20 🔞

2.7K 172 29
                                    

Pete se encontraba golpeando rítmicamente la pluma contra su cuaderno, mordiendo sus labios y tratando de descifrar la maldita ecuación que le habían puesto al frente. Resopló observando a Porsche que ni siquiera se encontraba haciendo el ejercicio, solamente veía los cuadernos, sobando la portada con la punta de su pluma.

— ¿Todo bien? — Preguntó Pete viéndolo fijamente con preocupación.

— ¿Umh? — Porsche lo observó y al instante comenzó a anotar la ecuación. — Eh, si, ¿por qué?

— Estás muy callado... — Susurró Pete en voz baja. — ¿Pasó algo malo en la fiesta? Ayer no viniste, ni anteayer.

— Sí, estuvo bien pero me pasé con el alcohol. — Susurró Porsche. — ¿A ti como te fue con tu mamá?

— Bien, fue tranquilo. — Mintió Pete.

Porsche asintió suavemente sin prestarle atención a Pete. Se mantuvieron en otro largo silencio donde ninguno dijo nada hasta el final de clases. Se despidieron tranquilamente y cada uno retomó su camino a su casa tranquilamente. Pete estaba en la esquina cuando un coche negro se detuvo frente a él y bajando la ventanilla, permitiendo ver a Vegas dentro.

— Sube. — Ordenó el mayor sin voltearlo a ver.

— ¿Qué? — Pete abrió mucho los ojos.

— Sube. — Repitió Vegas finalmente clavándole una no muy amable mirada. Pete tragó saliva pesadamente y lentamente se colocó en el asiento del copiloto. Evito a toda costa el contacto visual con el mayor y el auto arrancó siguiéndose todo derecho.

— ¿A dónde vamos? — Preguntó el menor viendo al mayor. — ¿Vegas?

— Ya verás. –Contestó el otro tranquilamente, pero manteniendo cierto peligro en su voz.

Pete soltó un suspiro de cansancio y comenzó a ver por la ventana, siguiendo con la mirada las calles que conocía y viendo como lentamente quedaban atrás, metiéndose en zonas que no conocía. El rojo les tocó y Vegas frenó haciendo una mueca.

— ¿Pete? — Llamó Vegas.

— ¿Si? — El menor lo observó.

— Avísale a tu madre que tienes un proyecto y te quedarás conmigo. — El mayor esbozó una suave sonrisa.

— ¿E-eh?

— Hazlo, ahora.

— ¿P-pero por qué?

El mayor colocó su mano en la rodilla del menor y comenzó a subir enterrando sus dedos y provocando un cosquilleo al menor. Pete soltó un pequeño jadeo agudo y pegó un brinco cuando el mayor se aproximó peligrosamente a su zona más íntima. Mordió su labio inferior y sacó su teléfono de su mochila para mandarle un rápido mensaje a su madre. Ella le pidió que por favor le avisara como iba y que agradeciera, que tuviera cuidado y que se portara bien. El menor contestó a todo con un sí, hecho un manojo de nervios por dentro.

Guardó su teléfono y se reincorporó aun un poco tembloroso, sintiendo la mano de Vegas aún. Tragó saliva pesadamente.

— Y-ya le avisé. — Habló en voz baja y manteniendo la vista muy al frente. — Pero Vegas, por favor dime... ¡Ay!

El menor pegó un suave brinco cuando el mayor pasó bruscamente su mano por su entrepierna, sobando con suma delicadeza pero mandándole escalofríos excitantes al menor.

— V-Vegas... — Susurró Pete completamente rojo. — P-por favor no hagas eso.

— ¿Hacer qué, Pete? — Preguntó el mayor mientras arrancaba, manteniendo solo una mano al volante y saliendo por una calle a la carretera.

Eres mi mascota....VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora