Nombre], ven a verme por favor— oyes una voz familiar en tú cabeza.

—Nos vemos después [Nombre].

Asientes, dando la vuelta mientras dejas a un lado la extraña sensación. Extendiendo tus alas una vez más, volando hacia la habitación del trono, encontrándote con una familiar y brillante luz en el lugar. Te arrodillas, esperando a que hable.