Parte 8: Locus amoenus.

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Cuanto más metros recorremos, más me doy cuenta de que no vamos a la mansión de la manada. Hace tiempo que nos hemos alejado de la ciudad y nos encontramos a las afueras de este. Me entra un escalofrío, es el lugar perfecto para cometer un crimen.

—Hmm... ¿Adónde vamos?— pregunto asustada. 

— A tu muerte, princesa. 

Mis ojos se abren como platos en respuesta, el corazón me va a mil por hora. Trato de abrir el manillar desesperadamente pero este no cede. Me detengo cuando escucho a Evan Peters reírse a carcajadas.

— Es broma, princesa. — Confiesa entre risas.— ¿Acaso tengo cara de asesino?

— Sí, tienes cierto parecido con uno en específico. — contesto escudriñándolo. — Solo te faltan las gafas. 

— Me pregunto a quien te refieres...— La limusina se detiene abruptamente.— Oh, ya hemos llegado,  princesa.

Evan Peters me escolta por un recorrido al interior del bosque. Al principio me entra el miedo pero me tranquilizo en cuanto me aferro a su brazo. Hay cierta esencia en él, parecida a la camomila y a la hierbabuena que me atrae un poco. Solo un poco. 

Entonces me quedo sin aire del asombro. Desde la colina en la que nos encontramos, se puede ver toda la ciudad, acompañado de un increíble atardecer. Nos acercamos a los barrotes que se aseguran de que no nos caigamos. Él me mira directamente a los ojos, como si buscara algo en mi interior. Sea lo que sea, no parece haberlo encontrado y desvía su mirada al paisaje.

— ¿Conoces el mito de Lupus Supremo, princesa?— Niego con la cabeza.— Lupus Supremo estaba conectado a la Loba Suprema, estaban destinados a estar juntos. Sin embargo, La reina loba  tenía un destino más que lo ataba a Lukos, otro lobo. Fue la primera y única en tener el poder de escoger a su media naranja. ¿Sabes a dónde quiero ir a parar?

Niego nuevamente con la cabeza, muy confundida. Él se acercó a mí y sujetó mis manos, me fijo en su piel que refleja el color anaranjado del cielo. 

—Creo que somos almas gemelas.— Va en serio.

"Tiene razón, tu conexión con él es tan fuerte como la de Eminem." me explica Marla.

Evan posa una de sus manos sobre mi mejilla y lo acaricia con ternura.

— La loba suprema eligió a Lupus pero tú no tienes porque ser como ella.— añade.— Tú puedes escogerme a mí, juntos seremos los más felices.

— Yo soy solo una chica normal ¿Qué te hace pensar qué yo tengo el mismo poder que la Diosa?

Coge una de mis manos y la lleva a su corazón, este palpita con fuerzas. 

— Este sentimiento no lo podría causar cualquiera, ____.

Asustada y confusa por los hechos, aparto la mano y corro lejos del lugar.

Doy un último vistazo hacia atrás, Peters permanece en aquel lugar ameno, sin mover un músculo.





Calmando a la bestia (EminemXTN) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora