Epílogo: Luna Menguante

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El zumbido de las luces fluorescentes llenaba la habitación del hospital, acompañado por el débil pitido de las máquinas. Wooyoung abrió lentamente los ojos, sintiendo el peso de la realidad aplastándolo. Le tomó unos cuantos segundos descifrar dónde estaba y qué hacía ahí.

Había sobrevivido, a pesar de todo. Su mente se remontó al oscuro túnel de la sobredosis, y luego al momento en que todo se volvió negro en cuanto se golpeó la cabeza.

Sintió un dolor punzante en ella, aproximadamente en su sien izquierda y emitió un quejido por ese motivo. Casi instantáneamente oyó un jadeo de sorpresa cercano a él, lo cual llevó su mirada débil en esa dirección, encontrándose con la figura de su madre ya arrimándose a su lado con prisa. La preocupación en sus ojos dejaba en claro lo mal que la había pasado mientras él estuvo inconsciente.

Momentos después visualizó a su hermana, estaba allí también. Más de un año sin tener contacto con ella, y su reencuentro era de esa forma. Wooyoung no sabía cómo enfrentarlas, sintiéndose culpable y avergonzado por el camino que había tomado.

— Estás despierto, Woo. Gracias al cielo. —susurró su madre percibiendo como el aire volvía a ingresar a sus pulmones, tomando su mano con ternura.

Él asintió con la cabeza suavemente y con la mirada algo perdida, incapaz de articular palabra. La presencia de su familia lo conmovió, removió algo en su pecho, pero también lo llenó de temor. ¿Cómo podría verlos a los ojos después de todo lo que había hecho?

— Idiota. —escuchó a pocos pasos de la cama donde reposaba— ¿En qué estabas pensando? —continuó la voz femenina, y pudo ver cómo Minnie se acercaba a su otro lado con un rostro que evidenciaba cansancio y angustia.

El castaño aceptó cada uno de los reproches que tenía para decirle, sabiendo que lo merecía. Sin embargo, no pudo evitar que un puchero tembloroso se formara en sus labios mientras que unas cuantas lágrimas se ocupaban de mojar sus párpados. Mantuvo la cabeza gacha, sintiéndose demasiado apenado por lo que había ocasionado en sus seres queridos.

— ¡Dijiste que me esperarías para hacer estupideces! —la menor recriminó, rompiendo en llanto segundos después a la vez que se abrazaba contra su cuerpo con fuerza.

— Minnie, no es el momento... —intentó calmar la mayor.

— Está bien, mamá. —interrumpió Wooyoung, dirigiéndole una mirada de agradecimiento y rodeando a su hermana con ambos brazos tranquilamente, con cuidado de no tirar de la vía que se hallaba conectada a su mano— Lo siento. —habló para las dos, con su garganta raspando al no haberla usado en un tiempo.

— Iré a buscar al doctor. —mencionó su madre con una pequeña sonrisa, queriendo darle espacio a sus hijos.

El menor asintió despacio y volvió la vista a la chica que lloraba contra él. — Min...

— No. —cortó en un tono duro, separándose para observarlo y limpiando aquellas gotas saladas de sus mejillas— ¿Por qué querías morir? —indagó con su ceño fruncido, queriendo comprender lo que pasaba por su cabeza.

— No quería hacerlo, creo. —soltó en un suspiro, refregando sus ojos lentamente— Han pasado muchas cosas.

— No viajé 5 horas para que no me lo cuentes. —replicó, aproximando una silla para sentarse a su lado, aún algo enojada, pero feliz de verlo con vida.

— ¿Cuánto tiempo ha pasado? —preguntó, escudriñando con sus pupilas la habitación deprimente donde se encontraba.

— Unos cuatro días, Woo. —contestó, ablandando su tono al ver la preocupación del otro.

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2023 ⏰

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