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Aquel día que parecía nunca llegar, llegó.

Vegas Kornwit y Kinn Annakinn se irían, para siempre muy probablemente.

Era el último día de clases, se hallaban abrazando a sus amigos y recogiendo las cosas del casillero.

Algunos profesores les decían cuanto los extrañarían y que ojalá algún día volvieran, otros sin embargo, estaban muy felices, ya que no tendrían que soportar más los malos comportamientos y travesuras de aquellos engendros del mal.

Pete y Porsche estaban sentados debajo de aquel árbol que se hallaba seco, observando el terreno como clásico deja vú

Kinn estaba a lo lejos con una gorra, platicando por última vez con su grupo de amigos, riendo, empujándose, dándose codazos, correteándose. Vegas estaba junto a su primo, observando la escena sin emoción alguna, solo enfocado a las reacciones de los otros que al cruzar miradas con él, agachaban la mirada.

Porsche por primera vez no estaba comiendo, mucho menos platicando, Pete respetó aquello. Sabía que a su mejor amigo le dolía, le dolía la partida de su amor platónico, pero era lo mejor para él. No merecía sufrir así, mucho menos merecía a un ser tan repugnante como Kinn Annakinn que pese a que podía llegar a ser una buena persona, no era suficiente para merecer a alguien tan bueno y dulce como Porsche.

La timidez jamás se le había ido al menor, que hasta la fecha seguía tornándose rojo cada que alguien venía a hablarle ole pedían ir a presentar algo frente a la clase. Porsche hasta cierto punto seguía siendo sensible e inocente... a su manera, pero inocente.

— Acabó todo. Susurró finalmente Porsche. La pesadilla acaba aquí, Pete.

El pequeño observó a su mejor amigo, sin saber exactamente qué decir. Dirigió la mirada hacia abajo, jugando con sus manos, soltando un suspiro.

— Sí Porsche... aquí acaba. -Susurró igualmente.

Contemplaron la escena. Janie estaba besando a Kinn y llorando en su hombro, él sobaba su cabello y le decía unas cuántas cosas que hacían a Janie asentir o reír un poco aún con lágrimas en sus ojos. Kinn sobó su mejilla con ternura y la cargó para abrazarla fuertemente, un fuerte chasquido hizo que Pete pegara un brinco y observara a su derecha.

Porsche había aventado su botella y ahora mismo se hallaba corriendo a los baños, tapando su rostro con su brazo. Pete tragó saliva amargamente y sintió un dolor en su pecho que le hizo apretar fuertemente sus labios. Odiaba ver a Porsche así.

Observó nuevamente el entorno topándose con Vegas. Éste al chocar miradas con el menor le hizo una seña de que se acercara y después señaló el piso de arriba.

Pete comprendió inmediatamente, su corazón comenzó a latir con fuerza.

Vegas le dijo algo a Kinn, su primo asintió y volvió a platicar con sus amigos y a besar repetidas veces a su novia. Pete observó cómo Vegas lo observaba una última vez y asentía, alejándose del patio y subiendo las escaleras.

Pete tomó una gran bocanada de aire y dejó su lonchera de lado para acercarse lentamente a las escaleras. Observó el techo, su respiración comenzó a acelerarse, haciéndole respirar por la boca e inhalar de nuevo profundamente.

— Aquí acaba todo. — Susurró para darse fuerza.

Eres mi mascota....VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora