23 Felicidad

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Tomo su mano y la invito a mi departamento, la lluvia se intensificó y no quiero que se resfríe.

- No debiste salir sola a esta hora – digo una vez estamos adentro -. Tus padres deben estar preocupados y yo...

- No importa – se abraza a si misma -. Tenía que verte.

- Que descortés, toma asiento – entro rápido a mi recamara y salgo con una manta -. Adentro está el baño, lamento decir que solo tengo ropa mía, así que...

- Will – se acerca a mí -, no te preocupes estoy bien.

Me atrevo a rodearla con la cobija una vez quita su suéter. Sus bellos ojos me miran atentos, su boca entreabierta me tienta de sobremanera y mi cuerpo comienza a arder. Nunca antes había sentido esto con una mujer y no sé cómo reaccionar.

Su rostro inocente.

Me alejo de ella y doy media vuelta.

- Debemos llamar a tus padres, que vengan por ti y...

Me jala del brazo y se pone de puntas intentando darme un beso otra vez.

- No salí de ese sueño por nada Will – su respirar es agitado -. Se lo que quiero y a quien quiero.

Nuestras miradas se topan, el silencio se hace presente hasta que un relámpago hace que todo resuene y tiemble.

La tomo de la cintura en el momento que ella se quita la cobija y me atrevo a probar su boca una vez más, esta vez sin reparar en nada invadiendo todo al paso con mi lengua, robando hasta el mínimo suspiro. La levanto y enrosca sus piernas alrededor de mi cadera.

- No quiero hacer nada que no quieras – la miro pegándola más a mí.

- Nunca he – dice agitada -. Nunca he estado con nadie, sabes que yo...

- Soy demasiado viejo para ti – mi preocupación sale a flote -. Tus padres no me aceptaran.

- No me importa nada – sacude la cabeza -. Te quiero a ti y quiero que seas tú el que me dé todo lo que quiero en esta vida – me toma de las mejillas -. Tu barba pica un poco.

Vuelve a besarme y sin despegarnos camino torpe hacia la recamara, depositándola con delicadeza sobre la cama y mientras el cielo cae a pedazos afuera, recorro cada rincón de su pálida piel con mis labios, adorándola, amándola, entregándome completamente a ella.

- No quiero que creas que soy un pervertido – llego a su boca otra vez levantando la tela mojada con mis manos -. Quiero darte todo lo que mereces.

- Quiero estar siempre contigo, no solo en sueños -me recuesto a su lado y ahora es ella quien me besa eufórica para después quitar su vestido -. Gracias por ayudarme a romper mi encierro.

Admiro la belleza de su pálida piel y así consumamos nuestro amor, entregándonos en cuerpo y alma lo que resta de la noche.

Freda

Despertar rodeada por esos cálidos brazos, es lo mejor que me ha pasado en mi tan larga y corta vida. Sentirme amada es algo que no puedo describir como quisiera y William me da todo con solo respirar.

Cierro los ojos recordando la noche anterior, como sus labios besaron cada rincón y sus manos me cobijaron en la noche tan fría.

Me acurruco en su pecho e inhalo su aroma, tan cálido, embriagante, permitiéndome ser feliz antes de que todo termine una vez más.

Sí, mis padres se van de la ciudad y tengo que partir con ellos, volvemos a Alemania, el lugar que me vio nacer. Sé que él no puede ir conmigo, tiene su vida hecha aquí y nosotros viajamos constantemente; no puedo interrumpir sus sueños, él merece todo lo que ha querido en esta vida.

Suelto un suspiro y me acomodo entre sus brazos que me aprietan más fuerte contra sí.

- Buenos días muñeca – deja un beso en mi cabeza -. Ah, qué bien se siente amanecer así, nunca me cansaría de esto todos los días.

Me giro para verlo y roba mis labios a lo que respondo gustosa. Roza su nariz con la mía y me regala ese azul hermoso de sus ojos.

- Will – hago una pausa -. ¿Quién soy para ti?

- Que pregunta tan tonta – se aleja un poco -. Eres todo cuanto quiero, mi sueño, mi realidad. Eres mi noche y eres mi día. La estrella que iluminó mi camino, esa esmeralda preciosa que quiero poseer lo que me reste de vida.

Muerdo mi labio inferior, aguantando las lágrimas que quieren salir, mirándolo fijamente.

- ¿Qué pasa?

- Debo marcharme – me suelto de su agarre y busco mi vestido -. No fue correcto que viniera.

- ¿No fue correcto? ¿De qué hablas? - su rostro lleno de dudas, hace que mi corazón se apachurre dentro de mi pecho -. Freda, ¿está todo bien?

- Mi familia parte en dos días, volvemos a Alemania y...

- ¿Volvemos? ¿Te iras?

¡Dios! Es más difícil de lo que pensé. No quiero hacer esto, pero es por su propio bien.

Me coloco mi ropa y salgo de la habitación a prisa, pero me detiene.

- No, no lo harás – me aprisiona contra la puerta -. Dame una buena explicación primero, porque no estoy entendiendo nada.

El timbre de la puerta me salva y sin dejar de mirarme habla.

- ¿Quién?

- Soy yo amor...

¿Amor? Tiene a alguien más, así es más fácil que me vaya.

- Te dije que no quería volver a verte – suena molesto -. Ahora lárgate.

- Te he pedido perdón muchas veces – la voz suena afligida -. ¿Qué quieres para que me perdones?

- Will – susurro -, ella te ama, no es justo que le hagas esto...

- Ella no es importante para mí.

- ¿Quién está ahí cariño?

- ¡Te dije que no respondía!

Sus ojos llenos de furia me asustaron en demasía.

De un movimiento me quitó y abrió la puerta; la chica ahí parada es hermosa, su cabello suelto y ese vestido pegado a su hermoso cuerpo.

- Will, tapate – cubre con sus manos sus ojos -. ¿Qué has hecho? No sabía que me esperarías así.

- ¡Ni una mierda Joanne! – espeta furioso -. ¡Lárgate ahora mismo!

La chica se descubre y es entonces cuando me mira. No sabía dónde meter la cabeza, su rostro detonó furia inminente y me sentí culpable.

¿Entonces no me ama?

Me ha engañado todo este tiempo.

- Yo, ya me voy...

Pero al intentar salir me detuvo del brazo.

- No, ella se va – el chico demasiado molesto me presiona con algo de fuerza -. Llamaré a la policía y pondré una orden de restricción, no me dejas otra alternativa.

Me jala hacia adentro y azota la puerta en el rostro de la chica.

Sentir culpa es horrible, pero por un momento me siento contenta de que me haya escogido.

- Debo irme – apenas y sale mi voz -. Yo no tengo nada que hacer aquí.

- Discúlpame por todo el drama pequeña – me levanta en sus brazos y me lleva a la recamara -. Esa mujer es mala y es la que destruyó mi tienda.

Me recuesta en la cama y se tumba a mi lado.

- ¿Ella es la mujer que te abandono?

- Joanne, así es – suspira al escuchar el timbre de nueva cuenta -. Es tan difícil toda esta situación, es una mujer interesada que solo quiere dinero.

Permito que me rodee entre sus brazos y nos cubra una vez más con la manta, sintiendo el paraíso a su lado.

Te encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora