4 Maltratada

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Despierto por un fuerte relámpago en el cielo, saltando de la cama a prisa, pensando que todo fue un extraño sueño. Pero no, solo fue el frío que entra por la ventana y hace que se me hele el cuerpo.

Me levanto para cerrarla y volver a la cama, miro el despertador y son las seis de la mañana, pero por la lluvia parece de noche aún. Me acomodo y tomo el libro que comencé la noche anterior, pero me es imposible concentrarme; esa voz erizó mi piel por completo, no la conozco, no me es familiar. Pero así son los sueños, ¿no?

Cuando el cielo clarea me levanto para comenzar con mis deberes. Me aseo y me cambio rápido, coloco mi chaleco y el saco, acomodando en reloj en el bolsillo de este.

Desayuno a prisa y bajo al escuchar la alarma en la tienda. Sabiendo que la señora Jones ya está aquí. Nos saludamos y abro el taller para continuar con mis labores del día anterior.

- Señor – me llama la mujer al cabo de un rato -. Lo buscan.

Dejo la reparación que estoy haciendo y salgo a ver a la persona.

- Andrei Heredia señor – el hombre cuyos ojos verdes parecen esmeraldas extiende su mano y se presenta -. Soy la persona que quiere la muñeca.

- Mucho gusto – regreso el gesto y lo observo con atención –, dígame.

Su aspecto es pulcro, el traje que lleva se ve de la época medieval, algo gótico. Su cabello perfectamente peinado en una cola de caballo. Sostiene un bastón en su mano izquierda que en la empuñadura se divisa la cabeza de un águila tallada en madera.

Me pierdo en sus palabras hasta que la señora Jones me golpea con el codo haciéndome volver a la realidad.

- Esperaré su llamada señor Archer – dice después de dejar una foto sobre el mostrador -. Hasta pronto – inclina la cabeza y sale de la tienda.

- Señor, se perdió, ¿se encuentra bien?

- Si – contesto al ver al hombre marcharse -. ¿No le parece extraño ese sujeto?

- ¿Qué? - tomo la fotografía y entro de nuevo al taller -. Señor...

- Llámeme para comer.

Cierro la puerta y termino los pendientes del día. Algo se me olvida pero no logro recordar que es.

Cuando me levanto miro la fotografía que dejó ese sujeto, la tomo y veo los detalles de la muñeca, los ojos verdes son como ese sujeto que vino hace rato a la tienda. Observo la caja con atención, recordando que es la misma que encontré anoche en el callejón.

- William Archer – el grito de la mujer resuena en todo el taller haciéndome sonreír -. Es hora de comer señor.

- Ya voy señora Jones – contesto al abrir la puerta -. La escuche desde la primera vez.

Sonrío y al acercarse me pongo serio.

- No debería encerrarse con esos aromas señor, su salud.

- Mi salud es estable, míreme no he muerto – dando un giro completo sin dejar de verla, se cruza de brazos.

Coloca el letrero de cerrado y nos disponemos a comer un rico guiso de los que suele preparar de su país natal; que no es por alardear pero cocina deliciosos esta mujer.

Después de comer prosigue a terminar de acomodar la nueva mercancía mientras atendía a los compradores y vendedores. Entregué unos pedidos y después volví al taller.

Fue entonces que me percaté de la caja debajo de mi mesa de trabajo y recordé la fotografía. Era la misma.

Saco el objeto y pongo la fotografía a un lado, la muñeca es de colección, en el reverso dice que data del año 1896, tiene más de cien años pero, la muñeca no tiene los ojos pintados.

Me dispongo a sacar de nuevo mi grabadora de voz y acerco mis herramientas de trabajo de nueva cuenta.

Nota #4: La muñeca data de 1896 hasta la actualidad, tiene 126 años de antigüedad. No tiene número de serie grabada en ninguna parte del cuerpo, la ropa ya está inservible, por lo que se tendrá que realizar nuevamente. Al sentarla sus ojos se abren un poco, dejando ver el tono verdoso en ellos.

Los detalles de sus pómulos son tallados a la perfección, las orejas tienen la el tamaño perfecto y están bien formadas, sus pequeños labios son...

Pauso la grabación al escuchar que me llaman por mi nombre.

- Señor Archer – entra la señora Jones -. Ya cerré... - se acerca -. Que belleza, pero que maltratada está.

- Demasiado...

- ¿Dónde la consiguió?

- La encontré ayer, pero mire esto – le muestro la foto -. Dígame que no estoy loco...

- Es la misma señor – suspira -. Sé qué hará un excelente trabajo, yo me retiro – sonríe -. No se quede hasta tarde - sale por la puerta y se detiene -. Le dejé la cena arriba.

Sonrío y asiento.

Sale y apaga todo dejándome solo en el lugar.

Recorro toda la figura con mis manos, notando lo bien tallada que está y por extraño que parezca todo su cuerpo está bien cuidado, solo unos pequeños tallones que se solucionan fácil. Todas sus articulaciones, incluidos los dedos están en perfecto estado.

- Quien te haya tirado no sabe lo que tenía en sus manos pequeña – la acomodo de nueva cuenta en la caja y la cierro -. Mañana a primera hora tomaré tus medidas para llamar al sastre y que haga tus nuevas ropas. También debo arreglar tu cabello y desarmarte para ver que fallas hay en tu cabeza para que tus ojos no se abran bien.

¡Dios! Estoy hablando con una muñeca.

Apago las luces y me voy a casa para descansar, después del día tan ajetreado de hoy, en verdad estoy cansado. Ceno sin ánimos de nada más y al acercarme a la alacena esa botella me llama de nuevo, así que me animo a tomar un vaso solamente. Voy a mi recamara y me quito la ropa, me miro en el espejo y voy al baño. Una vez ahí me recuesto en la tina, relajándome por completo.

Abro los ojos al percatarme que no llega aire a mis pulmones, costándome recobrar el aliento. Tosiendo desesperado.

Me salgo como puedo del agua y tomo la toalla secándome a prisa. Limpio el espejo y entonces ahí está su reflejo, la chica de mi sueño.

Me giro pero solo es una ilusión.

Voy a la cama y me dejo caer completamente rendido. Es un agotamiento que no entiendo, no puedo explicar, quedándome dormido de inmediato.

Te encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora