08

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Pete se encontraba apretando con fuerza sus ojos, sintiendo el frío recorriendo su espina dorsal.

—    Ah. — Jadeó de dolor al sentir la punta de aquel filo en su cuello, haciendo que cerrara sus ojos con más fuerza.

—    Shhh. — Susurró Vegas quien estaba detrás de él. — Solo una pequeña cortadura.

Pete jadeó nuevamente al sentir su piel abrirse, un ardor ligero que apenas lo sintió. El filo lo atravesó como si fuese algo transparente, haciendo una cortadura menor de tres centímetros, pero que le hizo sentir un extraño picor.

Vegas observó el fino hilo de sangre deslizándose sobre la blanquecina piel de Pete.

—  Bello. — Susurró en voz tan baja que Pete no logró escuchar.

—Vegas... — Habló Pete en voz baja. — ¿Y-ya puedo irme? Por favor...

Vegas se colocó frente a Pete quien tenía la mirada baja. Lo cogió de la barbilla para que lo viera y esbozó una tétrica sonrisa.

—  ¿Sufres mucho, Pete? — Preguntó Vegas divertido.

—    M-mi madre vendrá p-pronto. — Susurró Pete viéndolo con súplica. — Por favor.

Vegas observó sus ojos aún cargados de inocencia y al mismo tiempo de miedo. Se había suavizado un poco con Pete desde que encontró su loca pasión por las cosas filosas y el fuego. Ahora se dedicaba a cazar animales o a observar el fuego en su encendedor, olvidándose por completo de aquel pequeño que hacía sufrir en las tardes.

—    Ve si quieres. — Vegas guardó el cuchillo en su mochila, Pete seguía sentado en la silla con la vista fija en el mayor.

Pete se levantó torpemente evitando cruzar miradas con el mayor. Salió del aula en silencio y corrió por el extenso pasillo para esperar a Porsche, sin embargo se sorprendió de que el menor ya estuviera ahí con una paleta.

—  Porsche. — Petese acercó a él lentamente. — ¿Qué haces aquí?

El mencionado levantó la mirada, sus ojos estaban húmedos. Pete corrió a abrazarlo mientras le preguntaba qué pasaba.

— Kinn...— Susurró. — Kinn tiene novia.

Pete abrió mucho sus ojos, se asomó por el barandal que daba al patio y allí vio a Kinn agarrando de la cintura a una atractiva chica de su grado. Ambos platicaban junto con otras chicas y el grupo de amigos de Kinn.

Inesperadamente, Kinn agarró de la barbilla a la chica para plantar un delicado beso en sus labios, beso que la chica le siguió con ánimos causando que los demás chiflaran.

— Kinn... él-él dejó de venir. — Retomó lastimosamente Porsche. — Hoy subió y me vio...

—  ¿Y qué pasó?

—    D-dijo que ya no le interesaba m-más, que ahora tenía o-otra diversión. — Porsche comenzó a hipear entre lágrimas. — Y s-solo me dio esta paleta y se fue. Pete observó con tristeza a Porsche, después de tanto no esperaba el menor siguiera enamorado del mayor, pero parecía que así seguía.

—    Bueno, acabamos de entrar hace cuatro meses. Quizás se olvide de su novia, y si siguen juntos al menos ya eres libre. ¡Debes alegrarte Porsche!

Porsche negó con su cabeza, Pete soltó un suspiro y se acercó a él para rodear su cuello con su brazo y avanzar juntos hacia la salida.

—    Se te pasará, apenas tenemos doce. — Pete sonrió. — Muchos niños vendrán después Porsche.

—    Papi también dejó de ver a la mami de Kinn desde verano. Quizás ahora sí tu mami quiera intentar algo con él. — Porsche sonrió un poco.

Eres mi mascota....VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora