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— Escuché que los enanos estarán este fin de semana juntos. — Dijo Kinn mientras rasguñaba sus dedos mostrando exasperación.

— Son amigos, ¿qué esperabas? — Preguntó Vegas también de mala gana.

— Nada, solo decía. — Kinn dejó en paz sus manos y observó el techo.

Ambos chicos se hallaban acostados en la cama de Vegas, pero pese a que la cama era muy grande, ellos estaban bastante juntos. Era normal para ellos, más que primos, eran hermanos.

Vegas dejó de perderse en sus pensamientos y observó a Kinn quien tenía su nariz ligeramente fruncida.

— No deberías ser tan posesivo. — Vegas esbozó una sonrisa gatuna. — Mi mascota no le hará nada a tu pequeño, créeme.

Kinn rodó los ojos y bufó molesto.

— Quería jugar con él hoy. — Dijo. — Pero como se fueron a casa de Pete, no se quedó a la golpiza. Eso me molesta.

Vegas soltó una fuerte carcajada y negó con su cabeza, su primo era todo un caso de bestia fuera de control. Eso lo divertía y preocupaba al mismo tiempo, ¿pero qué iba a hacerle?

Kinn agarró una libreta en la mesita junto a él y comenzó a hojearla, la mayoría de las páginas estaban ocupadas por notas incomprensibles o uno que otro dibujo, garabatos mejor dicho.

— ¿Se supone que esto es tu diario? — Preguntó Kinn alzando una ceja.

Vegas le arrebató el objeto y lo colocó de su lado, Kinn soltó otro bufido y se cruzó de brazos.

— No te comprendo Vegas. — Dijo Kinn mientras colocaba sus brazos detrás de su nuca y se apoyaba en ellos como si fueran una almohada. — Todo el colegio te teme, haces que la gente tiemble en tu presencia, y realmente casi nunca haces nada. Te lo digo como primo y hermano, me atrevería a decir que eres más bueno que el pan en realidad y muy tranquilo. No eres alguien de quien realmente deberíamos temer.

Vegas se mantuvo en silencio escuchando las palabras de su primo.

— Aún... — Susurró en voz baja el pelinegro.

— ¿Perdón? — Preguntó Kinn mientras lo observaba.

— Nada, nada. ¿Quieres jugar Resident Evil?

— Watch Dogs es mejor.

Vegas rodó sus ojos por novena vez en el día debido a Kinn. Su primo se sentó en el piso mientras Vegas iba a prender la pantalla y colocaba el juego mencionado anteriormente, Kinn esbozó una sonrisa.

— Eres el mejor.

Vegas prendió los dos controles y le dio uno a Kinn antes de sentarse con él. Estaban seleccionando la partida cuando tocaron su puerta. Antes de que preguntaran quién era, la puerta se abrió y la madre de Kinn apareció en el marco de la puerta, les dedicó una linda sonrisa.

— ¿Qué hacen niños? — Preguntó ella.

— Vamos a jugar un rato, ma. — Habló Kinn.

— ¿Va a salir a algún lado, tía? — Preguntó Vegas al ver a la hermana de su madre tan arreglada y maquillada.

— En efecto. — Dijo ella sonriente. — Saldré a cenar con el señor Kittisawat. Vegas y Kinn se vieron mutuamente.

— ¿Pero Porsche no está con Pete? — Preguntó Kinn alzando una ceja.

Eres mi mascota....VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora