Parte 5: Nefasto

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Estoy muy triste, una semana ha pasado y Eminem sigue sin haberme contactado. Creí que eventualmente volvería a mí y se disculparía pero quizás, a pesar de estar biológicamente conectados, no lo estamos espiritualmente. Claro que no, he sido una tonta por pensar esto, si solo nos conocemos de tres días. Supongo que me he dejado llevar por estos sentimientos. 

Ahora camino por las calles de Dragon Street, no porque haya una batalla de gallos sino porque como he mencionado antes, hay algo en este lugar que me atrapa desde que me mudé aquí. Puede que sea por este ambiente peligroso que ronda estas calles que me recuerdan a cuando era pequeña y me gustaba hacer travesuras. Como aquel día en que cogí una silla y traté de coger las galletas que se encontraban sobre una estantería pero me caí. Lloré, me regañaron y hasta me torcí el tobillo pero después de que pasara la tormenta, pude sentir el deseo de hacerlo de nuevo. Un sentimiento nuevo, agridulce pero dulce después de todo. Como mi Eminem. 

Suspiro, mi mente ha vuelto al rapero. No sé como disipar mis pensamientos cuando alguien me ahorra esa tarea.

— ¿Eres ___ Evans, verdad? — me pregunta un hombre encapuchado.

Yo niego con la cabeza, es bien sabido que nunca hay que dar información de más a los desconocidos. El hombre no va solo, va a acompañado de un sujeto cuya cara me es familiar. 

— ¿Te crees graciosilla, verdad?. — Pregunta este mismo sujeto sarcástico.— Te hemos estado investigando, sabemos que eres una niña de papá que ha decidido jugar a los pobres. — Para cuando quiero echar a correr, el encapuchado me sujeta por los brazos y el otro se acerca aún más a mí.— Pero los pobres de verdad como nosotros no tenemos el privilegio de jugar, zorrilla de mierda.

Me inyecta algo por el brazo y al cabo de unos segundos pierdo la consciencia.

Me inyecta algo por el brazo y al cabo de unos segundos pierdo la consciencia

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Cuando vuelvo a despertar, me veo sumida en la oscuridad del cuarto. Es solo cuando abre la puerta que soy consciente de que la ausencia de luz se debe a que le color de la habitación es completamente negra. El hombre que me había insultado antes hace acto de presencia y es ahora que han encendido las luces que me fijo mejor en él. Es un hombre alto, tosco y con poco pelo. Va sin camiseta y deja a la vista los tatuajes que tiene en su brazo derecho y en su pecho moreno.

— ¿Qué pasa princesita, tienes miedo?— pregunta con socarronería y siento un escalofrío.— ¿Esto no es tan cómodo como la casita de papá?

No respondo. Sé que cualquier intento de rebeldía podría llevarme a la muerte. 

"Solo nos queda esperar a nuestro macho alfa" piensa Marla, esta vez el pensamiento es compartido.

— Me llaman Nefasto, en nada sabrás porqué.— añade.

— ¿Qué es lo que quieres de mí? 

— ¿Qué es lo quiero?— tuerce el gesto.— No, pensemos en lo que queremos ambos.

Me agarra del rostro y me mira fijamente. Las arrugas de su frente y sus pómulos marcados, delatan que no es el tipo de persona con la que se pueda llegar a un acuerdo. Aún así, mis esperanzas son más altas que la realidad. 

—Qué ambos salgamos bien de esta.— respondo aunque  suena más a pregunta.

Nefasto finge procesar la pregunta y después me pega un puñetazo que me deja aturdida.

— Me da igual si sales bien de esto o no, yo solo quiero que Eminem vuelva a la manada. 

¿Eminem?  Así que todo esto se debe a Eminem. El rostro aterrador de Nefasto es borroso frente a mi ojos, creo que estoy a punto de desmayarme. Entonces la puerta se abre frente a nosotros.

—¿Estás drogada, bebé?

Es Eminem.

—¡Sí!— grito yo.

—¿Sí? Háblame. 

Pero yo apenas puedo pronunciar palabra. Eminem, con su chaqueta oversize y sus pantalones anchos, mueve la cabeza al compás de una canción imaginaria. 

— Sé lo que quieres escuchar.— me dice una vez más. — Sé que me quieres bebé, creo que yo también te quiero.

"Creo que te amo, bebé" pienso yo como respuesta.

Avanza hacia Nefasto y le asesta un puñetazo que lo hace retroceder. Este último, mira con sorpresa a su alfa.

—Estoy aquí para salvarte, chica.— rapea hacia mi dirección con los puños en alto.— Bienvenida al mundo de Shady. 

Nefasto le pega una patada lateral al rapero pero este no desiste, a pesar de que mide unos 20 centímetros más que él. Solo saca de él un "Auch" y continua con sus versos.

— Que pasa primo, sabes lo que te digo, eres tonto y además mendigo.

El hombre se limpia la sangre que corre por su nariz, impresionado por su aguante.

— ¿Qué pasa, ella te ha contagiado lo del primer mundo?— le cuestiona a este con decepción.— Has olvidado de donde vienes, patético.

—Soy un hombre diferente, besa mi culo.— Eminem frunce el ceño y se acerca a mí.— Besa mis labios.

Sus palabras aportan lucidez a mi estado, como si la droga se hubiera disuelto y hubiera algo más potente en mis venas. Eminem tenía un olor a metalizado y a canela.

Pero entonces el moreno se interpone entre nosotros y Eminem vuelve a prepararse para la lucha.

—¿No saldrás? Te empujaré. 

—No tengo miedo, soy físicamente más fuerte que tú.

Eminem se limita a mostrar una media sonrisa y a darle un golpe fuerte en el abdomen. 

—En primer lugar no conoces a Marshall. — El otro retrocede hacia atrás asustado pero Eminem lo sigue, moviendo las manos de un lado a otro.—En lo absoluto, así que no te hagas el aficionado. 

Entre esos movimientos confusos, hace un juego de manos y da su último golpe en la mandíbula del otro. Nefasto cae al suelo finalmente, K.O. Eminem corre hacia mí y me libera. Entonces me abraza y siento su olor hipnótico que casi logra opacar el ardor en mi rostro. Desde el rabillo del ojo, avisto a una mujer esbelta y a dos súbditos. Esta mujer viste de un un mono negro elegante y un gran abrigo de piel blanco. Sus cabello se divide en dos secciones, la mitad negra y la otra blanca. Esto me aterra  y me obliga a soltarme de sus brazos y a dar pasos hacia atrás. 

—Sabes que no puedes volver a huir a ese basurero, Diosa Luna no va permitir eso. 

Eminem me agarra de la cintura, lo cual me hace sentir más segura. 

—Me quedaré si así quieres, madre.— sentencia, mi corazón duele.— Pero lo haré con una condición.

¿Condición?

—¿Y de cuál se trata? Si se puede saber.

—Ella será mi consorte.— No puedo evitar soltar una bocanada de sorpresa.— Y juro por la Diosa Luna y mi propia vida que como alguien le ponga un dedo encima, habrá sentenciado su propia muerte.— Luego se vuelve a mí con una cara mucho más suave y cariñosa que antes.— Ya no pienso escapar, siempre serás parte del mundo de Shady.

Le sonrío aunque mi sonrisa delata inseguridad.





Calmando a la bestia (EminemXTN) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora