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No fue solo una vez. Con el paso de los días y las semanas Wooyoung siguió consumiendo, aumentando la frecuencia lentamente, queriendo autoconvencerse de que lo hacía porque necesitaba despejarse y que podría controlarlo, repitiéndose mentalmente las palabras que había oído de parte de Yunho.

Dormía varias veces en casa de San, este notaba cómo de a poco su novio caía y eso le generaba una angustia enorme, pero no sabía qué hacer al respecto ya que el otro estaba totalmente convencido de que no tenía ningún tipo de adicción y no aceptaba comentarios sobre eso. Por las mañanas cuando el pelinegro ya había dejado el lugar, Wooyoung y el de pelo celeste tomaban juntos los días que se quedaba allí.

En breve y cuando quiso darse cuenta, compraba sus propias bolsitas con el dinero que recibía de mesada y el consumo era casi diario pues una gran sensación de incomodidad y ansiedad lo golpeaban en el momento que recordaba los polvos blancos, solo calmándose cuando estaban en su interior fluyendo por sus venas.


En ese momento se encontraba en Sector 1 con su grupo de amigos, a la espera de que llegue Choi. Felix le hacía compañía bailando a su lado, ambos se complementaban bien en la danza provocando que varias miradas se posen en el dúo. Mingi, Yunho y ahora también Jongho, preferían mantenerse algo apartados en su característico lugar, disfrutando de la música o su viaje de forma más retraída. Yeosang había desaparecido hacía rato con Seonghwa, esos dos últimamente pasaban bastante rato juntos ahí dentro, le preguntaría a su amigo qué se traía entre manos. A Soyeon hacía tiempo no la veía en el antro, aunque la había cruzado alguna que otra vez en la parte inferior de la estación central. Su condición no parecía buena, viéndose demasiado pálida, delgada y con ojeras.

Hacía aproximadamente una hora que estaba en ese lugar y comenzaba a sentirse ansioso, rogando que su pareja no tarde mucho más en llegar. Se mantuvo limpio todo el día pues tenía una idea en mente que lo requería, pero no podía llevarla a cabo aún ya que no dependía solo de él.


Bufó cansado y, en ese preciso instante, apareció en su campo de visión aquel hermoso pelinegro de actitud despreocupada. Prácticamente corrió a su encuentro, ese día estaba todavía más emocionado de verlo, aunque también algo nervioso. El mayor lo recibió con una amplia sonrisa y los brazos abiertos, tomándolo entre ellos cálidamente mientras que el castaño se colgaba de su cuello.

— Hola bebé. —saludó tiernamente, acariciando sus cabellos— ¿Me extrañaste?

Jung asintió eufóricamente y luego se separó levemente para verlo mejor. — Sannie... —dijo en un suspiro dejando escuchar un tono suave y meloso, intercalando su mirada entre los ojos y la boca del contrario.

Sin esperar respuesta, Wooyoung se abalanzó sobre sus labios con algo de fuerza, provocando que el cuerpo del moreno choque contra la pared detrás de él, sorprendiéndolo por el inesperado ataque. Obviamente, no le negaría nada a su novio, por lo que en cuanto recuperó la compostura lo tomó por la cintura atrayéndolo aún más a su cuerpo y correspondió el beso siguiendo el ritmo acelerado que había propuesto el menor. Era la primera vez que lo veía actuar de esa forma y no pudo evitar sentirse embelesado por ello, comenzando a creer que el bello chico de lunares sería su mayor debilidad.

Sus lenguas bailaron juntas, recorriendo cada espacio de sus bocas y lamiéndose entre ellas. San pronto llevó su mano hacia el cuello del de mechas de forma casi automática, ejerciendo algo de presión hasta que tuvieron que separarse por la falta de aire, ya que sus respiraciones estaban más que agitadas por la urgencia con la que se tomaron. Choi mordió ligeramente el labio inferior del contrario, tirando un poco de este y luego lo observó deseosamente aunque confundido, sin entender todavía el motivo de su recibida tan desesperada.

Under the Influence - SanWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora