DETRÁS DE . . .

Tu Cara Me Suena: TINA TURNER

-Joaquín: ¿Así que Tina Turner? -Entrando a la oficina de Lucía en Aladino-

-Lucía: -Girando su cuerpo hacia él- ¡Joaquín me asustaste!

-Joaquín: ¿Has hecho algo malo para que estés asustada? -Cerrando la puerta y pasando el seguro-

-Lucía: ¡No seas pelotudo! Es sólo que... -Dando un largo suspiro- Ehmm no sé como lo vayas a tomar...

-Joaquín: Decílo y ya.

-Lucía: Cherutti se me declaró -Mirándolo con cautela-

-Joaquín: Sí vi como te ha mirado en los programas y me debo de imaginar como te debe desnudar cuando están en los ensayos y en grabaciones para los vtr.

-Lucía: Pero ¿Qué decís? Aunque si así fuera no tendría nada de malo. Él está separado y yo finalicé mi relación con Pablo -Girándose hasta llegar al ventanal-

-Joaquín: Claro.. Y a vos te encanta tener la fila larga de hombres detrás tuyo y no con eso digo que tengan que estar enamorados de vos, sino que te gusta tener la atención de todos los hombres que te rodean y por eso en la mayoría de nuestras reuniones, andás en Gachilandia -Bufando de manera evidente-

El imaginarla con otro hombre, lo enfermaba hasta el punto de desquiciarlo de celos. Imaginar como otro podría acariciar todo aquel cuerpo que provocaba una pasión desenfrenada y que por el hecho de que para él era INTOCABLE por ser su hermana, sentía una especie de rabia que le hacía hervir la sangre y podría soltar un golpe en cualquier pared hasta el punto de dejarla destrozada.

"I know I let you in,
I let down my defenses momentarily.
At this moment of my life to be surprised
With feelings I can never satisfy.

The words you wrote would free,
My carefully protected vulnerability.
Doesn't matter that both wear a disguise,
We can read the truth between the lines..."

-Lucía: Pero ¿por qué te alterás tanto... como.. como si fueras mi...? -La mujer se silenció y tapó su boca con una de sus manos al percartarse de la palabra que iba a pronunciar-

Lucía intentó alejar de sus pensamientos la palabra: pareja. No era correcto, él era su hermano. Él no podría, ni debería comportarse así. En el momento que ella -nuevamente- giró su cuerpo para enfrentarlo, se quedó sin poder reaccionar al quedar atrapada en aquel cuerpo macizo, el mismo que podría compararlo con una muralla.

Sus pequeñas manos se posaron en aquel pecho que estaba cubierto por una camisa negra y las manos masculinas se afianzaron en la cintura de la pelirroja mujer. Sus cuerpos estaban pegados de tal manera, que sus rostros quedaron a una distancia-peligrosamente- cercana.
La mirada de ambos estaba fija en el otro y esto hacía que sus respectivos alientos se chocaran entre sí, provocando que sucediera lo inevitable.

Los labios de Joaquín buscaron unirse a los de Lucía comenzando un beso ardiente, cargado de deseo. Al inicio, ella se resistía pues pensaba que era una locura lo que estaba sucediendo entre ellos. Ella trató de alejarse pero aquellos brazos fuertes la mantenían atada a él.

¿A quién quería engañar? Joaquín era muy atractivo a la vista de todas -o al menos- casi todas las mujeres y ella no era la excepción, sólo que controlaba las emociones que pudiera provocar cualquiera de las acciones de él.
Una vez que Joaquín bajó sus besos hacia el cuello de Lucía, a ella se le nubló por completo la razón y se entregó a lo que estaba sintiendo en ese momento. Estaba bajando aquellos muros de hierro que protegían sus defensas de cualquier ataque.