Despierto y el sol anuncia que es tarde, la cabeza va a explotarme con el insistente timbre.
- ¡William! – es Joanne -. ¡Sé que estás ahí!
Me levanto furioso y noto el cepillo a un costado. Camino a la puerta y la abro.
- ¿Qué quieres?
- Amorcito yo...
- ¡Lárgate de aquí! No quiero volver a verte en mi vida – la tomo del cuello -. Destruiste lo poco que aun sentía por ti al confabularte con mi tío para destruirme, me viste la cara durante seis años al revolcarte con hombres millonarios Joanne, pero ya no más – la acerqué a las escaleras -. ¡Vete antes de que yo mismo te mate!
- ¡William! – la voz de María al final del pasillo de escaleras me hizo soltarla -. Señor, deténgase por favor, no es usted.
Subió corriendo y me tomó del brazo.
- Ya deje de molestar al señor, ya tiene lo que quería, no venga a pedir limosna ahora que sabe que es adinerado – su voz salió firme -. Una trepadora como usted no merece nada de alguien como él y si no se va ahora, yo misma la lanzo por las escaleras y me encargo de deshacerme del cadáver como usted destruyó la tienda.
No conocía esa faceta de la señora Jones, pero me ha dejado sorprendido.
Joanne refleja miedo. Se agarra el cuello, donde segundos antes estaba mi mano y baja corriendo tropezándose al final; se levanta para salir cojeando después.
María me abraza y me permito llorar en su hombro. Entramos al departamento y me prepara algo de comer mientras yo sigo llorando en el comedor.
- Señor, yo no pensé que esto pasaría – se acerca y coloca un plato frente a mí -. Una sopa cura la tristeza y da calor al alma – sonríe -. Sabe, desde que lo vi con la muñeca por primera vez, supe que no era normal y le creo, creo que ella tenía una maldición. Ese sujeto tiene algo que ver con ella y si lo está invitando es por una razón.
- María – la miro aun con lágrimas desbordando de mis ojos -. Ya no importa.
- Claro que importa, así que báñese, arréglese y vamos a ese espectáculo que sé que al pequeño Will le va a encantar.
Habría muerto hace meses de no ser por esta mujer tan positiva. Que siempre está para levantarme cuanto más lo necesito. Y siempre será esa hermana mayor que perdí cuando era un niño en aquel accidente.
Hago lo que me dice y suena el timbre de la casa, mientras termino de acomodar mi chaleco con el reloj que ha comenzado a avanzar como si nada hubiera pasado.
Quedo pasmado ante la escena que ven mis ojos; el pequeño William brincotea alrededor de James y María mientras ella sostiene a la pequeña entre sus brazos. Y por un momento me permito ser feliz, me llena de alegría saber que por fin encontró el amor otra vez, que será feliz y tiene una familia de nuevo.
El atardecer se ve hermoso desde el puente, tomamos un taxi que nos lleva a la dirección indicada.
Visualizo la enorme entrada al teatro y el gran letrero que cuelga con el nombre de "Más allá del amor"; quiero suponer que así se llama el espectáculo.
El pequeño William grita emocionado y es entonces cuando me percato de la gran cantidad de gente que está esperando para entrar al lugar, desde adultos mayores hasta niños pequeños, hombres y mujeres; todos esperando entrar al lugar.
- Tú debes ser William – una hermosa chica de ojos color miel de tez morena me toma del brazo y me dedica una hermosa sonrisa -. Ven conmigo.
- Señorita, yo no..
- Esos ojos me indican que lo eres, ven por aquí – engancha su brazo al mío y me jala -. Vengan todos por aquí.
La seguimos y nos llevó por la entrada principal sin dejar siquiera que pagara las entradas; nos llevó a un amplio palco y dejó a María con los pequeños y James, pero a mí me jaló a otro lugar más cerca del escenario.
Recuerdo que cuando era pequeño, asistí al teatro con mi hermana y mis padres, para ver un espectáculo de acrobacias, esto me recuerda tanto a ese instante.
- Desde aquí verás todo mejor, no te perderás ni un solo detalle William Archer – la miro, hace una reverencia para marcharse -. Ten bella noche.
Apagan las luces y miro en todas direcciones, hasta que encienden una pequeña luz en el escenario. Sale una anciana con un enorme libro y comienza a narrar una historia acerca del dolor, el desamor y la traición; se sienta en un tronco que hay para seguir con la historia, mientras los acróbatas salen en la parte de atrás actuando lo que la mujer dice.
El sonido de un violín nos hace mirar en otra dirección y esos ojos verdes resaltan demasiado, es él; el mismo hombre que toco esa hermosa melodía cuando era niño y comienza a cantar esa bella canción, que me hizo feliz con mis padres.
- Andrei Heredia – susurro y con atención miro como camina hacia el escenario.
Una mujer con una larga cabellera azabache empieza a danzar y él llega hasta ella. Todo se queda en silencio y empieza una suave melodía. Una pequeña luz alumbra el escenario y es entonces que me percato de una niña con una muñeca; la ropa es igual a la de Freda.
Mi corazón se salta varios latidos y hasta he dejado de respirar al ver a una bella chica de cabello castaño, en un camisón blanco largo. Su cuerpo tan pálido y delgado empieza a moverse entre todos los que habitan en el escenario. Es jalada, aventada con delicadeza y me pongo de pie cuando mira al techo, sus bellos ojos verdes derraman lágrimas y se deja caer.
Su voz llega a mis oídos en un susurro y ahora siento que tengo taquicardia. Quiero abrazarla, quiero sentirla, quiero acariciar su piel, saber que es real; que está aquí, en esta realidad, respirando el mismo aire.
Cierro los ojos y estoy en la silla donde tomaba el té con ella en el bosque, sigue lloviendo y sigo solo. Al abrirlos nuevamente estoy en el palco y la música continúa, el show sigue transcurriendo.
Las luces se apagan y los aplausos comienzan la ovación de pie y los silbidos, reacciono al sentir la lágrima que corre por mi mejilla.
Me levanto y salgo del lugar en dirección al escenario, no me permiten el paso. Necesito encontrarla, necesito hablar con ese sujeto.
Salgo del lugar sin éxito, mientras noto a María contenta con los pequeños y el hombre la abraza cariñosamente haciéndome envidiar por unos instantes esa felicidad que los rodea, esa bella burbuja de amor que está sobre ellos, que los arropa; mientras el frío cala todo mi ser.
El taxi llega por ellos, mientras yo me quedo para caminar un poco. La señora Jones me insiste pero me niego y al final acepta.
- Señor Archer – escucho mi nombre a mis espaldas -. Espere por favor.
La bella mujer de cabellos oscuros me llama, la miro con atención y sus ojos negros me atraen de sobremanera. Lleva un vestido holgado que llega debajo de las rodillas.
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Te encontré
عاطفيةDetrás de un hombre seco, algo frío y que parece no tener sentimientos hay una verdad triste y una inmensa soledad. Pero, ¿qué hay en toda esta situación? William Archer es el mejor relojero de Londres y de Inglaterra entera, a parte de reparador y...